Desde que Boca partió de su hotel de concentración en Ezeiza a las 18:30 se instaló el rumor: Carlos Tevez, inesperadamente, aparecía como posible titular para el superclásico. Con el correr de los minutos la mayoría de los cronistas se fueron haciendo eco de la novedad pero, por la imposibilidad de husmear en el anillo del Monumental por disposición de la Conmebol (solamente tenían acceso a ese sector los medios autorizados por la Confederación), jamás pudieron chequearlo. Recién con la formación publicada se disipó lo que fue una no noticia.
A diferencia del último derby por la Superliga, el visitante realizó la entrada en calor en el campo de juego y no en uno de los gimnasios internos del estadio. Desde ese momento los jugadores dirigidos por Gustavo Alfaro empezaron a sentir el clima de las tribunas. Insultos, cánticos recordando la final de Madrid e ironías constantes acompañaron a los movimientos. Todo lo contrario fue cuando salió el plantel conducido por Marcelo Gallardo, sin lugar a dudas, figura estelar de la noche. El Muñeco se llevó las ovaciones más atronadoras.
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Cuando se anunciaron las alineaciones, Carlos Tevez fue el más chiflado por los fanáticos millonarios. Llamó mucho la atención el gran repudio cuando nombraron a Alfaro. Por el contrario, el “Muñeeeco, Muñeeeco”, fue ensordecedor cuando figuró el DT riverplatense.
La salida de los equipos fue acompañada por una cantidad interminable de bombas de estruendo, iluminación, bengalas (probablemente River sea sancionado por esta cuestión) y fuegos artificiales. Una bienvenida a todo trapo orquestada por la banda Vibra Alto, contratada para la ocasión. En River hubo bombos después de mucho tiempo dentro del marco del programa “tribuna festiva”: no fueron manejados por violentos sino por chicos, mujeres y hombres que no son barras. Desde el club informaron que el comité de seguridad del fútbol, Rodolfo D’Onofrio y Tribuna Segura se unieron en el trabajo tras los desmanes en el último partido con público visitante en cancha de Lanús.
VAR, Doble grito de gol y clima expectante
Recién iniciado el partido llegó el llamado desde la cabina arbitral y el brasileño Claus se convenció con la repetición de la supuesta falta de Mas a Nacho Fernández. Cuando el juez hizo el típico ademán del VAR, el público local celebró como si fuera un gol. Puños en alto y griterío. Fue la antesala a la conquista de Santos Borré, que se festejó aún más.
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Un alto desahogo para los dueños de casa, que entendieron que se abría un partido y la situación iba a ser distinta a la del último Superclásico por el torneo local que terminó en cero. Sin embargo, con el correr de los minutos Boca dio alguna muestra de entereza y preocupó. Esto se evidenció a los 17 minutos con un remate de Alexis Mac Allister desde media distancia que fue desviado por Armani y generó algunos murmullos.
Esta instancia representó un típico clima de final, donde la expectativa se apodera del escenario. Como elemento de percusión se oyó un bombo que intentó llevar el ritmo desde la popular Sívori. Es por eso que los hinchas de River recién reaccionaron sobre el final con un par de chances: tiro libre de De La Cruz, remate a las manos de Andrada y otra de Suárez salvada por el 1. Sobre el final de la primera mitad muchos sufrieron más de la cuenta por la chance de Capaldo mano a mano con Armani.
Los cambios de Alfaro y un 2-0 que invitó a la fiesta
El entrenador de Boca mandó a Mac Allister por derecha y soltó a Soldano como punta junto a Wanchope Ábila para intentar tener mayor peso. Esto duró poco: a los 9 minutos Tevez entró por Soldano. Y en River recibieron al Apache con un cántico hiriente: “Tomala vos, damela a mí, el que no salta, murió en Madrid”.
Los simpatizantes locales se fueron envalentonando a medida que empezó a fluir el juego en el equipo de Gallardo y explotaron a los 24' con el tanto de Nacho Fernández, justo cuando Alfaro había llamado a Eduardo Salvio para hacerlo ingresar a la cancha. Entre la calma y la voracidad por buscar el tercer tanto quedaron los hinchas de River que se percataron de que Boca estaba groggy.
Ábila, que luego remarcaría en conferencia el trabajo de los árbitros, se quejó una y otra vez de las decisiones del juez principal agitando los brazos. En River, además de aprobar las inclusiones de Nacho Scocco y Pratto para el epílogo se agarraron la cabeza por las oportunidades perdidas y enrojecieron sus manos aplaudiendo la actitud de su equipo. Sobre el final, armaron una fiesta rojiblanca y se mostraron completamente satisfechos con el triunfo. Hubo más burlas para Carlitos: “Ponelo a Tevez, la p... que te parió”.
Boca quedó herido de muerte y tendrá que recuperarse rápido para estar a la altura en la revancha. Capaldo, que terminó el último cuarto de hora rengueando por un choque con Scocco, sufrió un esguince de tobillo y además vio la roja en tiempo de descuento. Para colmo, Tevez hizo gestos antes de meterse a la manga y podría ser sancionado de cara al desquite. El panorama pinta oscuro en la Ribera y parece color de rosa en Núñez, donde abunda la algarabía y sobra la confianza.
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