Luego de que Peque Schwartzman denunciara las amenazas que recibió en las redes desde @mora.r19, supuestamente de una persona de Sevilla, esa cuenta desapareció de Instagram y no quedan rastros, al menos visibles, de su accionar. “Esto es lo más normal que nos ocurre después de un partido”, cuenta un tenista que pidió reserva. “Constantemente recibimos este tipo de amenazas. Estos tipos son los mismos que cuando ganaron dinero apostando en tus partidos, a favor o en contra tuyo, te felicitan y cuando pierden te llenan de insultos. Es así y no paran”.
Otro tenista consultado contaba la anécdota insólita: “Una vez, me escribió un hombre en las redes que por mi culpa había perdido 3 mil dólares, que por favor le mandara 5 mil para poder alimentar a su familia”. Relatos que pueden sonar hasta divertidos a la distancia pero que, en el momento y de manera reiterada, pasan a ser una molestia y una preocupación para los jugadores.
Pero Schwartzman no es el primero en denunciar este tipo de ataques en las redes. Guido Pella, hace varios años se acercó a la ATP para mostrarle las amenazas de las que era objeto en Twitter y el reclamo que le hacían diferentes apostadores, un mal que parece lejos de estar por erradicarse.
Desde los organismos del tenis dicen estar luchando contra estas mafias de las apuestas, pero cada día adquieren mayor exposición, ya sea por apostadores en solitario o por grupos organizados como el que se desmanteló en España en enero de este año compuesto por más de 80 personas y en las que estaban implicados unos 28 jugadores.
Más allá del acoso, los insultos y las amenazas en las redes, los problemas toman cuerpo cuando suceden a través de la presencia de personas en los mismos torneos, algo que en la Argentina se está haciendo muy cotidiano.
Días atrás, en el torneo Women’s W15 disputado en el club El Abierto, en la Ciudad de Buenos Aires, varias jugadoras denunciaron la presencia durante algunos días de una persona desconocida que se sentaba en un costado y estaba todo el tiempo con su laptop. “Lo hablamos con la gente del torneo, pero nos dijeron que no podían hacer nada”, contaron lo sucedido las tenistas argentinas Julieta Estable y Betina Buris al podcast 3iguales. “Llegaba y se instalaba en una silla en un costado de las canchas y no se movía de allí. Parecía no hacer nada, sólo estaba con su computadora”, agregó otra jugadora.
El objetivo de estas personas es la de favorecer a algún apostador en particular o a un grupo de ellos, en especial. Su forma de operar, generalmente, es la presencial. Llegan a un torneo y mediante alguno de los dispositivos portátiles envían información a quien lo haya contratado. Precisan estar en el lugar para tener visión directa con lo que sucede y de esa manera comunicar el estado de cada partido: si hay alguno lesionado, si tiene un buen o mal día, o si cumple o no el acuerdo -si es que el partido fue arreglado-. Además, como en el tenis existe la posibilidad de apostar punto por punto, aprovechan el delay que existe en la comunicación y puesta del resultado en línea, para realizar apuestas express con sus dispositivos, antes de que aparezcan online.
Otra práctica es la presencia de diferentes personajes que llegan para contactar, directamente, a los jugadores para intentar arreglar partidos. Para eso, suelen utilizar a jugadores de muy bajo ranking y sin expectativas de triunfar. Ellos son los encargados de ofrecer dinero y beneficios a cambio de que entreguen partidos, de que ganen determinada cantidad de games o alguno de los sets.
La práctica de la presencia de diferentes personajes que llegan a los torneos en su afán de contactar jugadores para arreglar partidos o bien para pasar información a los apostadores fue muy activa en el país durante estos últimos 12 meses. En Villa del Dique, Córdoba, sacaron a dos personas de origen ruso (según informaron) que habían tomado una de las habitaciones del hotel, que tenía su ventana con visión directa a las canchas de tenis en donde se disputaba el torneo.
Durante los torneos M15 que se realizaron en Pinamar, el propio organizador fue quien se encargó de correr (literal) a apostadores, o informantes de ellos, que se habían alojado o pretendieron ingresar al complejo Tenis Ranch de la ciudad balnearia, en donde se disputaban los certámenes con puntos para ITF.
También en El Abierto, hace pocos meses, el representante de ITF en uno de los torneos de varones realizados allí, Alejo Russell, le impidió el ingreso a un joven de origen eslavo, que pretendía acercarse como jugador de la Qualy en “franca actitud sospechosa”, según sostuvieron quienes trabajaron en el caso.
Los jugadores son conscientes de esta forma de operar que tienen en los torneos. Preocupado por este tema, el tenista argentino Andrea Collarini reconoció que “los más chicos están expuestos todo el tiempo a que se les acerque alguien. Hay torneos en los que no se cobra entrada y termina ingresando cualquiera. Eso le abre la puerta a que suceda cualquier cosa”.
Son tantas las historias de este tipo y las dudas que se ciernen, que en el circuito femenino hay una jugadora sudamericana que transita por este tipo de torneos de bajos premios a quien las casas de apuestas le retiraron sus partidos de las pizarras. Por eso, en un intento de paliar estos problemas, hay tenistas que proponen que sólo se permitan las apuestas a partir de los torneos challenger. “Si los más vulnerables y accesibles son los que juegan los torneos que antes se llamaban Futures, que no se permita apostar más en esos torneos. En los challengers hay cámaras y micrófonos con los que se pueden corroborar muchas cosas dentro de un partido y resultaría mucho más difícil que se lleven a cabo”.
Dentro del mundo del tenis hay quienes sostienen que se retiren las apuestas sobre este deporte, sin embargo, fue una casa de apuestas online la que apareció en el fondo de la cancha como auspiciante principal de Hamburgo, cuando parecía que el certamen alemán desaparecería. Además, las casas de apuestas no sólo son sponsors de algunos torneos, sino que también le permiten a la Federación Internacional de Tenis cubrir un 25% del total de los premios de los torneos Men’s y Women’s (antes denominados Futures).
Las apuestas y el acoso a los jugadores por las apuestas, no es algo que sólo quede en las redes de los dispositivos móviles de los tenistas.
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