Crónica del partido de Boca más politizado de los últimos años

Con los candidatos de las elecciones presentes, los hinchas se hicieron escuchar y hubo clima político como hacía rato no se sentía en la Bombonera. Los detalles de una jornada marcada por los aspirantes al trono

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Riquelme volvió a la Bombonera
Riquelme volvió a la Bombonera y vio el partido de Boca junto a Sebastián Battaglia y el Chelo Delgado (FotoBaires)

Se suponía que el clima iba a estar tenso y caldeado. Como si fuera uno de esos especiales partidos por Copa Libertadores. El equipo de Gustavo Alfaro se jugaba la punta de la Superliga ante Argentinos Juniors pero los candidatos a presidente en las próximas elecciones de Boca también disputaban su propio partido. Christian Gribaudo, por parte del oficialismo, Jorge Amor Ameal representado por la figura de Juan Román Riquelme, por una oposición, y José Beraldi por la otra.

Con la confirmación de la ausencia de Diego Armando Maradona temprano, el compromiso entre el Xeneize y el Bicho se palpitó desde temprano.

Las redes sociales comenzaron a viralizar imágenes desde La Boca con caretas de Riquelme tiradas en el piso justo en las narices de los cacheos policiales previos a los ingresos a la Bombonera. Esta situación se registró temprano, cuando se abrieron las puertas de la cancha.

Desde la agrupación de Ameal no tardaron en publicarlos y viralizarlos. Desde la Policía explicaron que se debió a motivos de seguridad. Lo cierto es que cientos de rostros de Román quedaron privados de ser exhibidas en las tribunas, aunque otros tantos sí se vieron. Argumentaron, más tarde, que por reconocimiento facial los hinchas debían quitárselas. Aunque algunos aseguraron que el antifaz fue impedido más allá de la manera en que se portara. Los amealistas acusaron al oficialismo. El oficialismo se desligó del tema. Y con el ídolo ya instalado en su lugar, las redes sociales oficiales de Boca le dieron la bienvenida.

Román se adentró en la Bombonera aproximadamente a las 19 y fue acompañado en todo momento por una marea de fanáticos que lo frenó en cada paso que quiso dar. JRR estuvo acompañado por el Chelo Delgado y Sebastián Battaglia, a quienes presentó hace horas como sus aliados dentro del proyecto de Ameal que lo contempla como posible vicepresidente segundo.

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Después de un centenar de selfies en la zona de estacionamientos, atravesó los molinetes, se encontró con Mario Pergolini y caminó hasta la zona de palcos. A escasos metros, sobre la calle Irala, unos carteles con el rostro de Jorge Ameal y la palabra descenso ridiculizaban al candidato opositor. “El peor presidente de la historia”, rezaba el cartel.

Boca AAAJ

Enterado de la situación de sus mascaras vetadas, Riquelme cruzó fuerte a Daniel Angelici y Gribaudo, acusándolos de no ser hinchas de Boca y deslizando que la situación previa al partido con Argentinos fue premeditada por el oficialismo. Al ser consultado por su fanatismo xeneize en una entrevista con Infobae la semana pasada, Gribaudo respondió: “Cuando vos en tu vida hacés las cosas bien, mirás a la gente a los ojos, dormís tranquilo, tenés convicciones, ideas, sueños, te formaste y sos profesional, sos buen amigo, buen padre de familia, ¿qué te van a decir? Tienen que inventar algo, ¿no?”. Parece que a Román le dio por la nostalgia y metió los pies en el barro otra vez como cuando jugaba picados de pibe. Claro está, ahora la tierra mojada puede ser más peligrosa que la de su Don Torcuato natal.

Riquelme también tuvo un entredicho con Leandro Tato Aguilera, quien estaba al aire para Radio Mitre. “Tu jefe (Angelici) debe estar enojado de que esté acá”, le dijo el ex futbolista. El colega más tarde hizo un descargo a través de su cuenta de Twitter.

Como había sucedido en el duelo anterior ante Unión de Santa Fe, los simpatizantes de las tribunas Sur comenzaron a corear el apellido de Román. El cántico fue prácticamente generalizado y tuvo más fuerza que el fin de semana pasado por la presencia de lujo en el estadio. La cuestión que surge de cara a las elecciones es: ¿todos los que lo ovacionaron votarán a Ameal o algunos lo respaldan como ídolo emblemático de la institución y se inclinarán por otro candidato? Los resultados se conocerán en una semana.

Atrás de esa marea de
Atrás de esa marea de gente, Riquelme se tomaba fotos con los hinchas

De un lado, Riquelme, Battaglia y Delgado observaron la acción. En otro palco Beraldi lo vio con su compañero de fórmula Royco Ferrari y sus laderos Blas Armando Giunta y Jorge Ribolzi, que trabajarán con él si es elegido el 8/12 (además presentó a Gabriel Batistuta como manager de su equipo de trabajo). Y en otro sector estuvo Gribaudo con Jorge Locomotora Castro, el ex boxeador confeso fanático boquense.

La transmisión de la televisión mostró a todos los candidatos por igual evitando excederse con el esperado retorno del 10, que montó en la Bombonera su tercer evento de campaña consecutivo después de visitar y dialogar ante hinchas de Florencio Varela y Pompeya en los días anteriores.

Ferrari, Ribolzi, Giunta y Beraldi
Ferrari, Ribolzi, Giunta y Beraldi disfrutaron el partido en uno de los palcos

En cuanto al análisis futbolístico, algunos vieron el vaso medio lleno y otros el medio vacío. “No pudimos en el último partido en casa”, tuiteó Ameal, al mismo tiempo que repudió el suceso con las caretas. “Terminamos con un empate pero seguimos arriba”, valoró Gribaudo. Beraldi simplemente hizo acto de presencia en las redes y compartió una foto con Blas, Ribolzi y Royco.

De fútbol, poco y nada. Al conjunto de Alfaro pareció escurrírsele uno de esos partidos en los que no fallaba estando arriba en el tanteador. Argentinos, con una sola magnífica combinación de ataque en el complemento entre Batallini y Silva, encontró la igualdad y se aferró a ella para salir ileso de la Ribera y mantenerse en lo más alto del campeonato. A Boca no se le cayó una idea y antes de que finalizara el partido, el “Riqueeelme, Riqueeelme”, volvió a escucharse fuerte. Muchos habrá querido hacer ruido político citando al 10, aunque otros le habrán querido enviar un mensaje a Alfaro para que lo pusiera un rato en la cancha.

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