Desde que Fernando Espinoza marcó el final del partido en el triunfo ante Talleres por 1 a 0, la mitad de La Plata comenzó su procesión. Cientos de miles de hinchas peregrinaron desde el estadio Único hacia 1 y 57, donde Estudiantes recuperó su identidad.
Fue una especie de vigilia en la que más de 200.000 almas se movilizaron durante toda la jornada. Incluso los más fanáticos optaron por pernoctar en las inmediaciones donde se inauguró oficialmente su nueva casa.
Los potreros que bordean la Calle 120 quedaron vacíos. El Bosque, desierto. En la Ciudad de las Diagonales reinaron los colores rojo y blanco.
Señores vamos a volver a 1. El sueño se hace realidad…
La cancha que me llevó mi viejo. La historia de Estudiantes está acá.
Porque vamos a volver, donde yo te conocí; donde yo jure que por vos iba a morir...
De madera de tablón, donde jugó el Narigón. Donde tantas veces yo llore por vos…
El himno de la procesión se silenció por unos instantes cuando las pantallas gigantes del nuevo hogar se encargaron de repasar la nutrida historia del León. Desde su fundación hasta los momentos más emotivos. Con los títulos más destacados y la cantidad de filiales que nacieron alrededor del mundo. “El club no porteño con más fanáticos en el interior”, se enorgulleció la voz en off que acompañó a las imágenes.
Las postales que arrojó el momento de la demolición del antiguo estadio representaron un dolor profundo. Cada martillazo fue un golpe al corazón. Una cicatriz que sanó después de 15 años, cuando Estudiantes volvió a 1 y 57.
Una cancha moderna, lujosa y sustentable. Con un eco-parking caracterizado por su energía solar renovable y capacidad para 30.000 personas, el Pincha regresó a su hogar.
El juego de luces amarillas, rojas y blancas, con fondo verde y lila, acompañó el ritmo de La Bomba de Tiempo para que el show comience al ritmo de una percusión contagiosa y electrizante. Una especie de Prende y Apaga que va en contra de la filosofía pincharrata. “Antes, cuando se cortaba la luz en el estadio había que esperar como media hora para que se vuelvan a encender los focos. Con la tecnología que aplicamos, ahora es de inmediato”, le dijo a Infobae Eduardo Álvaro, director comercial de Signify. Por lo tanto, el recurso del corte para enfriar algún partido caliente no podrá emplearse en 1 y 57, donde Mario Santos, Gabriel Medina y Pablo Lamponne explicaron al detalle cuál fue su último operativo.
La misión que buscó devolverle la casa a Fehler llevó años. Hubo acuerdos con distintos gobiernos, recaudación de fondos, adquisición de tierras, recreación de planos… Un trabajo que concluyó con la intervención de Emilio Ravenna en el encendido de los impactantes fuegos artificiales que dieron por inaugurado el nuevo estadio.
Por su parte, los hinchas también fueron parte del show al exponer sus celulares con las pantallas rojas y blancas cuando las instalaciones quedaron a oscuras. Fue el momento del protagonismo en las tribunas hasta que un golpe seco de luz blanca paralizó el tiempo y el espacio. La música de Queen, Michael Jackson, Metallica y Kiss sirvió para que reaccione el público. Y la adrenalina aumente.
El cierre a cargo de Diego Torres fue un claro mensaje para Tratar de estar mejor. Por lo tanto, cuando la voz de Osvaldo Principi se apoderó de los parlantes, la euforia se instaló de inmediato. “Lo están masajeando... Prepara su discurso de pizarrón... Se ata el último cordón… La hinchada le mueve el vestuario”...
Mire, mire qué locura. Mire, mire qué emoción. Esa es la famosa Bruja que volvió a Estudiantes para ser Campeón.
La ovación que bajó desde las tribunas le permitió a Juan Sebastián Verón iniciar su testimonio. “¿Les gusta la nueva casa?”, preguntó el presidente del club, y continuó: “Fue un anhelo volver a un lugar tan importante, porque acá no sólo se construyeron (y se seguirán construyendo) sueños, sino que también se formaron y se formarán familias”.
Muchas gracias Brujita (...) Por volver a Estudiantes, por sacarnos primeros, por la Libertadores, por el estadio nuevo, respondieron al unísono todos los fanáticos desde sus butacas.
El diálogo entre el ídolo y los hinchas siguió con una fluidez sorprendente. “Mi corazón está feliz. No es un punto de llegada, es un punto de partida para crear sueños nuevos”, enfatizó Verón. Y aclaró: “Esto se compara con algo que nació y fue creciendo con amor, tolerancia y sacrificio”.
Con el recuerdo de Carlos Salvador Bilardo, quien quedará inmortalizado con una estatua suya, y el homenaje a los campeones del mundo de 1968 el fútbol fue el espectáculo ideal para que Estudiantes recupere su identidad.
Glorias del presente y del pasado como Juan Ramón Verón, el Bocha Flores, Marcelo Trobbiani, Mariano Andújar, el Chavo Desábato, el Chapu Braña, Chiquito Bossio, el Tano Piersimone, José Luis Calderón, Rolo Schiavi, el Tecla Farías, Miguel Ángel Russo y Alejandro Sabella, entre otros, animaron un entretenido y divertido empate que terminó con un tinte burlón hacia Gimnasia: 7 a 7.
El Pincha comenzó a escribir un nuevo capítulo de su historia. La escuela de Zubeldía reabrió sus puertas.
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