Todos los años hay algún hallazgo en Autoclásica, la exposición de vehículos históricos más importante de Sudamérica. En esta edición la aparición que despierta más interés entre los autos de competición es el Peugeot 205 Turbo 16 con el que Carlos Alberto Reutemann corrió el Rally de la República Argentina en 1985, en el que resultó tercero. Fue la última carrera a nivel profesional de Lole quien tres años antes se había retirado de la Fórmula 1.
Aquella no fue la primera vez que el santafesino corría en rally. Un lustro antes había disputado la fecha mundialista en nuestro país con un Fiat 131 Abarth y también completó el podio. Además, Lole en sus comienzos compitió en el Turismo Nacional y corrió en caminos de ripio o en ruta. En esa categoría fue campeón en la Clase D en 1966 con un Fiat 1500 cupé. Fue así que a mediados de los ochentas a Carlos le llamaban la atención los autos del Grupo B del Rally Mundial, que eran prototipos, es decir, pura sangre, nacidos para correr. Incluso los 205 contaban con motor trasero, como si fuese un coche de fórmula. Estas “bestias”, como se las bautizó en su época, tenían tracción integral y motores turboalimentados. “Era impresionante cómo doblaba ese Peugeot”, recordó el santafesino hace unos años.
Reutemann conocía a Jean Todt quien en 1980 fue navegante de Guy Fréquelin a bordo de un Talbot Sunbeam. El francés luego ocupó el rol de director deportivo de Peugeot y antes de la fecha argentina de 1985, Carlos le dijo que si tenían un auto de reconocimiento para hacer la hoja de ruta, con gusto haría esa tarea. Todt, un verdadero estratega (el mismo que estuvo a cargo de Ferrari en los cinco títulos de Michael Schumacher en F-1), redobló la apuesta y le propuso que corriera. Y Lole aceptó encantado. El team-manager galo consideró incluir a Reutemann para que les diera una mano a los pilotos titulares, los finlandeses Ari Vatanen y Timo Salonen, quienes estaban peleando el título. Peugeot a su vez necesitaba sumar puntos para el campeonato de Constructores.
El coche en cuestión es el chasis C17 y antes de la carrera en Argentina fue usado por Vatanen en Acrópolis, Grecia. En Córdoba este nórdico sufrió un grave accidente y destrozó su máquina. Fue así que Reutemann, con el francés Jean-François Fauchille como navegante, debió custodiar a Salonen quien resultó ganador en las sierras y consiguió el tercero de cuatro triunfos al hilo. En tanto que Carlos fue tercero. El auto era un infierno y ese modelo de Peugeot logró 16 victorias sobre 29 carreras disputadas y dos campeonatos, uno con el propio Salonen (1985) y el otro con su compatriota, Juha Kankkunen (1986). Asimismo conquistó en sendas temporadas las coronas de Constructores.
En ese momento Lole tenía 43 años y más allá de haberse alejado de la Fórmula 1 donde fue subcampeón en 1981 y trascendió a nivel internacional, tal vez nadie se imaginaba que aquella iba a ser su última carrera válida por un campeonato y con el valor agregado de ser en una competición mundial. La cita albiceleste se desarrolló del 31 de julio al 3 de agosto de 1985. Por eso este Peugeot 205 Turbo 16 tiene un lugar guardado en la historia del automovilismo argentino. Más tarde el actual Senador Nacional por Santa Fe corrió el Desafío de los Valientes en 1988 y 1989, con tres eventos de exhibición en los que Fiat promocionó sus modelos Duna y Uno en circuitos de tierra cerrados y autódromos.
En dialogo con Infobae, su actual dueño, Martín Sucari, cuenta qué pasó con el auto después de la carrera. “Terminada la competencia de la Argentina el coche vuelve a Francia y como Peugeot ya estaba con la ‘Evo 2’ de este modelo, que tenía más potencia y cambios aerodinámicos, en principio estuvo un tiempo en el depósito del equipo. Es que en esos tiempos los pilotos usaban un mismo auto dos o tres carreras y luego pedían uno nuevo. Después pasó al museo de la marca y gracias a eso el coche se salvó porque muchos de aquellos autos se terminaron usando en el rallycross”, explica.
“En 2009 el Museo de Peugeot lo subastó y lo compró un inglés (la operación habría rondado unos 256.000 euros). Empiezo a rastrearlo y al poco tiempo di con él. Comenzamos a negociar hasta que logramos hacer un canje (no dio detalles) y hace unos años me quedé con el auto”, agrega.
“Este coche tenía una potencia de unos 370 caballos. Otro detalle es que para hacerlo más liviano en su carrocería se usó el mismo material que el avión Concorde. El Grupo B para mí fue lo mejor del Rally Mundial y quise traerlo a la Argentina porque este auto tenía historia con nuestro país. Me costaron mucho los trámites para ingresarlo más allá del dinero para transportarlo hasta acá. El auto lo recibí con unos autoadhesivos originales y luego lo hice pintar con todos los detalles. También le agregué calcomanías de la carrera en la Argentina con algunos patrocinantes locales. Hoy funciona muy bien”, relata.
“Es un placer que esto salga de una colección privada, que pueda estar en acá y que la gente lo pueda ver. Que el coche le genere pasión al público y que le saque una sonrisa es un objetivo logrado. También hablé con Lole y le mostré fotos de cómo luce el coche hoy y se puso muy contento”, confiesa.
“Para que los autos del Grupo B sean homologados las marcas tenían que fabricar 200 modelos de calle. De ese total de Peugeot 205 Turbo 16, hay dos en nuestro país: uno es este y otro es uno de calle (sería de “Paquito” Mayorga, hijo del recordado piloto)”, concluyó Sucari.
Como esta joya de la marca del León en Autoclásica hay otras que lucen inmaculadas, como el primer día. Muchas restauradas, otras que se conservaron en perfecto estado y funcionamiento a lo largo de décadas y hasta réplicas exactas. Son máquinas que generan nostalgia entre los más grandes y asombro a los más chicos. Es un túnel del tiempo donde se exhiben 1.000 clásicos entre autos y motos que desde 1998 se pueden ver en Autoclásica, muestra que se llevará a cabo en el boulevard del Hipódromo de San Isidro hasta hoy lunes, de 10:00 a 18:00 horas (entrada por día, 500 pesos; menores de 12 años, gratis y estacionamiento, 300).
Esta exposición es organizada por el Club de Automóviles Clásicos de la República Argentina, una entidad dedicada al rescate de los automóviles históricos. Autoclásica fue reconocida en 2016 por la Federación Internacional de Vehículos Ancianos (FIVA) como uno de los ocho eventos más relevantes del mundo y resulta una cita imperdible para los amantes de los fierros. Este fin de semana pueden disfrutar de ejemplares únicos, entre ellos, el Peugeot 205 Turbo 16 con el que Carlos Alberto Reutemann corrió su última carrera oficial.
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