Dos operaciones. Diez días de internación hospitalaria en la Fundación Fleni. Tres meses de cuello ortopédico. Y once meses de recuperación, rehabilitación y puesta a punto.
"Nunca se me cruzó el miedo a no volver a jugar. Sabía que iba a hacer todo lo posible por volver y después iba a depender de cómo respondía el cuello, pero de mi lado iba a estar la intención de hacer cualquier esfuerzo que se necesite", desliza Tomás Cubelli días después de la histórica victoria de Los Pumas ante Sudáfrica en Mendoza.
La lesión del medio scrum surgido del Belgrano Athletic se dio el 30 de septiembre de 2017 en la derrota de la selección argentina de rugby ante Nueva Zelanda (36-10) por la quinta fecha del Rugby Championship.
La lesión de Cubelli ante los All Blacks.
"Lo que me acuerdo de la lesión es que salió la pelota un poco desprolija, entonces decidí atacar pegado al ruck. Quise pasar entre (Luke) Romano y Sony Bill Williams y quedé con los brazos atrapados, sin defensa. Sentí un golpe fuerte en la cabeza y en el cuello, pero no fue nada raro; sí sentí un mareo o una sensación como que me bajase la presión", explica el Cubo, como se lo conoce en el ambiente de la guinda, en diálogo con Infobae.
Inmediatamente, el cuerpo médico de Los Pumas decidió trasladar al jugador directo al hospital. "Cuando me enteré de la lesión fue duro porque llegué para que me hicieran los estudios y no pensaba que iba a ser tan grave", acota. Los resultados arrojaron una fractura en la quinta vértebra de la columna cervical. Sin embargo, tras consultar otros especialistas, el panorama empeoró ya que se le descubrió una hernia ligamentaria en la zona.
"Si quería seguir jugando en el primer nivel me tenía que operar. Fue complicado porque yo ya venía de una operación a principio de año en una rodilla (NdR: se había roto un tendón de la rótula jugando para Brumbies de Australia), entrar de vuelta al quirófano era duro y era una zona delicada. Fue difícil porque la operación tenía cierto riesgo y no fue una noticia fácil de digerir", cuenta desde Auckland, lugar en donde Los Pumas se prepararon para el choque de este sábado ante los All Blacks.
En total fueron dos las intervenciones quirúrgicas a las que se debió someter. El 16 de octubre le fijaron las vértebras dañadas y debió permanecer tres días en terapia intensiva y bajo un monitoreo minucioso. Luego, el 20 de ese mes, le arreglaron los ligamentos de la parte de atrás de la zona. "El posoperatorio fue duro, fue muy doloroso. En total fueron diez días en el hospital que se sufrieron. Lo bueno fue que me dijeron que había salido todo bárbaro, internamente la zona quedó espectacular, mejor de lo que esperaban, y eso me dejó más tranquilo", afirma ahora, más sereno.
La rehabilitación fue larga. Cubelli asegura que tuvo que reconstruir su físico y su estado desde cero después de pasar más de 90 días con el collar cervical. "Me motivaba saber que me quedaban cosas por vivir en este deporte, tenía ganas de seguir jugando en primer nivel. Me sentía muy bien individualmente antes de la lesión y quería seguir disfrutando adentro de una cancha. Quería volver como un mejor jugador y una mejor persona", rememora sobre aquella etapa.
Cubelli nunca bajó los brazos, se apoyó en su familia, novia y amigos para salir adelante. Sus compañeros de equipo también fueron un sostén fundamental que le brindaron cariño desde el primer momento. Fue así que, por decisión de los entrenadores, disputó algunos encuentros con Argentina XV (segundo seleccionado de la UAR) para ganar ritmo y confianza, hasta que llegó el esperado regreso.
El 25 de agosto pasado, en el estadio Malvinas Argentinas, el jugador de 29 años ingresó a los 28 minutos del segundo tiempo para decretar así su vuelta oficial con la camiseta albiceleste. "La verdad que fue muy lindo y muy especial. Fue difícil mirar al equipo todo el año desde afuera. Cada partido con Los Pumas se vive intensamente y este tenía bastante más condimentos que era haber superado algo difícil y volver al primer nivel. Fue una alegría muy grande", recuerda del momento en el que le tocó entrar.
"Fueron sensaciones de disfrute. El momento del himno es ese momento de entregarse y disfrutar, ser consciente de lo que uno pasó para poder estar ahí. Cuando me tocó entrar estaba muy metido en el resultado del partido y pensaba en qué podía aportar para llevarnos la victoria, que la estábamos buscando hace un tiempo", declara tras la victoria por 32-19 sobre los Springboks. "No hubiese sido lo mismo si yo estaba contento por haber vuelto pero al equipo no le iba bien, estoy muy agradecido por eso", añade.
Cubelli sabe que este es un nuevo punto de partida, que aún tiene muchos anhelos junto al rugby y Los Pumas. "Me encantaría seguir viviendo cosas con Argentina, ser parte de este grupo y seguir logrando cosas como equipo. En lo personal quiero ser el mejor jugador que uno puede llegar a ser, creo que todavía tengo un margen para seguir creciendo y quiero ir por eso", destaca.
La espera se hizo extensa pero está claro que lo que sucedió no fue un milagro: la revancha que tuvo fue producto de esfuerzo, sacrificio y trabajo. De ponerse bien física pero también mantenerse bien mentalmente. Cubelli tomó esto como una lección, de esas tantas que deja el rugby. "Creo que la lesión ayudó a disfrutar más, a ser consciente de que esto es una responsabilidad muy grande. Es algo muy lindo, que lo vivimos con mucha pasión pero que también es un juego. Entramos a la cancha a jugar un deporte que nos enseña muchas cosas y esta fue una enseñanza más", dispara.
Seguí leyendo: