Las historias más increíbles de los hinchas argentinos que están en Rusia ahora que se fue la Selección

Muchos pensaban seguir al equipo hasta la final y tras la caída con Francia, hubo desbande. Reventa de entradas, destinos exóticos, dinero perdido y un lamento general recorre las calles de Moscú que supieron ser celestes y blancas

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Hinchas argentinos - Mundial Rusia 2018 (12)

Ya no hay banderazo en la calle de las luces, como bautizaron los argentinos a la céntrica peatonal Nikolskaya. Ya no hay pogo en la plaza roja ni suena el que no salta es un inglés a la entrada del Kremlin. A diferencia de lo que ocurría apenas 72 horas atrás, así como el plantel se fue desmembrando en distintos vuelos que los regresaba a las ciudades donde moran, los hinchas argentinos empezaron una diáspora que los despide hasta Qatar 2022. Llegaron a ser, según estadísticas oficiales, 34.700 vestidos de celeste y blanco y montando un show de aliento en cada ciudad donde se presentaba la Selección. Pero hoy, dispersos la mayoría en Moscú, no llegan al 10% de aquella marea que vino con un sueño que terminó en pesadilla.

¿Qué hacen ahora los argentinos que siguen en Rusia a pesar de la derrota? La mayoría intenta revender sus tickets con suerte dispar. Están los que buscan hacer un pequeño negocio en la calle, y ahí sólo tienen suerte quienes poseen tickets que habían adquirido en su momento para seguir a Argentina saliendo primero en su grupo. Porque ese partido los croatas ahora lo juegan con los rusos, y los locales están pagando hasta 700 dólares por ver a su equipo. Otros buscan cambiar el vuelo de regreso para volver lo antes posible al país, aunque las penalidades son altas: según la aerolínea elegida, la modificación para tratar de partir cuánto antes cotiza entre 400 y 1000 dólares. Están los que han decidido hacer turismo porque después de todo las ciudades rusas son preciosas y los menos decidieron seguir viviendo el Mundial concurriendo a la cancha, porque el show debe seguir. Pero la mayoría de los consultados por Infobae, muestran una mueca de tristeza. El Mundial es menos mundial sin Argentina, y existe la sensación profunda de vivir una resaca después de una fiesta que terminó mal.

Ahí andan, por ejemplo, el grupo de amigos de Brinkmann, provincia de Córdoba, que llegaron a Rusia para seguir al equipo desde el partido contra Nigeria y pensaban quedarse hasta semifinales. Ahora, en vez de alentar en la cancha, están en el Fan Fest, viendo la victoria de Brasil frente a México. "Hicimos de todo para estar acá. Compramos pasaje Córdoba-Asunción-Lisboa-Moscú y la fiesta se terminó antes.Teníamos tickets por si Argentina salía primero y no pudimos vender ni por FIFA las de Croacia contra Dinamarca. Igual, pagamos reventa y fuimos a Kazan a ver la derrota con Francia. Ahora volvimos a Moscú y nos quedamos hasta el domingo paseando", cuenta Diego Dagatti, que está en Rusia junto a Guillermo Chaper, César Marchisone y Horacio Chiccó, el padre de Julián, el cinco del Boca del Mellizo Guillermo Barros Schelotto.

Cerca de ellos se suman Jorge y Pablo Friedman, que habían planeado un Mundial de padre e hijo que pensaban coronar con Argentina campeón. "Ya no será posible", dice Jorge que agrega: "Conseguimos cambiar pasaje y nos vamos mañana a España, a visitar a unos familiares".

Así, con distintos planes, todos buscan recalcular el periplo. Como Javier Montiveros, Matías Grippo y Aitor Ortega que tenían tickets para seguir a Argentina hasta semifinales y pudieron ponerlos en venta en la página de la FIFA y recuperaron el 90% de lo invertido para Cuartos y semis. Con esa plata, se quedarán paseando hasta el jueves 12 de julio. "Pedían una locura para adelantarnos el regreso. Antes que darle la plata a la aerolínea, nos quedamos acá en Moscú y vamos todos los días al Fan Fest que es una fiesta", aseguran.

Daniel Benítez, en cambio, ya no quiere saber nada con Rusia. Empleado de Endesa Costanera y miembro del departamento de Vitalicios de Racing, tomó una decisión: vendió las entradas que tenía por si Argentina seguía y con unos amigos se irá a Chipre. "Dicen que tienen unas playas fantásticas y nos salía 8000 pesos el viaje de ida y vuelta. No nos íbamos a quedar acá en Moscú 15 días más", le confiesa a Infobae.

Todos los argentinos con los que uno se cruza por las calles de Moscú están en la misma. Como los mendocinos Manuel Clop e Ignacio Nievas, que vendieron también por FIFA las entradas que tenían para cuartos de final y con esa plata y un puchito más pagaron la penalidad y cambiaron el pasaje. "Teníamos regreso para el 19 de julio, después de la final. Ahora nos vamos este viernes. No tiene sentido seguir acá". Algo parecido cuentan Nahuel Pallavicini y Diego Arroyo, uno de Devoto, el otro de Caseros, que pegan la vuelta este miércoles, después de haber seguido a la Argentina hasta octavos incluido. En cambio, Diego Mocci, Facundo Pastorela y los hermanos Ignacio y Gonzalo Juarez se lo toman con otra filosofía: "Nosotros teníamos entradas hasta la semifinal incluida con Argentina saliendo primera en su grupo y vamos a seguir yendo a la cancha. Mañana salimos para Sochi a ver Croacia contra Rusia y de ahí nos vamos a San Petesburgo para la semifinal. Esto es un Mundial y vinimos a disfrutar del fútbol. Cada vez que podemos ir a Europa, vamos a la cancha. A ver al Barcelona, la Premier, lo que sea. "Mirá si nos vamos a perder un Mundial por más que la Selección no esté", dicen a coro.

Distinto piensan los porteños Fernando Razzeto, Nicolás y Javier Rodríguez, que ya vendieron sus tickets sobrantes en la reventa oficial FIFA y cambiaron los pasajes de regreso para este jueves, tratando de olvidar lo antes posible el mal trago del Mundial. Algo que no está en los planes de los tucumanos Patricio Paolini, y los hermanos Juan Pablo y Franco Argañaraz. "Con la logística que hicimos para estar acá, nos vamos a quedar. Juntamos plata durante más de un año, sacamos los pasajes en septiembre pasado, cuando salían bien barato y rezando por que clasifiquemos. Compramos las entradas entre diciembre y enero y alquilamos departamentos bien alejados del centro. Todo para ahorrar. Nos movimos en combi manejando nosotros. Imaginate que hicimos de todo para ver el Mundial, y aunque no es lo mismo sin Argentina, nos vamos a quedar. Lo que da tristeza es caminar por esta peatonal. La semana pasada parecía que estábamos en nuestro país. Ahora, cuando nos cruzamos con una camiseta de la Selección nos saludamos cómplices. Vamos quedando pocos, pero no por eso nos vamos a sacar la celeste y blanca", desafían a puro grito pelado, mientras los rusos que pasan por la vereda sonríen, sin entender muy bien qué hacen estos muchachos que aunque Messi y el resto ya pegó la vuelta, siguen mostrando orgullosos la remera con la diez en la espalda. La que según ellos, no se mancha.

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