El torneo Clausura está en riesgo de suspensión desde este lunes en Bolivia debido al conflicto social que azota el país y amenaza con comprometer la disputa de una nueva fecha liguera, que sería la quinta desde octubre, con un total de 35 partidos postergados.
La única solución posible por el momento “es la reprogramación” de las cinco fechas suspendidas, dijo Freddy Téllez, directivo de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), que mantiene reuniones constantes para valorar la continuidad del campeonato, interrumpido el pasado 19 de octubre por la 16ta fecha, a 10 de la conclusión del torneo.
“Si se tiene que terminar el campeonato que se haga” propuso Jaime Cornejo, presidente del modesto club Aurora, que va colero, pero “preservando (el interés de) los equipos chicos”. La posición de Aurora es que este año no haya descenso de categoría. Si se da por concluido el certamen, únicamente ocho de los 14 equipos recibirían algún premio.
La crisis social que afecta Bolivia estalló hace tres semanas, cuando sectores de la población tildaron de fraudulento el triunfo del presidente Evo Morales en las elecciones de octubre e iniciaron una protesta que mantiene paralizadas las principales regiones del país.
“Pesa en nuestro presupuesto”, dijo el presidente de Wilstermann, Renán Quiroga. “Si el país continúa conflictuado, con bloqueos, entonces no nos convendría seguir jugando”. El capitán del seleccionado de Bolivia, Juan Carlos Arce, espera que “se solucionen los problemas pronto, que nos unamos y que la tranquilidad vuelva a cada uno de los hogares bolivianos”.
A 10 jornadas de la conclusión del certamen, el torneo doméstico está encabezado por Wilstermann (36 puntos), escoltado por Bolívar (33).
Las movilizaciones no han cesado desde que el lunes posterior a las elecciones presidenciales un repentino cambio en el escrutinio provisional pasara de augurar una segunda vuelta entre Morales y Mesa a prever el triunfo en primera para el jefe de Estado.
La muerte de dos hombres el miércoles pasado por heridas de bala en enfrentamientos entre afines y contrarios al presidente llevó al día siguiente al mandatario a pedir a ambos el cese de la violencia. Las protestas fueron aún violentas el jueves pero ya no tanto el viernes y el sábado tuvieron mucho menos intensidad por la festividad de los difuntos, muy arraigada en el país.
Además, este domingo volvieron los bloqueos de calles en ciudades como La Paz y Cochabamba con algo más de repercusión, pero sin incidentes relevantes.
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