Durante los últimos minutos del partido del sábado pasado ante Independiente, Solange Tarsia rompió en llanto. La tristeza de la capitana de El Porvenir nada tenía que ver con la dura derrota por 4-0, sino con una impotencia que excedía los límites del campo de juego. Una vez que terminó el encuentro, habló ante los medios de comunicación y dio detalles de la dura situación que atraviesan las jugadoras del conjunto de Gerli en el marco del primer torneo femenino profesional de la Argentina.
El reclamo del equipo femenino de El Porvenir apunta a cuestiones económicas pero, sobre todo, a sus condiciones laborales. Las jugadoras denuncian que no pueden entrenar en la cancha del club y que tienen que hacerlo en un predio municipal. Desde la institución tampoco les proveen materiales básicos como pelotas, pecheras o conos. Ni siquiera les dan el agua, ellas mismas deben cargar sus botellas en las canillas.
“Hay muchas cosas que faltan y eso es lo que más lástima nos da. Son cuestiones que no necesitan de plata y no les costaría nada dárnoslas”, dijo Tarsia a Infobae, y contó que son ellas y el cuerpo técnico las que se encargan de conseguir los materiales para poder hacer fútbol durante las prácticas y no tener que limitarse solo al trabajo físico.
Las carencias y la falta de apoyo redundan directamente en el desempeño del equipo y les genera desventajas en relación a rivales que cuentan con mayor infraestructura y mejores condiciones. Es por eso que El Porvenir está anteúltimo en la tabla de posiciones, con solo dos puntos en diez partidos. De esta manera, en la segunda parte de la temporada jugaría en la Zona Permanencia, la cual definirá a los tres equipos que descenderán.
En marzo de este año, al anunciar la profesionalización de la Primera División del fútbol femenino, Claudio “Chiqui” Tapia precisó que la AFA se encargaría de transferir a los clubes una cifra cercana a los 120 mil pesos mensuales para que estos pudieran afrontar los salarios de sus jugadoras. Cada club debía firmar, como mínimo, entre ocho y once contratos. En el caso de El Porvenir, las jugadoras decidieron repartir ese dinero entre las 18 integrantes del plantel, hayan firmado vínculo o no. De esta manera, cada una percibiría un “sueldo” de entre 3 y 5 mil pesos por mes.
La capitana de El Porvenir explicó que el dinero que envía la entidad de la calle Viamonte está llegando con regularidad al club, pero que aún así existe una deuda importante con el plantel: “Hay algunas que cobraron solo tres meses, otras dos, otras uno y otras nada”.
El apoyo del cuerpo técnico encabezado por Pablo Sosa a las jugadoras no pasó desapercibido dentro del club. Tarsia comentó que al entrenador y a sus colaboradores ya les comunicaron que no seguirán en el cargo. De consumarse esta salida, ellas no se presentarán a jugar en la primera fecha del 2020, cuando se reanude el certamen luego del receso de verano.
“El año que viene vamos a seguir las 18 porque estamos muy unidas. Muchas quisieron bajarse antes, pero Pablo (el DT) nos trajo un coach para hablarnos. Lo que pasaba era que nos mentían, (en el club) decían que algunas cobraban veinte mil pesos y otras dos mil. Eso armó ‘un lleva y trae’, un lío. Entonces el coach nos enseñó a trabajar más en grupo y que si estábamos unidas nadie nos iba a poder ganar la batalla”, recalcó la defensora, que comenzó a jugar fútbol 11 en El Porvenir hace cinco años, cuando la disciplina inició su camino en la Primera B.
En la previa del partido ante Independiente, durante la formación inicial, las jugadoras del “Porve” alzaron sus puños al aire en señal de protesta. Ese gesto de lucha fue replicado por otros planteles (River, Defensores de Belgrano-UBA, Racing, Estudiantes de La Plata, Platense, Lanús y Excursionistas, entre otros) que se solidarizaron con sus colegas durante el correr de la fecha.
En un fútbol femenino caracterizado por los lazos de solidaridad y por las ansias de construir un deporte bajo nuevo principios de unión, el colectivo denominado “Futbolistas Unidas Argentinas” expresó: “Invisibilizarnos también es violentarnos. Por eso nos unimos: para decir basta y ponerle imagen y voz a todas las desigualdades que sufrimos a diario. Nuestras compañeras de El Porvenir no están solas. Nos tenemos siempre”.
La protesta de las jugadoras del conjunto de Gerli se viralizó el fin de semana en las redes sociales. Canales de televisión, radios y portales de noticias se hicieron eco de esta situación. Incluso, al escuchar que no tenían materiales para entrenar, una casa de indumentaria se puso en contacto con el plantel y les ofreció enviarles un juego de pecheras sin costo alguno. Sin embargo, desde la dirigencia no hubo respuestas de manera oficial. “Hasta el momento nadie se acercó a hablar, no tuvimos ningún llamado”, lamentó Tarsia.
Con el apoyo público de sus colegas y de abogados, las jugadoras de El Porvenir enviarán una carta documento al club para que regularice su situación: quieren cobrar lo que les deben y, sobre todo, que les aseguren las condiciones de trabajo que les corresponden como representantes del equipo de Primera División de la institución.
“No queremos que quede solo en algo viralizado. La estamos pasando mal, pero las 18 nos prometimos terminar la primera parte del torneo de la mejor manera y unidas. Encima desde el club nos dicen que nos quieren bajar de la disciplina porque damos vergüenza. Vergüenza les tendría que dar a ellos no darnos dos pelotas para entrenar”, arremetió Tarsia.
SEGUÍ LEYENDO: