Aprender ajedrez con un campeón del mundo en la escuela primaria

El maestro Oscar Panno enseña su legado a través de una plataforma virtual que le permite a los docentes acceder al material de enseñanza para transmitir a sus alumnos.

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El maestro Panno enseñó en distintos clubes e instituciones, pero ahora a través de internet aspira a llegar a miles de chicos de todos el país.
El maestro Panno enseñó en distintos clubes e instituciones, pero ahora a través de internet aspira a llegar a miles de chicos de todos el país.

Ese hombre octogenario, de figura robusta y cabellera escasa parece estar de vuelta de todo; en el mundo de los gambitos y los enroques tiene licencia para decir y hacer lo que le dé las ganas. Oscar Roberto Panno, Ingeniero Civil de profesión y ajedrecista por convicción, es el gran maestro más longevo del país, una de las grandes leyendas del milenario juego; el último bronce del historial del ajedrez argentino.

Ahora, mientras sigue sorteando jaques y achaques, no descuida su rol formador y acaba de ejecutar una jugada para la memoria: transferir a Internet toda su experiencia, acaso, como su mejor legado. El gran maestro ideó una plataforma para la educación formal, que incluye la enseñanza del ajedrez en el aula junto a la clase del docente. A través del sitio, los educadores, e incluso los ajedrecistas aficionados o avezados podrán disfrutar de estudiar con el método creado y planificado por el mejor ajedrecista nacido en Argentina.

“Es un aporte para valerse del ajedrez como materia educativa. Mi intención fue darle la oportunidad a cada docente de poder acceder a esta base. Por eso decidimos volcarlo a Internet donde uno puede hacer una carga superior al papel como sería en una colección de fascículos. La intención es formar al docente para su enseñanza” contó Panno, que en 1953 se convirtió en el primer ajedrecista sudamericano en obtener un título mundial. Y agregó, “el curso tiene dos pilares, el perfeccionamiento en el juego y la formación del recurso humano. En el país tenemos 45 mil escuelas pero no tenemos tantos docentes para la enseñanza del ajedrez. Con esta plataforma le damos al maestro las herramientas básicas para el aprendizaje y que ellos irán perfeccionando y transmitiendo”.

-¿Usted está a favor de la inclusión del ajedrez en las escuelas como materia obligatoria u optativa?

-Uno para dar esa opinión no puede estar alejado de la realidad educativa en argentina. Sería muy compleja la inclusión de una nueva materia o el reemplazo de una de ellas para añadir el ajedrez. Por ello, creo que para eludir los conflictos que pudieran surgir, sería interesante un primer paso con su inclusión optativa, brindándole a los alumnos y a los docentes su utilización sin interferir en la currícula general.

Tal vez, equiparable con un grito futbolero, el palmarés de Oscar Panno es de los que se pueden imitar pero igualarlo jamás; con más de cincuenta años de competencias y casi 3000 partidas disputadas no existe ajedrecista argentino alguno que haya rozado sus hazañas. Quien estreche sus manos percibirá de inmediato el privilegio del calor compartido por siete campeones mundiales; unas veces victorioso, y otras, derrotado. Al saludar a Oscar Panno uno cree rozar mágicamente el linaje del pasatiempo más insondable; que está saludando a Bobby Fischer, a Vasili Smyslov, a Mijaíl Tal, a Tigran Petrosian, a Boris Spassky, a Anatoly Karpov y a Garry Kasparov. Algunos de sus adversarios con los que compartió parte de una carrera que dio por terminada en 2008 (finalizó 3°, en el Memorial Bobby Fischer organizado por el Círculo de Villa Martelli) pero que la había comenzado casi por casualidad a mediados del siglo anterior.

Oscar Panno, ajedrecista argentino, aclaraba la tapa del español Mundo Deportivo cuando lo llevó a portada por sus logros en la década del 50.
Oscar Panno, ajedrecista argentino, aclaraba la tapa del español Mundo Deportivo cuando lo llevó a portada por sus logros en la década del 50.

El 17 de marzo de 1935, el pequeño Oscar Roberto llegó al humilde hogar, que Sara Díaz y Francisco Panno levantaron en el barrio de Saavedra; el segundo varón después de César y anterior a Marta, su única hermana mujer. Tenía seis años cuando su papá le compró una serie de juegos de mesa para que se entretuviera en la casa y no saliera tanto a la calle. Acaso, el porfiado destino quiso que sus pequeñas manitos se cruzaran con una colección de la revista “Leoplán” guardadas en un viejo cajón, en la que el maestro Roberto Grau, en una sección llamada “Entre las Torres” enseñaba los rudimentos del juego.

Luego, a los 12, como consecuencia de una recomendación médica que le aconsejó la práctica de la natación, Oscar se acercó al Club River Plate; una tarde de 1947 camino a la pileta, el pequeño quedó embelesado frente al ventanal del aula de ajedrez. Se acercó, observó, sintió los bordes de esas figuras blancas y negras, y nunca más se alejó de ese entorno.

Aprendió con Alfredo Espósito, que sucedía en el cargo a Grau (fallecido en 1944), pero más tarde River designó a un nuevo profesor para la sala de ajedrez, el periodista y ajedrecista, Julio Bolbochán. A partir de entonces, el alumno y el maestro trabaron una amistad que los acompañó por el resto de sus vidas.

En cinco años de intensos estudios, Bolbochán explotó lo mejor de su discípulo; le enseñó los secretos, a resolver problemas y a tomar mejores decisiones. En 1953, el nombre de Oscar Panno revolucionó el ámbito severo donde se odian dos colores; sus conquistas fueron ecos de la prensa. Ese año ganó cinco títulos: los campeonatos argentinos Juvenil y Superior, el Magistral y el campeonato del Club Argentino de Ajedrez y se consagró Campeón Mundial Juvenil, en Copenhague (Dinamarca). El primer ajedrecista sudamericano en tamaña hazaña.

Al cabo de tres semanas, entre el 3 y el 21 de julio de 1953, en uno de los salones del diario dinamarqués Politiken se desarrolló el certamen mundial. Panno fue uno de los ocho ajedrecistas, entre los 20 participantes, que accedió a la etapa final. En las ruedas decisivas, logró cuatro victorias (ante Ivkov, Olafsson, Sherwin y Larsen) y tres empates (frente a Keller, Darga y Penrose). De esa manera, con 5,5 puntos, invicto tras las 7 partidas finales, el argentino fue declarado vencedor.

Oscar Panno recibe en 1953 su trofeo por consagrarse campeón mundial juvenil en Dinamarca, un título que ningún sudamericano había logrado.
Oscar Panno recibe en 1953 su trofeo por consagrarse campeón mundial juvenil en Dinamarca, un título que ningún sudamericano había logrado.

-¿Qué recuerdos le vienen a la mente del Mundial del ‘53?

-En primer lugar, el viaje; se trató de una odisea de más de 36 horas arriba de un avión de Aerolíneas Argentina, un DC6 a 4 motores y hélice. Pero el peor recuerdo fue sin dudas, la comida; me cambiaron los bifes por pepinos (risas). En cambio, lo mejor fue el paisaje, al que descubrí cuando terminó el torneo. Es que ni siquiera me había dado cuenta de que la plaza ubicada frente al hotel tenía un lago con cisnes y enormes arboledas. Lo recorría cada mañana junto a Bolbochan, que me acompañó como entrenador, mientras mentalmente repasábamos las variantes que utilizaríamos en las partidas de la tarde. Por eso fue una enorme sorpresa cuando terminó el torneo, y ya distendido, puede disfrutar de esos colores del paisaje.

-¿Y qué pasó en Argentina cuando se conoció la noticia de su victoria?

-¿Sabías que el general Juan Domingo Perón me envió un correo de felicitación y me ofreció un premio con una estada de 15 días en París? ¿Y, sabés qué le contesté?..., le dije, no General. Muchas gracias pero prefiero volverme ya a Buenos Aires. Hoy lo pienso y me quiero morir; ¡Cómo desaproveché unas vacaciones con todos los gastos pagos en Francia! (risas)...

Pese al desplante, el presidente Perón no se detuvo en sus atenciones con el flamante campeón mundial. Tras recibirlo acompañado por su familia en la Casa Rosada, el presidente le señaló a Raúl Apold, subsecretario de Informaciones “este muchacho necesita una movilidad”. Días después un hombre del gobierno golpeó la puerta de la calle Mariano Acha y ante la presencia del joven ajedrecista, le dijo, “esto es para usted”, y le entregó una serie de papeles y unas llaves. Frente a la puerta estaba estacionado un flamante Fiat 1100, italiano, que se convertiría en su primer automóvil.

En su autobiografía “Panno Magistral” realizada junto al escritor Enrique Arguiñariz, el maestro recuerda que tras regresar al país fue sometido a una exposición mediática a la que no estaba acostumbrado. Fue tal el grado de su popularidad que ingresó a la cancha de River junto a su profesor Bolbochan y los integrantes de “La máquina”, el equipo de fútbol de 1953 para dar el puntapié inicial en el partido River vs. Estudiantes de La Plata. También recibió decenas de invitaciones a clubes, redacciones y programas de radio. “Tuve que aprender a hablar sin decir nada”, reflexionó Panno con su habitual ironía sobre la variedad de temas a los que era consultado.

Otra atención que recibió de parte del ex presidente de la Argentina fue una invitación para el acto de “la medalla peronista”; se trataba de un homenaje que el gobierno efectuaba el 17 de octubre en el balcón de la Casa Rosada. Junto a Panno se ubicaron Delfor Cabrera (atleta) y un policía (condecorado por un hecho heroico). Si bien su nombre y la figura mantenían su popularidad, los hechos sucedidos años más tarde en la política argentina se volverían en un boomerang para su carrera. Es que si bien el joven ajedrecista nunca militó en el peronismo, su nombre había quedado marcado junto al del partido. Por eso, cuando en 1956 tuvo que cumplir con el servicio militar obligatorio, y ya por entonces el gobierno de Perón había sido derrocado por un golpe militar, sus antecedentes fueron la peor condena.

Panno representó a la Argentina en once olimpíadas con medalla de plata en Ámsterdam 1954, dos medallas de bronce en Múnich 1958 y Varna 1962, y de manera individual ganó una medalla de bronce y otra dorada como mejor 2do tablero (en los equipos de Múnich 1958 y La Habana 1966)
Panno representó a la Argentina en once olimpíadas con medalla de plata en Ámsterdam 1954, dos medallas de bronce en Múnich 1958 y Varna 1962, y de manera individual ganó una medalla de bronce y otra dorada como mejor 2do tablero (en los equipos de Múnich 1958 y La Habana 1966)

“A ver dónde está el campeoncito”, le decía un sargento que diariamente iba en su búsqueda a la hora de la limpieza de los baños. No sólo estuvo 14 meses al servicio de la Patria sino que selectivamente fue elegido para hacer permanentes guardias. Aunque los militares no le impidieron seguir representando al país en competencias ajedrecísticas, los viajes y sus costos se redujeron al mínimo de días y de dinero. Llegaba con las horas justas a los torneos y sin acompañante alguno. Una ventaja decisiva frente a los ejércitos de analistas de sus rivales soviéticos.

Dado que desde 1954 Oscar Panno estudiaba Ingeniería Civil en la Universidad de Buenos Aires, decidió sostener por solo unos meses más esa vida dual entre el ajedrez y los estudios. Por eso, tras cumplir con el servicio militar le dedicó dos años más al ajedrez y a partir de 1958 se sumergió de lleno en su profesión, y comenzó a pensar de a dos. Se casó con Guillermina Bink (una joven holandesa que conoció en el torneo de Amsterdam en 1956) y juntos tuvieron tres hijos: Ernesto, Sergio y Ricardo. Antes, en 1962 logró el título universitario.

A partir de entonces ejerció su profesión de ingeniero en conocidos proyectos como por ejemplo la construcción del complejo de puentes y viaductos que hoy marca la intersección de las avenidas General Paz, Libertador, Cantilo y Lugones. Matizaba sus ratos libres como profesor en la cátedra de Ingeniería de la UBA. Incluso, años más tarde mientras regresaba esporádicamente al ajedrez, llegó a levantar su propia empresa -dedicada a la construcción de obras de infraestructura, red de agua, cloacas y pavimentos-, pero que en los tiempos económicos de Martínez de Hoz se vio obligado a cerrar.

Una apretada síntesis de la carrera ajedrecística de Oscar Panno podría resumirse, a la conquista de tres campeonatos argentinos superiores, el mencionado en 1953, logro que repitió en 1985 y 1992. Representó a la Argentina en once olimpíadas (con un segundo puesto -medalla de plata- en Ámsterdam 1954, dos terceros lugares -medalla de bronce- en Múnich 1958 y Varna 1962), y de manera individual ganó una medalla de bronce y otra dorada como mejor 2do tablero (en los equipos de Múnich 1958 y La Habana 1966).

Obtuvo el título de gran maestro a los 20 años, y en 1957 su nombre se ubicó entre los mejores 18 ajedrecistas del mundo. Fue campeón de los torneos zonales Mar del Plata 1954 y Río de Janeiro 1957. Se adjudicó el Sudamericano de Mar del Plata (1969), los magistrales de Palma de Mallorca (en 1971 y 1972), y el Panamericano de Bogotá (1958), entre muchas conquistas más. En 1978, a los 43 años, fue invitado a integrar el equipo de analistas de Víktor Korchnoi en el rocambolesco duelo con Anatoly Karpov, en Filipinas. Otro detalle: con su aporte enriqueció la teoría del juego, la Defensa India de rey (muy popular durante el siglo XX) lleva una variante, conocida como la “Variante Panno” gracias a una novedad que introdujo en su apertura; aún hoy es utilizada en los torneos magistrales.

A su regreso de Dinamarca, el flamante campeón de ajedrez juvenil fue invitado por el club de sus amores, River Plate, para dar el puntapié inicial del encuentro frente a Estudiantes.
A su regreso de Dinamarca, el flamante campeón de ajedrez juvenil fue invitado por el club de sus amores, River Plate, para dar el puntapié inicial del encuentro frente a Estudiantes.

Como los antiguos filósofos o sabios, en el Ágora de Atenas o en el Foro Romano, las plazas públicas que permitieron la celebración de asambleas, el gran maestro Oscar Panno disfruta desde hace más de cuarenta años del dictado de sus clases de ajedrez. Dio cátedras en el Club San Fernando, el Colegio Nacional de Buenos Aires, la Municipalidad de Vicente López, en los círculos de ajedrez de Villa Martelli y Villa Ballester y el Club GEBA. Desde 1973 cada sábado por la tarde, y de manera puntual, transmite sus enseñanzas para los socios del Club River Plate (el equipo de sus amores), o cuando es convocado para los jóvenes ajedrecistas que representarán al país en competencias internacionales.

Pero ahora, gracias a los avances informáticos, en los tiempos modernos de celeridad e inmediatez, cualquier usuario de Internet contará con la posibilidad de tomar clases del gran maestro en living de su casa. También, los docentes y los alumnos tendrán a su alcance la manera de estudiar y aprender con una de las grandes leyendas del noble juego.

El Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología anunció en su página web, que cuenta con 4000 becas para entregar a los docentes que estén interesados en desarrollar el ajedrez como herramienta educativa; el ingreso del juego al aula. La guía con el paso a paso de la enseñanza fue realizada con la colaboración de otros dos maestros, Gustavo Aguila y Marcelo Reides. La práctica del ajedrez en las escuelas permite transitar a los alumnos vivencias no sólo en torno a las acciones lúdicas, sino a mejorar sus competencias cognitivas y sociales, a partir del ejercicio de diversas habilidades y destrezas.

Como asegura su creador, “brindarle la oportunidad a cada docente, de tener a su alcance este curso de aprendizaje y enseñanza”. El método de Oscar Panno no sólo apunta a la educación formal sino a la formación de valores. Una jugada social y necesaria.

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