Las dos últimas carreras de Lewis Hamilton en México habían ido de lo trágico a lo sublime, al finalizar noveno y cuarto respectivamente. Sin embargo, ambos resultados le bastaron para salir campeón mundial de la Fórmula 1.
Esta vez las cosas ocurrieron a la inversa. El piloto de Mercedes ganó por segunda ocasión el Gran Premio de México -su victoria 83 en la máxima categoría- pero la osadía de su coequipero Valtteri Bottas lo dejó imposibilitado de celebrar su tercer título consecutivo de F1 en el asfalto del Autódromo Hermanos Rodríguez.
“Fue una de las carreras más difíciles de correr. Era fácil cometer cualquier error, pero no lo cometimos”, reconoció el británico de 34 años al término de la carrera. “Trabajamos como el equipo número uno que somos y vamos a trabajar siempre juntos. Sabemos que inspiramos a la gente y a nosotros mismos”.
Hamilton no solo celebró su segunda corona mexicana y la octogésima tercera victoria de su carrera en el Gran Circo. Su bandera a cuadros significó el triunfo número 100 de la escudería de las flechas plateadas. Lo logró al imponerse a un Sebastian Vettel de Ferrari que especuló cuando se encontraba en el liderato y con quien reavivó su milenaria rivalidad.
Hamilton aseguró en la rueda de prensa que Vettel había intentado bloquearlo en la salida, a lo que el alemán aseguró que no le vio. “Pero si te hubiera visto, lo habría intentado, sí”, bromeó el cuatro veces campeón mundial.
“Realmente tuve una muy buena salida y estaba tratando de adelantar a los Ferrari, acercándome, acercándome y pensé 'Estoy en la línea blanca, no tengo dónde ir”, le respondió el británico.
Y es que la arrancada volvió a ser –como ha sido en otros años- un auténtico embotellamiento, una perfecta parábola de lo que pasa día con día en la Ciudad de México. Justo en la salida fue que el holandés Marx Verstappen acabó rezagado y Bottas tuvo que remar contracorriente tras perder algunos lugares.
“Trabajamos como el equipo número uno que somos; vamos a trabajar siempre juntos. Sabemos que inspiramos a la gente y a nosotros mismos”, manifestó Hamilton.
En un autódromo a 2.240 metros de altura, Hamilton apostó por una sola parada en pits, lo cual hizo que terminara con su coche en malas condiciones, pero le alcanzó para imponerse.
“Tenía mucho daño mi coche, la carrera fue de mucha lucha. Mi equipo hizo un gran trabajo en la estrategia en la parada y esa fue la clave”, reconoció.
Sin embargo, ni las condiciones geográficas ni las climatológicas –al registrarse un intenso calor que gradualmente se convirtió en una estrepitosa tormenta-, hacen que Hamilton siquiera dude un instante en confirmar su amor por esta fecha en el calendario del máximo circuito.
“Me encanta correr aquí, esta es una carrera que quería ganar, quiero ser humilde en este triunfo, con esta afición y con el equipo que hizo una formidable estrategia”, abundó. “Quiero aplaudir a esta afición, que es la mejor que he visto”.
Lewis Hamilton llegó a 365 puntos en la temporada tras su espectacular victoria en México. Aunque no pudo conquistar su tercer título en fila en territorio azteca, su sexto título mundial -si no ocurre un imprevisto- logrará alcanzarlo el próximo 3 de noviembre en Austin, Texas.
O en el peor de los casos, el 17 en Brasil y hasta el 1 de diciembre en Abu Dabi. Como si se trataran de tres match points en tenis. En caso de lograrlo, se colocará a un título del alemán Michael Schumacher, el más laureado en la historia del deporte motor.
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