Lo descubrió un campeón del mundo y casi no pisó el fútbol argentino: Valentín Castellanos, la revelación de la MLS que llegó a la Selección

El delantero, de 20 años, brilla en el New York City y es uno de los protegidos del entrenador Domenec Torrent, ex ayudante de Pep Guardiola. Hace cinco años estaba en la Liga de Mendoza, ayer fue citado por Fernando Batista para la albiceleste Sub 23

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Valentín acelera y prueba al arco ante San Jose Earthquakes. "Jugamos todos los partidos ante 30.000 o 35.000 espectadores", asegura (Foto:  Brad Penner-USA TODAY Sports)
Valentín acelera y prueba al arco ante San Jose Earthquakes. "Jugamos todos los partidos ante 30.000 o 35.000 espectadores", asegura (Foto: Brad Penner-USA TODAY Sports)

Su equipo, el New York City FC, juega ante “30.000 o 35.000 personas todos los partidos; eso es muy bueno”, pero al mismo tiempo él puede ser totalmente anónimo en la Gran Manzana. “Lo más loco es la cultura de la gente, nadie te mira lo que te ponés, lo que hacés, no le importa. Nadie te conoce, vivís una vida muy tranquila. Y los hinchas te esperan para sacarse una foto aunque ganes o pierdas”, explica Valentín Castellanos. Esa misma paz la tiene al alcance en Buenos Aires, o en su Mendoza natal. Porque Tati, delantero, de 20 años, la gran revelación de la Major League Soccer (29 partidos, 11 goles en 2019), casi no pisó el fútbol argentino antes de desarrollar su carrera en el exterior, por eso, es prácticamente un desconocido en nuestro país, excepto para Fernando Batista, director técnico de la Selección Sub 23, que lo citó a los amistosos preparatorios para está el Preolímpico de enero, a jugarse en Colombia.

“Uno tiene esa espina de que no jugué en el fútbol argentino, pero no me quita el sueño. Ya con haber sido considerado para la Selección es un sueño cumplido. Hice mi carrera en el extranjero y me fue excelente. Hace 5 años estaba en la Liga de Mendoza y hoy estoy en Nueva York. Las cosas se dan como se dan, ya llegará el momento de jugar en Argentina”, dice el atacante de casi 1.80 metro. Fue un campeón del mundo el que vio el germen de futbolista en Castellanos. “Cuando era muy chico me dirigió Leopoldo Jacinto Luque. Es uno de los que me descubrió, cuando tenía cinco años. Es más, tengo un dato muy curioso con él. La escuelita en la que enseñaba era para chicos a partir de 8 años y no me dejaban entrar, pero me vio jugar y pidió que me dejaran. Y desde ahíme enfrenté con los chicos más grandes”, narra, en comunicación con Infobae.

Resultó fugaz su formación nuestro país. “Fue todo muy rápido, debuté a los 16 años en Murialdo, en la Liga de Mendoza, e hice dos goles. El técnico, Tony Torres, era amigo de Diego Rivarola, ex delantero de la Universidad de Chile. Me llevaron dos semanas a prueba, quedé y me llevaron”, describe el momento del despegue. Del otro lado de la Cordillera estuvo un año y medio, debió aprender a vivir solo (“me costó un poco la adaptación, aunque me hicieron sentir como en casa”) y llegó a debutar en Primera en un encuentro por Copa Sudamericana. Pero fue gracias a una jugada arriesgada que encontró el trampolín.

“En la U De Chile no me iban a tener en cuenta, me iban a dar a préstamo. Germán Brunati me hizo el contacto con el Torque, de la segunda de Uruguay, que es parte del Grupo Manchester City. Ascendimos a Primera y jugué muchos partidos, después jugamos la final del torneo intermedio con Nacional, le ganamos a Peñarol dos veces...”, explica su salto.

Además del Man Blue, Melbourne City de Australia, Yokohama Marinos de Japón, Girona de España, Sichuan Jiuniu de China y el citado Torque, el City Group tiene en su listado de equipos al New York City de la MLS. Y allí fue como entrenador Domenec Torrent, quien fuera 11 años asistente de Pep Guardiola. Pues bien, el español vio videos de la potencia y velocidad de Castellanos y le abrió la puerta de la Liga de Estados Unidos. “Le sobra para esta liga”, supo elogiarlo. “Hizo mucho para que estuviera acá. Me quería, insistió por mí y me dio la oportunidad de jugar acá”, cuenta Tati.

Así, el delantero disfruta del estilo de juego con el sello del hombre que forjó el Barcelona que marcó una época. “Tiene una filosofía parecida: tratamos de proponer juego, muchas jugadas de salida, no tirar pelotazos. La tiene clara”, subraya. En el NYC FC tiene un socio argentino con el que edifica paredes. “Juego con Maxi Moralez. Es con el que mejor me llevo y entiendo, tengo buena relación fuera de la cancha y adentro se nota”, apunta. De hecho, mientras se desarrolla esta entrevista, el enlace ex Vélez y Racing se encuentra como oyente en su departamento.

Tati, contra New England Revolution: ya lleva casi un año y medio en la MLS. Foto: Noah K. Murray-USA TODAY Sports
Tati, contra New England Revolution: ya lleva casi un año y medio en la MLS. Foto: Noah K. Murray-USA TODAY Sports

¿Cómo juega Tati? “No tengo un referente como espejo, pero me gusta la garra de Luis Suárez, también Lautaro Martínez, pero yo tengo mi propio estilo de juego. De chico me gustaba mucho Cristiano Ronaldo, veo mucho fútbol, y me fijo en los movimientos. Me gusta más hacer goles que dar asistencias. Pero soy solidario, ayudo al equipo en lo que haga falta”, se define. Y ensaya una defensa encendida a la MLS: “Mucha gente piensa que a esta liga vienen a retirarse los jugadores, pero en realidad hay muchísimos jóvenes que la rompen. Están los casos de Pity (Martínez) o Pavón. Se está potenciando mucho la liga, es fuerte, y eso me enorgullece, porque me veo a la altura”.

Aprovechando la constelación de estrellas, Castellanos hizo contacto con más de una. “A David Villa lo tuve como compañero, es un fenómeno como persona y como jugador. Durante los seis meses en los que compartimos plantel traté de sacarle el máximo provecho. Hablábamos de Messi, me decía que era el mejor jugador con el que había jugado”, ofrece una prueba. “También me tocó enfrentar a Wayne Rooney, que es un distinto, a Zlatan Ibrahimovic, que es de otra galaxia; aprovecho para verlos de cerca y sacarles lo mejor. Cambié la camiseta con Rooney, con Pity, con Federico Higuaín...”, agrega. Al ritmo que lleva su carrera, tal vez, en un futuro cercano, consiga apuntar su nombre en la gran marquesina. Y ya sea en Nueva York, en Buenos Aires o en Mendoza, no le sea tan fácil caminar bajo el cobijo del anonimato...

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