La verdad sobre el futuro de Gustavo Alfaro tras la eliminación con River

Por qué el entrenador xeneize dijo lo que dijo y qué chances tiene de continuar en 2020

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Alfaro declaró en pasado pero
Alfaro declaró en pasado pero vive el presente y por el momento no ve su futuro fuera de Boca (Foto Baires)

“Es el partido de mi vida”, había declarado Gustavo Alfaro en la previa a la revancha con River, sin esquivarle al bulto. Pero a su equipo no le alcanzó. Hizo mejor las cosas que un rival que le sacó jugo al 2-0 de la ida y se quedó con el premio mayor pese a haber perdido como visitante.

El martes llegando a la medianoche en el vestuario local de la Bombonera reinó una mezcla de dolor, resignación y el sentir que se hizo todo lo que estaba al alcance. El equipo no apabulló al de Gallardo pero dio la muestra de carácter que había faltado en el Monumental. Por eso el pesar. Y por eso también el dolor a cuestas de un Alfaro al que quizás jamás se lo había visto de esa forma. Fue tal su mimetización con la ilusión de los hinchas que la eliminación lo devastó anímicamente.

Y cargando su pesada mochila de frustración se sentó ante los periodistas al lado de Carlos Tevez y afrontó las cámaras, flashes y micrófonos. Primero fue el Apache el que despejó las dudas de los cronistas presentes antes de despedirse (algo que estaba estipulado de antemano). El agradecimiento al capitán tras su última respuesta fue una invitación a la retirada, cosa que sucedió. Y desde allí empezaron las elucubraciones. “Tevez le soltó la mano”, “Tevez lo dejó solo a Alfaro en la conferencia”, “Tevez no banca más al DT”. Fueron los típicos comentarios con los que ambos protagonistas convivieron durante todo el año. Cuando el 10 jugó, cuando fue al banco y cuando no estuvo convocado.

Nada fuera de lo común dentro de un Mundo Boca que supo devorar a más de un cabecilla y no tuvo piedad ni compasión con incluso ídolos de la institución.

“Me siento orgulloso de haber estado en Boca. Para mí también fue un aprendizaje muy duro. No es fácil estar en estos vestuarios, en esta silla, soportar los escarnios públicos, la cantidad de cosas que se dijeron y que a veces te peguen con bajeza. Uno tiene que hacer silencio, agachar la cabeza y trabajar”. Las palabras de Alfaro llamaron la atención. “Haber estado en Boca” sonó a pasado, a adiós, a ciclo cumplido. Y más incertidumbre se generó después de que evitara hablar de su proyecto deportivo por las inminentes elecciones de diciembre, revelara que Nicolás Burdisso le ofreció hace unas semanas renovar su contrato y él pospusiera las charlas, y sentenciara: “Lo que quiero es terminar con estos jugadores los partidos que nos faltan de la mejor manera posible y después irme a mi casa y recuperar mi vida”.

La frase del estratega azul y oro sorprendió incluso en el riñón del club. Las formas en las que fue eliminado Boca y el buen andar en la Superliga mantienen en la silla a un hombre que lució abatido pero posee una libreta llena con situaciones límite de esta calaña.

En su primera conferencia de prensa como técnico de Boca manifestó: “No es fácil llegar a estos lugares, tuve que trabajar 25 años para llegar hasta acá, siempre ha sido cuesta arriba”. Él sabía que Guillermo Barros Schelotto y la final de América mudada a Madrid habían dejado la vara alta. Él sabía que ponía su cabeza en la guillotina después de hacer una enorme campaña con Huracán y haberse despojado de ese proyecto iniciado. Solamente él sabía del trayecto que había recorrido para tener la oportunidad de su vida, por la que -según confesó- le dijo a su padre que iba a pelear hasta las últimas consecuencias. ¿Y así y todo desechará la dirección técnica de Boca, su mayor logro profesional?

Alfaro y Burdisso piensan en
Alfaro y Burdisso piensan en el partido con Lanús del próximo jueves por la Superliga

El contacto entre manager y entrenador después del partido contra River fue tan inmediato como habitual. Tras cada cotejo oficial Burdisso y Alfaro analizan las alternativas que dejó y comparten las conclusiones. Lo mismo pasa ante el plantel. Luego de la jornada libre de miércoles, el grupo se reencontró ayer en Casa Amarilla y oyó el descargo del DT que volvió a agradecerles a los jugadores por el esfuerzo realizado en el último superclásico, tal como lo había hecho en el vestuario.

Que Alfaro habló en pasado en conferencia y despertó interrogantes es cierto, pero jamás se le cruzó por la cabeza renunciar al cargo al que le costó un cuarto de siglo llegar. Hace oídos sordos ante los que instalan nombres para sustituirlo y ante quienes construyen una realidad paralela afirmando que ya tomó la decisión de salir en diciembre. En sintonía con la secretaría técnica comandada por Burdisso, el cuerpo técnico se aboca a la visita del próximo jueves ante Lanús, donde Boca defenderá nada menos que la cima de la Superliga.

Es tiempo de masticar bronca, agachar la cabeza y no echar por la borda los esfuerzos realizados hasta el momento. El golpe copero se sintió y es posible que a este grupo de trabajo le toque cargar con el peso de los cruces superclásicos anteriores. Las revanchas en el fútbol están siempre a la vuelta de la esquina y en un club tan importante no sobra tiempo para el lamento. Este el pensamiento general puertas adentro.

El objetivo en lo que resta del semestre será obtener la mayor cantidad de puntos sobre los 18 que quedan en juego para finalizar el año en el primer lugar de la tabla. Las elecciones del 8 de diciembre resultarán vitales para conocer el futuro de Alfaro (con contrato hasta el 31 de diciembre) y Burdisso (con vínculo hasta fines de 2020). Pero de momento nadie tiene pensado bajarse del barco.

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