Argentina volvía a una Copa del Mundo tras 24 años de ausencias. En Suecia 1958, se creía candidato y ostentaba un rótulo autoadjudicado: "La mejor selección del mundo" no fue más que una interpretación vanidosa. Había ganado hace un año antes la Copa América de Lima con todas goleadas: 8-2 a Colombia, 3-0 a Ecuador, 4-0 a Uruguay, 6-2 a Chile y 3-0 a Brasil. En el Mundial, perdió 3 a 1 con Alemania Federal, venció por el mismo resultado a Irlanda del Norte y cayó en el partido definitorio por 6 a 1 contra Checoslovaquia.
Ese Mundial representó el fracaso más estrepitoso en la historia del fútbol argentino. "El desastre de Suecia" fue una toma de conciencia: la vergüenza deportivo inspiró la edificación de una nueva filosofía de juego. Significó el deterioro contrastable del juego y la imprevisibilidad y la valorización del trabajo y la preparación física. La goleada histórica ante Checoslovaquia fue el último partido del ciclo más extenso y satisfactorio de un técnico en la Selección: Guillermo Stábile ganó siete Copas América y disputó 121 partidos con un 75 por ciento de efectividad.
Cinco años antes, había sido designado de forma permanente como seleccionador de la Argentina: hasta entonces repartía su puesto como entrenador de clubes. Stábile fue destituido de su cargo tras 18 años y para la renovación y reconstrucción de la identidad del fútbol argentino fueron convocados tres técnicos: Victorio Spinetto, José Della Torre y José Barreiro.
La historia de la destitución de Stábile es particular pero en perspectiva admite una condición sistémica en la designación de entrenadores del seleccionado. Argentina jugó 16 veces una Copa del Mundo: dos campeonatos y un montón de desilusiones. En sólo tres situaciones, el técnico mantuvo su puesto. César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo retuvieron el cargo en España 1982 y en Italia 1990 -respectivamente- para defender los títulos obtenidos cuatro años antes.
Pero solo hubo un técnico que renovó su vínculo con la Selección luego de perder un Mundial. El caso pertenece a Marcelo Bielsa y la despedida catastrófica de Corea Japón 2002. El fracaso por haber quedado eliminado en zona de grupos lo expuso como principal responsable. El golpe fue tremendo: dolió a niveles equitativos de la ilusión que había generado. Pero las críticas periodísticas contradijeron el respaldo de los jugadores.
El proceso continuó y tuvo su premio. Argentina perdió la Copa América por penales ante Brasil en julio de 2004, pero dos semanas después comenzaron los Juegos Olímpicos de Atenas. La selección dirigida por Marcelo Bielsa dio espectáculo, no recibió goles, ganó la primera medalla dorada en la historia del fútbol argentino y levantó el único título de mayores que faltaba en las vitrinas de la AFA. El 14 de septiembre de 2004 el técnico renunció a su cargo de manera sorpresiva: alegó una crisis de energía y cansancio mental.
Salvo el caso Bielsa, no hubo otra historia similar en la selección nacional. Francisco Olazar y Juan José Tramutola renunciaron en 1930 luego de perder la final del Mundial ante Uruguay. El italiano Felipe Pascucci dirigió un único partido con la Argentina: fue debut 2-3 ante Suecia y despedida de Italia 1934. Tras la derrota no volvió al país, afectado por las críticas, y continuó su carrera en su país de origen.
La política de destitución continuó con Stábile en 1958 y siguió con Juan Carlos Lorenzo en 1962. Néstor Rossi, Jim López y Horacio Torres condujeron la selección los años posteriores hasta que el mismo Lorenzo tuvo su revancha en el Mundial de Inglaterra 1966. Cuatro partidos disputados y un nuevo adiós, esta vez definitivo. Vladislao Cap asumió poco antes de Alemania 1974: dirigió seis partidos, se despidió y dio origen a una nueva era.
Del '74 al '90 hubo dos ciclos antagónicos y consagrados: Menotti hasta 1982 y Bilardo hasta el Mundial de Italia. Después comenzaron los ciclos de renovación cada cuatro años: Alfio Basile en Estados Unidos 1994, Daniel Passarella en Francia 1998, Néstor Pekerman en Alemania 2006, Diego Maradona en Sudáfrica 2010 y Alejandro Sabella en Brasil 2014. Restará saber qué sucederá con la continuidad de Jorge Sampaoli tras la derrota de Argentina en Rusia 2018.
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