Se suponía que el Foro Sol sería un templo tan sagrado como exclusivo para los amantes de la música y el béisbol. Pero el recinto dejó de albergar los partidos de los Diablos Rojos del México de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) 14 años después de que fuera inaugurado en el 2000 para convertirse en parte angular del nuevo trazado del Autódromo Hermanos Rodríguez, que a partir de 2015 volvió a ser parte del calendario de Fórmula 1.
Desde la primera carrera que vio pasar a los mejores autos del mundo por en medio de las dos monumentales gradas alineadas como pabellón de diamante, el Foro Sol cambió de dueño y pasó a pertenecer a Sergio “Checo” Pérez.
Las más de 25.000 personas que abarrotan año con año esta zona del autódromo, no han emitido desde entonces un grito más eufórico que cuando el monoplaza rosa tatuado con el número 11 hace su aparición por esas curvas cortas. Es entonces cuando la Magdalena Mixuhca ruge al mundo un estruendoso “¡Vamos, Checo!”, como se les dice a las personas de nombre Sergio en México.
“El pasar por ahí en cada vuelta en la carrera cuando está todo lleno, es increíble. Es mi mejor momento del año, la manera en que se entrega la gente vale la pena por esos segundos cuando la gente se entrega es especial”, describió Pérez Mendoza al ser cuestionado hace unos días por la prensa sobre su sensación al pasar por el Foro Sol.
Basta con echar un vistazo en esas gradas durante un día de carrera para cerciorarse que los aficionados mexicanos tienen una clara predilección por la escala de rojos. Ferrari es por mucho la escudería favorita, por lo que es el bermellón el que predomina, entre el mar de banderas tricolor. Pero en los dos años recientes, el rosa comenzó a acaparar protagonismo en la carrera mexicana.
“¡Checo, Checo!”, se puede escuchar con claridad entre el casi unísono “¡Vamos, Checo!”, que retumba durante los escasos segundos que dedica Pérez para pasar entre las dos gradas de las que no fueron borradas sus raíces vinculadas con el béisbol.
“La diferencia la hace la gente, recibo mucho cariño y los demás también, nadie en otras carreras tiene ese ambiente”, explica el piloto nacido en Guadalajara hace más de 29 años.
Y es que tras la remodelación, pocas zonas quedaron exentas de sufrir alguna adecuación. Se anexaron algunas gradas y se hizo una nueva zona de paddock, además de una sala de prensa gigantesca, capaz de convertirse en una auténtica Torre de Babel por una vez en el año. Pero el Foro Sol mantuvo su esencia.
Mantuvo su color verde y una estructura con un estilo que cualquier estudiante de arquitectura podría adivinar la época de su edificación. Y también se mantuvieron ahí los conciertos, mismos que aunque suelen generar mayor ruido que el de una carrera de F1, no están bajo la mira de cientos de millones de personas alrededor del mundo en tiempo real.
Con el apoyo del público que estará presente en esa zona este domingo 27 de octubre y en el resto de los espacios disponibles para los casi 150.000 espectadores, el mexicano buscará colarse por primera vez al top 5, algo que jamás consiguió en sus anteriores participaciones en el GP de México. Apenas en la última edición, el de Guadalajara estaba en la quinta posición hasta que tuvo un problema con los frenos y tuvo que abandonar la carrera, para su mala suerte.
“Esperemos poder mejorar ese séptimo”, dijo en la semana sobre su mejor posición en el GP de México. “La suerte no ha estado de nuestro lado en esas carreras de casa. El año pasado veníamos dando una gran carrera pero nos quedamos sin frenos, ahora venimos en una buena racha y esperemos la podamos mantener".
Tampoco estuvo precisamente de su lado la Diosa Fortuna en la calificación. El mexicano se quedó a 8 milésimas de avanzar a la Q3, por lo que saldrá desde la posición 11 de la parrilla de salida. Un lugar que, sin embargo, no es tan malo para alguien como Checo, acostumbrado a remar contracorriente.
“Mi fortaleza es el domingo, en carrera. A lo largo de mi historia suelo hacer buenas carreras, a un buen ritmo”, explicó Pérez. “Tenemos una buena posición de largada y mañana tenemos una gran oportunidad de sumar buenos puntos”.
Porque así como no titubea para confesar su amor “al América, por supuesto”, Checo Pérez ha demostrado sangre fría desde que en 2011 debutó en el Gran Circo. Con unas manos capaces de manejar hasta al más bravo volante, con tal de conseguir su cometido.
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