"Bronnitsy saluda a Lionel Messi en su cumpleaños. Entre las 14 y las 19, conciertos con la participación de grupos musicales y cantantes solitas. A las 19, presentación de la torta de cumpleaños".
El cartel con la leyenda apareció el viernes en la puerta del Bronnitsy Training Centre. Allí, se invitaba a los lugareños (unos 20.000 habitantes) a celebrar el cumpleaños número 31 del mejor futbolista del mundo, que comparte su tierra durante el Mundial.
Y la iniciativa tuvo éxito: alrededor de 1.000 personas, entre lugareños e hinchas, disfrutaron de la fiesta de cumpleaños paralela de Messi a orillas del lago Belksoe. En la que Messi, claro, no estuvo presente, aunque pareció haberlo estado. Porque lo que el cartel anunciaba como la "torta de cumpleaños" fue, en realidad, un Messi de tamaño real de bizcochuelo, que fue paladeado por todos los que se acercaron a la celebración.
La torta, que se posaba sobre una cancha de fútbol, también comestible, mide 1,70 y pesa 69 kilos, con un nivel de detalle sorprendente respecto del Messi original: ostentaba, incluso, los tatuajes. Una semana tardó en ser elaborada. A pesar de los cientos de metros de distancia, desde el búnker de Argentina pudo verse el ritual.
Una oportuna demostración de cariño para apuntalar a Messi en un duro momento, tanto propio como de la Selección.
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