Desde que colgó los botines allá por el 2009 y le puso fin a una carrera que le valió entrar al Salón de la Fama del Rugby, Agustín Pichot decidió bajarse de ese pedestal de ídolo que consiguió como medioscrum para meterse en el barro de la política. Primero en Argentina, como miembro de la UAR, y luego, ya en 2016, como vicepresidente de la World Rugby. Sin embargo, se dio cuenta que desde ese lugar ya no le quedaba nada por hacer.
Tras algunos meses de pensarlo fríamente, consultarlo con su familia y preguntarse a sí mismo si era el momento, confirmó su candidatura a presidente. De esta manera, no solo podría haber un argentino como representante máximo de la la institución que gobierna las federaciones a nivel internacional, sino que sería la primera vez que el puesto de chairman perteneciese a alguien por fuera de las potencias de Europa. Un hito cuanto menos impensado para alguien proveniente de un país que recién se unió al profesionalismo hace cuatro años.
Ficha le brindó una entrevista a Infobae, en la que abordó sus proyectos con los que piensa “cambiar y mejorar el rugby” y no le escapó a otros temas trascendente alrededor del deporte de la guinda en Argentina. “Siempre digo que hay que optimizar el tiempo, eso influyó en mi decisión. Yo no quería estar 4 años más en un puesto en el que estaba cómodo, pero viendo que los cambios no se iban a producir. No pensé que la campaña iba a ser de esta forma, llevo encerrado más de un mes y tuve que suspender varios viajes. Trato de tener mucha disciplina y mucho orden, también un balance para poder estar con mi familia. Es muy importante aprovechar a máximo el tiempo, sobre todo por los distintos husos horarios de los países que están conmigo y los que tengo que convencer", cuenta desde su casa de San Fernando, en donde se encuentra aislado para cumplir con la cuarentena, pero también sigue una agenda muy demandante.
Si bien su visión está puesta plenamente en lo que concierne al deporte a nivel global, Pichot reconoce el lugar que tiene en el rugby nacional y las distintas críticas que hubo acerca del mismo en los últimos meses debido al asesinato de Fernando Baéz Sosa a mano de un grupo de jóvenes de Zárate, del cual varios integrantes practicaban la disciplina que él representó a lo largo de su vida.
- Luego de lo ocurrido en Villa Gesell, se habló mucho acerca de los valores que transmite el rugby y quedó bajo la mirada crítica de la opinión pública. ¿Qué visión tenés acerca del crimen de Fernando y en qué lugar creés que quedó el deporte?
- Quise ser muy respetuoso con el tema, sobre todo con la familia, por eso no hablé antes cuando mucha gente me preguntaba al respecto. El asesinato de Fernando es inaceptable e inentendible; eso para empezar. Por otro lado, creo que eso no es el rugby, pero sí el deporte ha aceptado algunos estereotipos y muchas veces prefirió mirar para el costado. A mí no me entrenaban para ser violento adentro ni afuera de la cancha; me enseñaron, justamente, a respetar al rival y a jugar duro, pero no por eso ser duro fuera de la cancha e ir en patota a pegarle a alguien. Claramente se ha generado un estereotipo en nuestro ecosistema, que lo he visto. Si yo le pregunto a mi hija, que no juega al rugby pero que viene de una familia vinculada al deporte, me va a decir que los rugbiers son siempre los patoteros. Sobre eso tenemos que hacer autocrítica y cambiarlo. Desde el lugar que nos toque tenemos que enseñarles a los jóvenes para mostrar que el rugby no tolera eso.
- A la hora de hacer esta autocrítica, ¿qué medidas tomarías al respecto?
- Lo principal de todo cambio es reconocer lo que se hizo mal. No hay que reaccionar sobre algo solo porque ocurrió. Por ejemplo, en los clubes que decidieron no hacer más los bautismos, tenés que explicar porqué no estaba bien hacerlos. O aclarar el motivo por el que vas a sancionar a tus jugadores si se agarrasen a piñas en un boliche un sábado a la noche, donde el club no tiene ningún tipo de responsabilidad civil, pero sí es responsable de cambiar esas conductas. Hay que generar un cambio cultural. Algunos dicen que es un hecho aislado, pero no lo creo así, es una conducta repetitiva que hemos tenido durante años y que muchas veces hemos dejado que pase. Eso tiene que cambiar.
- ¿Pudiste hablar de este tema con algún colega, dirigente o ex jugador?
- Si, hablé con varios. Algunos tienen diferencias sobre el tema, que es muy sensible, pero la mayoría vio lo que dije hace unos días y me dijo que tenía razón, que muchas veces vieron para un costado y estaba mal, que era un tema cultural. De todas manera, nadie acepta ni aceptaría lo que pasó en Villa Gesell, eso está más que claro.
- ¿Considerás que a partir de esto el rugby quedó manchado?
- Uno no puede cambiar la opinión pública cuando pasa un hecho semejante, es parte de la sociedad. Para mí el rugby tiene muchísimas cosas buenas, pero cuando lo contrastás con lo que pasó no hay nada que explicar. La manera de seguir que tiene el rugby es no aceptando que pase una cosa así y poniendo la energía en modificar muchas cosas para mejorar. Sigo considerando que el rugby es un lugar inclusivo y un deporte muy lindo para practicar.
Pichot siempre fue un rebelde. Lo demostró cuando, como jugador amateur, no le hizo caso a su padre y se fue a Inglaterra para convertirse en profesional; lo hizo como capitán de Los Pumas al pararse frente a Francia en su Mundial y ganarle el partido inaugural del certamen que terminaría con la conquista de la medalla de bronce en 2007; lo repitió como dirigente de la UAR al meter al seleccionado al Rugby Championship en 2012; y ahora quiere volver a demostrarlo. Es por eso que lucha contra el establishment y por un rugby más justo.
- ¿Se adelantaron las elecciones? ¿No iban a ser el 12 de mayo?
- Claro, por un tema del virus y también porque al oficialismo le venía bien que sean lo antes posible. Es lógico. Si bien eran el 12, había que empezar dos semanas antes con los viajes y poner los papeles en orden, pero hace dos semanas se decidió que la votación sea el 26. Nos sacaron más de dos semanas para trabajar en los 51 votos, aunque ya se sabe que hay 20 que no van a estar conmigo. Ellos son un bloque de poder concentrado. En cambio, yo tengo que conseguir a Asia, África y muchas de las Uniones que solo tienen un voto. La diferencia es lo que dije en mi campaña: yo no ofrezco puestos políticos con los que voy a tener que cargar cuatro años a cambio de un voto.
- Vos mismo destacás el crecimiento del deporte año a año y afirmaste que el 2019 “tuvo un balance positivo”. Pero dentro del deporte marcás varias desigualdades. ¿Cuáles son?
- Los recursos están concentrados en diez países nada más, y solo en los hombres. Siempre fue así en la modalidad de XV y en los últimos años que estuve a cargo creció un poco en Seven, fue más abarcativo, pero siguen faltando inversiones en los países emergentes.
- ¿Cuánto dinero se le destina a países como Inglaterra o Francia y cuánto a Fiji o Japón, por ejemplo? ¿De qué números estamos hablando?
- Dejemos de lado el tema infraestructura porque es muy complejo en cada país. El rugby, en definitiva, se puede jugar en cualquier lado donde haya una cancha. Lo que se necesita es difusión para que haya cada vez más jugadores y que los equipos nacionales crezcan, porque de esta manera se forman los equipos exitosos. En Argentina, cada vez que a Los Pumas les iba bien se incrementaba la cantidad de jugadores amateurs. Para llegar a ese lugar tenés que tener inversión en el rugby profesional. La ecuación es simple: Fiji factura casi 30 veces menos de lo que lo hacen las Uniones grandes. Estamos hablando de 7 millones de dólares por año contra 200 millones. Y después van al Mundial y juegan en contra. Si no tenés competencia ni posibilidades, nunca vas a crecer ni tener oportunidades.
- ¿Y cuál es la respuesta por parte del oficialismo para no destinar los recursos a estas Uniones emergentes? (NdR: se enfrenta al inglés Bill Beaumont, actual presidente de la WR).
- Tienen otro punto de vista, desde el establishment. Piensan que hay que crecer de a poquito, así no se pone en jaque sus países. Quieren evitar lo que pasa en el fútbol, donde si tenés más países competitivos, va a haber otros ya establecidos que se quedan afuera de competencias importantes. Es un pelea de poder y autopreservación.
- También hablás de modificar el calendario. Una potencia tiene más de diez partidos por año, mientras que los emergentes se conforman con las ventas. El año pasado propusiste una Liga Mundial, que se te denegó ¿De qué trataba?
- Eso que propuse tendría el doble de ingresos por año que tiene hoy el rugby mundial, también habría inversión en una liga emergente para preparar a los equipos y que puedan aspirar a poder estar entre los mejores. Al tener más recursos, habría más inversión en el rugby de mujeres. Y cada cuatro años habría un Mundial en el que podrías expandir la cantidad de equipos y sería más justo para todos. Pero me dijeron que no. Hay que seguir por esa línea, lo que está pasando hoy va a dejar una crisis y una oportunidad única para cambiarlo.
- ¿Cómo afecta la crisis del coronavirus a las finanzas de World Rugby y a las Uniones? ¿Cómo impactaría la posibilidad de que no se jueguen las ventanas de julio?
- Hoy la verdad es que no se sabe, se estuvo hablando en World Rugby de dar una ayuda financiera momentánea para aquellos países que lo necesiten. El gran problema arrancaría si esos partidos no se pueden jugar en su fecha o a fines de octubre o noviembre, ni se jugara tampoco el Rugby Championship. Eso sería una pérdida de más de 400 millones de dólares para el rugby.
- ¿Esta pérdida de la que hablás solo afecta a los países o también a la World Rugby?
- Cada Unión comercializa sus derechos directo, World Rugby no tiene nada que ver, solamente obtiene ingresos en la Copa del Mundo. Pero cuando presentamos la Nations Cup se unía todo con los ingresos del Mundial y se lo distribuía entre todos los países, con más inversión en los emergentes. Obviamente, a las Uniones fuertes no les gustó que WR maneje la caja.
- Hace poco mencionaste que Estados Unidos destinó mucho dinero para poder jugar la Copa del Mundo y hoy, sin partidos por el coronavirus, no tiene ingresos para recuperar la inversión...
- Una Unión chica que no tiene partidos para generar ingresos y de golpe tiene que ir a jugar un Mundial en el que se enfrentó a Argentina, Tonga, Inglaterra y Francia. Gastaron plata que no tenían para prepararse lo mejor posible y no pasar un papelón; viajaron e igualmente perdieron todos los partidos. Y cuando volvieron no tienen los recursos para recuperar la inversión. Es inviable. Y esto le pasa a varios países.
- En esta grieta ideológica entre lo que defendés vos y lo que sostiene Beaumont, ¿no creés que sería injusto, en el caso de que no ganes la votación, que se mantenga esta desigualdad en el rugby mundial?
- La verdad que sí, pero por lo menos conseguimos que en el manifiesto que salió después del mío, por parte del oficialismo, se hable de lo global, cosa que antes no pasaba. Algo va a tener que cambiar, porque está escrito. Es un problema que van a tener en el futuro, porque si no lo hacen, las Uniones emergentes se les van a plantar. El cambio ya está planteado.
- Marcás una gran diferencia entre el profesionalismo y el amateurismo y hablás de una modificación en las reglas para proteger a los jugadores. ¿Cómo sería este cambio?
- El problema es que todas las reglas del deporte son para todos, sean profesionales o no. Yo quiero generar y tener muy cerca una comisión de rugby amateur, con entrenadores y jugadores de todo el mundo. Muchas veces las modificaciones de las reglas para hacer más dinámico el juego profesional pegan distinto o afectan a los clubes amateurs. Es una bajada de línea muy importante que hay que tener, aunque los más importante es que el juego sea seguro en cualquiera de sus ámbitos. Creo que una vez que uno es profesional no puede volver a jugar con amateurs porque es un tema de elecciones, está el que decidió dedicarse a eso y el que lo toma como algo recreativo. Son mundos diferentes.
- En el caso del rugby argentino, un jugador del Top 12 de la URBA disputa casi la misma cantidad de partidos que uno de Jaguares. ¿Qué opinas?
- Sí, y es una equivocación esa. El rugby amateur en Argentina ha ido buscando el mismo objetivo que el rugby profesional. Para mí, un jugador amateur debería jugar 25 partidos por año, cómo máximo. Lo más importante es que descanse, que tenga tiempo, sobre todo en equipos como las Intermedias o Pre, que es más social. Es algo que merece un análisis y un debate al respecto. Hay clubes que se entrenan cuatro veces por semana, sumando el día del partido. En lo últimos años se discutió que el profesionalismo no entre en el rugby amateur, pero nadie discutió cuál es el límite del amateurismo.
Boca de urna de las elecciones de World Rugby:
Tras cuatro años de formar un binomio como presidente y vice, Pichot decidió separarse de Bill Beaumont y enfrentarlo en los comicios. En total son 51 los votos y el ganador debe obtener mayoría simple (26).
Según pudo averiguar Infobae, se presume que el inglés tiene asegurados 21, correspondientes a los 18 del Seis Naciones (3 cada integrante), 2 del bloque de Europa y 1 de Canadá. Por el otro lado, el argentino cuenta con 22 gracias al apoyo de Sanzaar (12), Sudamérica (2), Uruguay (1), Oceanía (2), África (2), Asia (2) y Georgia (1).
De esta manera, la puja está en los 8 restantes que definirán el futuro del rugby mundial, en los que se encuentran Estados Unidos (1 ), América del Norte (2), Fiji (1), Samoa (1), Rumania (1) y Japón (2).
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