El River de Gallardo fue lo peor que le pasó a Boca...

Llevó la paternidad al nivel de que los hinchas de Boca no lo soporten más

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Gallardo le ganó el quinto
Gallardo le ganó el quinto mano a mano a Boca desde que asumió en River (@RiverPlate)

El fútbol tiene una de sus leyendas alrededor de Fernando Redondo. Como ese 5 genial nunca dio muchas entrevistas -y no se podía defender- se le atribuyó la idea de que lo más importante era jugar bien los últimos 15 minutos de los partidos. Que eran los únicos de los que se acordaba la gente. Lo haya pensado o no, se puede bucear sobre la idea del engaño de la última foto. A veces queda esa imagen y se distorsiona el análisis. River jugó el peor partido de los mano a mano del ciclo Gallardo contra Boca. El equipo de Alfaro ratificó su poderío en la pelota parada y estuvo a un gol de forzar los penales cuando casi nadie creía en él. Pero ésos son los últimos 15. El pase a la final de la Copa se definió por un ida y vuelta de 180. Y River no sólo ganó la serie en el primer partido. En el 2-0 en el Monumental, River fue “más” superior a Boca de lo que fue Boca en el 1-0 contra River en la Bombonera. El gesto triunfal de Gallardo que se hizo viral tiene que ver con el desahogo –con agrandar su propia estatua– y no tanto con el nivel de su equipo. Pero nadie le regaló el pasaje. Ni el juego, ni el VAR, ni el azar. Su River supo jugar mal y tirar a la banquina por quinta vez a Boca. El Muñeco es el único que puede andar desnudo por Núñez sin que nadie le diga nada. Ratificó que es el mejor entrenador de la historia del club. Transformó a River en un equipo copero, que jugará su tercera final de Libertadores en 5 años. Llevó la paternidad al nivel de que los hinchas de Boca no lo soporten más. Y le echó el tercero de los entrenadores que le pusieron en contra...

Alfaro primero quedó expuesto en el juego. Se acordó tarde de que podía atacar a River. En su festejado 0 a 0 con Soldano de 8 en la Superliga declaró que había renovado el plazo fijo. Ahora el banco se lo devoró. Cada uno puede defender la idea que quiere, aunque suena endeble si es presa sólo del resultado. ¿Cómo sacan pecho con este triunfo los mismos que daban cátedra anunciando que si Boca atacaba se comía 6 goles como Racing? Ese empate fue una mentira que se descubrió con el tiempo. Había un término medio entre los inteligentes del último software del fútbol y los violinistas de la sobremesa de madrugada. Más allá de esa disputa dialéctica está el juego en sí. Boca en su cancha ganó pero repitió deficiencias de todo el ciclo. Alfaro en estos diez meses no logró que su equipo tenga circuitos para avanzar de un modo asociado. Se vio la forma de defender con las líneas juntas; no el modo de atacar en bloque. Y el juego tiene las dos facetas el mismo día. Boca volvió a llegar por la pelota parada, con muchos foules reales y varios que aparecieron sólo en la imaginación del árbitro... O buscó por la resolución individual. Sólo una vez conectaron casi por inercia Tevez, Mac Allister y Salvio. Es válido aprovechar esa virtud. Parece poco cuando tenés la billetera de Boca y su necesidad de ganar la Copa. Le puede alcanzar con equipos menores del torneo local, para superar a San Lorenzo, o para tener muy buenos partidos con Atlético Paranaense y Liga de Quito. River te delata. De hecho River fue lo peor que le pasó a Boca en el año que va puntero. Después del tsunami de Madrid, de un Boca que perdió jerarquía por ser rehén de un contexto que dejó todo en llamas, no estaba preparado ya para un cruce en semifinales de Copa con el equipo de Gallardo. Pese a una mala noche River es el mejor de la Argentina.

El festejo de Gallardo con
El festejo de Gallardo con sus jugadores (Foto: Nicolás Aboaf)

Alfaro modificó su estilo políticamente correcto al declarar. Tal vez haya que pensar que no sean fallidos inconscientes sino mensajes intencionados. Hace rato que el experimentado entrenador parece declarar para la tribuna. Cambió después de ganarle a Liga de Quito, cuando sacó pecho con un buen triunfo por su correcta planificación. Después llegó a la insólita definición de que River entrenaba simulaciones. Ya eliminado, habló más de su ciclo que de la serie contra River. Criticó más al equipo de Gallardo que a su Boca. Y habló en pasado. "Me siento orgulloso de haber estado en Boca" y "Quiero terminar con estos jugadores los partidos lo mejor posible y después irme a mi casa recuperar mi vida" son dos frases que permiten ver el futuro. Aunque sacó pecho con el primer puesto en la Superliga, todo el mundo Boca sabe que su ciclo terminó con la eliminación. Más en un año político. La promesa de renovar el pasaporte hoy les corta la lengua a los dirigentes. Angelici reconoció el error... Habrá que revisar todo cuando se calmen las aguas. El presidente, los refuerzos del manager Burdisso, el entrenador, la prestación de los futbolistas, las lesiones repetidas. Boca otra vez tuvo sus puntos altos en Lisandro López e Izquierdoz. Andrada jugó extrañamente ansioso. Almendra fue el mejor hasta que lo sacaron... Se espera mucho más de un Salvio que no llegó al 100% pero es de Selección. O de Tevez, que lógicamente ya no es el de la serie. Los mejores futbolistas son los que asumen que tienen la responsabilidad de hacer ganar al equipo. Por eso cada vez se extrañan más los tiempos de Riquelme, Palermo, Córdoba y Bianchi en el banco. Hoy ese lugar lo ocupa River.

River deberá mejorar para ser campeón de América. La semifinal con Boca en un torneo en sí mismo pero no da una estrella. No parece riguroso pensar que el equipo de Gallardo jugó mal porque ganaba 2 a 0, porque reguló. Si bien la diferencia pudo estar en su cabeza, la mejor táctica no era proponer el partido que prefería Boca. Nacho Fernández no fue en la Bombonera el mejor jugador de la Argentina que veneró Román. Enzo Pérez no se hizo eje como volante central pese a hoy ser la referencia en el puesto que le inventó Gallardo. El poderío ofensivo no se vio con Borré, con Matías Suárez, como tampoco cuando entraron Scocco y Pratto. Casco no fue el rayo peligroso del partido de ida. El equipo no fue el que todos supieron aplaudir. Ni el Muñeco le dio un toque ganador desde alguna movida táctica como en Madrid, cuando puso a Juanfer Quintero por Ponzio. La diferencia estuvo en el Monumental. Esa noche su único error no fue matar la serie con más goles. Quedarse en la jugada que falló Capaldo la única vez que atacó Boca sería caer en otro engaño que genera una sola foto...

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