La selección argentina viajó a Rusia con 12 integrantes en el cuerpo técnico. Vuelve con el equipo de entrenadores hecho hilachas. Y con su cabeza, Jorge Sampaoli, caminando sobre suelo jabonoso, con la Asociación del Fútbol Argentino esperando su renuncia.
Así de crudo es el final del camino del entrenador que percibe siete millones de dólares al año por conducir el combinado nacional. Que aguarda la reunión con Claudio Tapia, presidente de la AFA, para explicarle su plan a futuro, el "60 más 6", con el fin de aferrarse al banco de suplentes. Y el proyecto no incluye a varios de los componentes del equipo técnico que viajó al Mundial; con muchos, incluso, terminó distanciado, con la relación herida de muerte.
Mientras persiste la "guerra fría" entre la entidad madre del fútbol y el DT para que abandone su puesto sin reclamar los alrededor de 20 millones de dólares por su vínculo hasta Qatar 2022, algo que el oriundo de Casilda no tiene pensado hacer, Sampaoli pisará suelo argentino con el cuerpo técnico desbandado.
Sólo puede certificar que seguirán a su lado, si consigue la proeza de continuar al frente de la celeste y blanca, el preparador físico Jorge Desio, el analista de video Matías Manna y su agente de prensa, Ezequiel Scher. Del resto, como mínimo, no hay confirmación.
¿Por qué el desmembramiento? En algunos casos, como el de Beccacece, había un pacto preestablecido de que se separarían post Rusia 2018, pero el ex Defensa y Justicia iba a quedar a cargo del Sub 20, que en el verano deberá afrontar el Sudamericano de la categoría. Hoy, su futuro estaría cerca de un club de México; lejos del predio de Ezeiza donde seguiría en contacto con el head coach. Y el Juvenil volvería a manos de Pablo Aimar y Diego Placente.
El caso Sampaoli-Beccacece fue el más volcánico en el Mundial. Incluso, mantuvieron una discusión muy subida de tono, al borde de la pelea, en un entrenamiento previo al encuentro frente a Croacia; y frente al plantel. El disparador fue una situación técnica. El DT le había encomendado el reparto de pecheras y el inicio de un trabajo táctico pero, según su óptica, un futbolista de los que aparecían entre los titulares no debía estar allí.
La chispa: Sampaoli hizo el reclamo en un tono alto e imperativo, a Beccacece no le gustó. La discusión fue suavizada por los mismos jugadores que, testigos de la situación, olfatearon falta de estatura en el cuerpo técnico para llevar adelante una Copa del Mundo. Así fue que, de cara al duelo ante Nigeria, nació el "doble comando" entre referentes y cuerpo técnico, la foto de Mascherano y el orientador frente a la pizarra, el "¿pongo al Kun?", del entrenador a Lionel Messi.
Martín Bressan (preparador físico alterno) y Javier Meneghini seguirían los pasos de Beccacece. Lionel Scaloni, "nexo de jugadores en el exterior", tal como señala su función en el boletín oficial de la AFA, se quedó en Europa y evaluará su futuro. Martín Tocalli, reputado entrenador de arqueros, hará lo mismo.
Ante ese panorama, en el encuentro con Tapia, Sampaoli le informará que el nuevo plan exhibirá una renovación también en el cuerpo técnico. Y apuntará a sumar como ayudante de campo al español Juan Manuel Lillo, quien ya lo acompañó en Chile y en el Sevilla.
Lillo, de 52 años, fue un elemento que generó discordia en el interior del equipo técnico argentino. Es que Sampaoli, en muchas ocasiones, durante el año que lleva al frente de Argentina, consultó por teléfono al español antes de tomar una decisión. Esa asesoría provocó "falta de confianza" en el nutrido grupo.
Hoy, aquel matrimonio ya no es tal; sólo los reúne el avión de regreso de la ilusión trunca. El terremoto en el cuerpo técnico de un Sampaoli en la cuerda floja es otra manera de explicar el decepcionante Mundial de la Selección.
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