La final del Abierto de Palermo entre La Dolfina y Ellerstina se desarrollaba con total normalidad en el Campo Argentino de Polo. El equipo de Adolfo Cambiaso llevaba una leve ventaja en el marcador, mientras que el conjunto de los hermanos Pieres daba batalla con el objetivo de remontar el resultado y quedarse con la corona en el prestigioso certamen.
Sin embargo, la normalidad del juego se vio alterada por una acción que llevó preocupación a los presentes. Juan Martín Nero, de La Dolfina, sufrió una dura caída. No solo impactó contra el piso, sino que su caballo le pasó por encima y lo aplastó.
Los segundos posteriores a la caída fueron de extrema incertidumbre. El polista quedó tendido inmóvil sobre el césped y sus colegas, tanto sus compañeros de su equipo como sus rivales, se bajaron de sus caballos para ayudarlo. En las tribunas, los gestos de familiares y allegados de Nero eran de extrema preocupación.
Inmediatamente, la ambulancia ingresó al campo de juego y los médicos atendieron al jugador oriundo de Trenque Lauquen. Sus leves movimientos comenzaron a llevar tranquilidad al resto de los protagonistas del duelo y también a los miles de espectadores que se acercaron hasta el estadio para disfrutar de una tarde con el mejor polo del mundo.
A pura determinación, y con el aval de los profesionales, Nero se recuperó del duro golpe y volvió a jugar. Sin embargo, su estadía dentro del terreno fue corta: debió ser reemplazado a los pocos minutos por el brasileño Rodrigo Ribeiro de Andrade por precaución.
El jugador de la Dolfina vivió los últimos momentos del partido desde afuera pero, a pesar de los golpes y de los evidentes gestos de dolor (se lo vio rengueando), pudo sumarse a los festejos junto a sus compañeros. El equipo de Cañuelas -que venía de consagrarse en Hurlingham- se impuso en la final por 16-12 y se alzó con el Abierto de Palermo por séptimo año consecutivo.
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