La disputa sorda está planteada. De un lado, Claudio Tapia y Daniel Angelici, quienes consideran que el ciclo de Jorge Sampaoli está cumplido pese a que le quedan cuatro años de contrato. Del otro, el todavía vigente entrenador de la Selección, deseoso de tener una revancha tras la frustrante eliminación en los octavos de final del Mundial a manos de Francia. El principal aliado que tiene Sampaoli es justamente el vínculo que lo une a la Selección hasta después del Mundial de Qatar 2022, ya que en caso de que lo despidieran tendrían que pagarle 22 millones de dólares, una cifra que haría tambalear a la tesorería de la AFA.
Desde la máxima dirigencia del fútbol argentino ya comenzó el operativo desgaste para tratar de forzar su renuncia. Sin embargo, el técnico se mantiene firme en su postura de seguir al frente del equipo con el discutible discurso de que, a partir de ahora sí, le dará forma a la renovación del plantel que él siempre imaginó. En la cabeza de Sampaoli está la idea de que Lionel Messi sea el único histórico que continúe en el plantel, de manera que Rusia 2018 habría sido -según su mirada- el último paso por la Selección de jugadores como Marcos Rojo, Lucas Biglia, Ever Banega, Javier Mascherano, Enzo Pérez, Ángel Di María, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín. Por lo pronto, Mascherano y Biglia ya anunciaron por su cuenta que su ciclo en la Selección finalizó con la caída 4 a 3 ante los franceses, en Kazán.
Desencantados con Sampaoli al igual que el plantel, que los hinchas y que la mayor parte del periodismo argentino, Tapia y Angelici le pedirán al entrenador que explique los motivos del raquítico Mundial que protagonizó la Selección. Será, de algún modo, una suerte de descargo del técnico en una sede judicial. Y Sampaoli ya les juró por lo bajo que les dirá la verdad y nada más que la verdad, con algunas revelaciones fuertes de la interna del plantel que hasta ahora el técnico había preferido callar.
En caso de que perciban que Sampaoli se mantiene firme en la postura de aferrarse a su contrato, Tapia y Angelici le insistirán en que para ellos no hay retorno en la situación. Le ofrecerán un resarcimiento económico marcadamente inferior al que le correspondería al técnico y, en caso de no haber acuerdo, le dejarán en claro que ya no contará ni con las herramientas ni con los recursos económicos que tuvo hasta ahora.
Tapia y Angelici están dispuestos a decirle que se terminaron para él las giras a Europa para hablar con los jugadores y los hoteles cinco estrellas, y que tendrá que arreglarse con lo que quedará de su cuerpo técnico, disuelto porque ya no seguirán Sebastián Beccacece (volverá a la Sub-20 aunque también podría seguir otro rumbo), Nicolás Diez (otro de los ayudantes de campo), Francisco Meneghini (analista de video) y Martín Bressán (preparador físico alterno). El Mundial terminó de ajar la relación de Sampaoli con todos ellos.
En buen romance, le dejarán en claro que ya no lo apoyan ni confían en él y entonces todo pasará a depender de la postura que adopte el técnico de aceptar o no trabajar con unas condiciones tan deterioradas en relación con los catorce meses que lleva al frente del equipo.
En las cabezas de Tapia y de Angelici ya circulan los nombres de Diego Simeone, Marcelo Gallardo y Mauricio Pochettino como los candidatos más deseados y los de Ricardo Gareca y Matías Almeyda como principales alternativas secundarias. En tren de volar con la imaginación, ambos también pensaron en Pep Guardiola, el ultracotizado técnico del Manchester City, con el que tiene contrato hasta 2021. Los 19 millones de euros que cobra por temporada en el club inglés deberían ser un impedimento para sostener ese deseo, pero guardan la esperanza de que el desafío deportivo que significaría para Guardiola volver a dirigir a Lionel Messi pueda llegar a seducir al español. Recuerdan, los dos principales dirigentes de la AFA, que el Kun Agüero dijo en una entrevista que dio en 2016 que Guardiola le dijo que le habría encantado dirigir a la Selección tras la renuncia de Gerardo Martino. El arquitecto del Barcelona multicampeón de los años recientes también se declaró admirador del fútbol argentino más de una vez.
Con todo, sería cuanto menos alocado que acaso el mejor entrenador del mundo aceptara dirigir a una Selección cuyos cimientos quedaron demasiado endebles y en un marco de crisis difícil de ahuyentar.
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