Una mezcla de tristeza, preocupación y contrariedad. Así era el semblante de Marcelo Gallardo la tarde del 23 de enero de este año. River acababa de sufrir ante Unión, en el Monumental, la segunda caída consecutiva en cuatro días y dejaba pasar una chance inmejorable de prenderse en la lucha por el título de la Superliga que terminó en manos de Racing. Al igual que en el traspié previo frente a Defensa y Justicia, había puesto a la formación titular. Sin embargo, la escasa preparación que tuvo el equipo tras la consagración ante Boca en Madrid, el tercer puesto en el Mundial de Clubes de Emiratos Arabes, unas breves vacaciones y una pretemporada que estuvo lejos de ser la ideal por su corta duración y porque la lluvia complicó el estado de las canchas en Punta del Este, conspiraron contra los deseos del Muñeco de entreverarse en la lucha por el campeonato local, una de sus cuentas pendientes junto al Mundial de Clubes. Cuatro días después, River perdió el tercer encuentro que tenía pendiente de 2018 ante Patronato, también como local, y sus chances de pelear el campeonato se terminaron de esfumar. “Ya nos vamos a amar con la Superliga”, dijo Gallardo aquel día, desencantado pero tratando de desdramatizar la situación: después de todo, venían de ganarle a Boca en el Santiago Bernabéu la final más deseada de todas poco menos de dos meses antes.
Revanchas que da el fútbol, hoy su River se prendió en la pelea grande por la Superliga. Está a tres puntos del líder Argentinos Juniors, y a la espera de que esta noche Boca deje puntos en el camino en su visita a Lanús para que no se vuelva a trepar a la cima. Se trata, el actual, del tercer mejor comienzo de un campeonato local en el ciclo de Gallardo, después de los de 2014 y 2015. Es, por añadidura, el más auspicioso arranque de los últimos cuatro años.
River suma 21 puntos sobre 33 posibles, producto de seis victorias, tres empates y dos derrotas. Con Gallardo, en 2014 a esta altura tenía 25 puntos y en 2015, reunía 24. En medio del proceso más ganador y glorioso de la historia del club por los diez títulos (siete internacionales y tres copas nacionales) y por las victorias en los cinco mano a mano ante Boca, la levantada de los últimos partidos le permite entusiasmarse con ir por todo en las tres competencias que afronta: el 23 de noviembre jugará la final de la Libertadores ante Flamengo en Santiago de Chile, y el 14 de noviembre enfrentará a Estudiantes de Buenos Aires, en el Kempes de Córdoba, por una de las semifinales de la Copa Argentina.
“Las claves de este equipo son el convencimiento y el deseo permanente de ganar todo lo que jugamos. Vamos por todo”, asevera Javier Pinola, hoy capitán del equipo al haber perdido la titularidad Leonardo Ponzio.
River jugará cuatro partidos más por la Superliga antes del receso de fin de año porque pedirá la postergación del clásico ante Independiente, previsto para el 27 de noviembre, debido a que el 23 irá por la quinta Libertadores de su historia ante Flamengo. Además, el 27 está programada la final de la Copa Argentina, a la que River llegará si le gana a Estudiantes de Buenos Aires.
Los encuentros que le quedan antes de fin de año son contra Aldosivi, el próximo sábado en Mar del Plata con la presencia de ocho mil hinchas en las plateas del José María Minella; el domingo 10 de noviembre ante Rosario Central, a las 11 en el Monumental; el 1 de diciembre frente a Newell’s, en Rosario; y el 8 de ese mismo mes ante San Lorenzo, en el Monumental. En el cuerpo técnico comandado por Gallardo consideran esencial que el equipo termine primero el año o a lo sumo bien cerquita de la punta porque en 2020 lo espera un fixture a priori más accesible. Y los hinchas están más que entusiasmados con volver a ganar el campeonato después de cinco años: el último fue en 2014, con Ramón Díaz.
El problema para el año próximo podría ser la posibilidad de que tenga un calendario superpoblado de partidos con la disputa de los juegos que restan de la Superliga, de la Libertadores (para evitar el Repechaje deberá ganar la edición actual o la Copa Argentina) y la chance de que juegue la Supercopa Argentina y la Recopa Sudamericana.
En 2020, River debería jugar ocho encuentros por el campeonato local en apenas 35 días: el 26 de enero ante Godoy Cruz, en Mendoza; el 29 frente a Central Córdoba de Santiago del Estero, en el Monumental; el 2 de febrero contra Unión, en Santa Fe; el 9 de febrero ante Banfield, de local; el 16 de febrero irá a La Plata para medirse con Estudiantes; el 23 recibirá a Defensa y Justicia; y el 1 de marzo visitará a Atlético Tucumán. Habrá que ver para cuándo le reprograman el clásico contra Independiente, en el Libertadores de América. La Superliga finalizará el 1 de marzo debido a que entre el 12 de junio y el 12 de julio se jugará la Copa América de Selecciones en Argentina y Colombia.
Gallardo dirigió a River en seis campeonatos de liga desde que asumió a mediados de 2014 y el actual es el séptimo. Una de las mejores ubicaciones fue el subcampeonato de 2014, detrás de Racing, un torneo que dejó escapar en las últimas fechas debido a que el Muñeco decidió priorizar a los titulares para las semifinales de la Copa Sudamericana que le ganaron a Boca y en la que luego dieron la vuelta olímpica frente a Atlético Nacional de Medellín. Al año siguiente, finalizó en la novena posición en el Campeonato de Primera División obtenido por Boca pero ganó la Copa Libertadores. En el campeonato local de 2016 también terminó noveno. En el torneo de la temporada 2016/2017 también salió segundo, pero en este caso detrás de Boca. Terminó octavo en el campeonato de 2018 y cuarto en el torneo anterior.
River es el equipo del momento en el fútbol argentino y, sostenido en un nivel de juego por lo general convincente, mantiene abiertos los tres frentes en los que compite. Gallardo ya coquetea con la Superliga y espera terminar de enamorarla en 2020.
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