En cuatro minutos, Néstor Fernando Penovi pidió perdón nueve veces. El hombre que fue expulsado del Mundial de Rusia por haber filmado una broma sexista a una joven rusa llegó en la madrugada del viernes a la Argentina desde Madrid, y admitió su error: "Me dio asco verme, me equivoqué".
Cerca de las cinco de la mañana, Penovi apareció en el hall de arribos de la Terminal 1 de Ezeiza. Llevaba el rostro cubierto por una bufanda y tenía puesto un gorro negro. Intentó pasar desapercibido y dijo que la bufanda era por el frío. Lo esperaban dos amigos. Luego, ante Infobae, el comerciante de 47 años habló. Se mostró arrepentido por lo que hizo y pidió disculpas: "Lamento lo que pasó. Me equivoqué. Pido perdón a todos".
Penovi intentó justificar su actitud al considerar que fue "un chiste entre amigos, por Whatsapp, entre pocos chicos". El jueves, consultados por este medio, varios amigos del barrio de Wilde, en Avellaneda, donde vive Penovi, contaron que habían recibido ese y otros tantos videos que el hombre mandaba desde "la fiesta" en Rusia.
El hombre relató cómo fue la secuencia donde le hizo la broma desagradable a la chica rusa, a quien le pidió pronunciar palabras obscenas sin aclararle qué significaban. "Estábamos de todos los países haciendo cargadas, bromas de fútbol o de distintas cosas. Esta chica se arrimó y nos pidió una foto porque estábamos con la camiseta argentina", intentó justificarse, y aclaró que envió el video a sus contactos sin observarlo ni darse cuenta del agravio.
"Después ni miré el video. Como lo hicimos lo mandé. Es una broma. Después lo vi y me dio asco. A mí, personalmente. Me arrepiento. Si lo hubiese visto cuando lo hice, lo borro y lo tiro", agregó.
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Penovi es padre de dos hijos. "Juani", su hija mayor, es adolescente. Y durante el jueves trascendió un mensaje de repudio a su padre desde su cuenta de Instagram. El hombre no confirmó ni desmintió el posteo, pero contó que tuvo un diálogo con ella y que le pidió disculpas: "Algo hablé con mi hija. Le pedí perdón a ella y a todo el mundo. A todos les pido perdón, a ustedes, a los argentinos, a los rusos. Fue un error tremendo. A las mujeres, a los hombres".
Mientras exponía su vergüenza ante la prensa, una mujer se acercó y lo increpó. "Debería venir a buscarte la Policía", le dijo en la cara. El hombre la miró con cierto pudor y repitió: "Cometí un error, me equivoqué, pido perdón".
Penovi, dueño de una concesionaria de autos usados en el barrio de Sarandí, insistió en su justificación. "Me equivoqué, pido perdón, fue un segundo. Atrás la misma chica me hizo un video. Hicimos 20, 30 videos. Se supone que eran cargadas con amigos", reiteró y supuso que alguien filtró el video.
El hombre admitió que no volvió a ver a la chica rusa, pero consideró que le debe sus disculpas. "A la chica le pediría perdón. A ella y a todos. No tuve tiempo de verla porque viajé", respondió.
El jueves, en una entrevista telefónica con un canal de tv local, había intentado aclarar: "La chica no era menor, atiende en un negocio, estaba trabajando; de hecho, los menores no trabajan acá pero tampoco es que sé el documento, atendía sola, nadie le vio el documento, pero bueno, al margen de la edad pido disculpas, estuve mal".
Consciente del estupor que causó en la Argentina la viralización de su video, con un gesto serio y de preocupación, admitió: "Algo del revuelo que se armó sé".
Y quizá por eso Penovi, antes de subirse a un auto que lo llevaría a su casa de Wilde, volvió a suplicar disculpas, y pronunció la palabra perdón otras dos veces, que seguro no serán las últimas: "Me equivoqué, de corazón. Tengo 47 años, soy una persona de bien, hice una boludez, un error tremendo, me equivoqué. Era para diez amigos. Circuló y bueno. Les pido perdón a todos. Gracias por esta posibilidad. Me equivoqué, de corazón, perdón".
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