En San Petersburgo, Argentina jugará mañana contra Nigeria un encuentro clave para continuar en este Mundial. El árbitro será el turco Cuneyt Çakir, de 41 años, hijo de un ex colegiado y ex presidente de Comité de Árbitros de Turquía.
Participa de su segunda Copa del Mundo, dado que dijo presente en el Mundial de Brasil, donde, entre otros encuentros, dirigió la semifinal entre Holanda y Argentina, que se decidió con victoria del conjunto albiceleste en la tanda de penales.
Otra labor de importancia en su carrera se dio en la semifinal entre Real Madrid y Bayern Múnich de la última Champions League: cometió un error que cambió el resultado del partido, ya que omitió el penal por mano de Marcelo sobre el final de la primera etapa, hecho que fue acompañado por grandes críticas por parte de los teutones.
Cuando se me consulta qué visión técnica puedo aportar sobre un árbitro, primero me intereso por saber quiénes juegan y por qué objetivo. En este caso, nunca elegiría un europeo, porque su tipología es en general asertiva en lo técnico, pero son muy dubitativos en los roces y en los límites disciplinarios. Çakir no es la excepción a esta regla.
Cuneyt Çakir en principio ofrece experiencia, es diestro en lo físico y complaciente en lo disciplinario; con etapas de aciertos y traspiés en lo técnico. Esos baches lo llevan a veces a perder el control del juego y, ante dos equipos que pueden apartarse del juego limpio por la exigencia del resultado, considero que su designación no es lo más acertado.
Un detalle no menor es saber quien será el VAR, ante esta nueva forma de aportarle al árbitro una nueva oportunidad de emendar errores y que lo está llevando a cambiar los resultados en este torneo. Argentina puede llegar a necesitar de esa maestría en este encuentro y que la Asistencia Arbitral por Video sea positiva y ecuánime en las interpretaciones del juego.
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