Ser designado para la apertura de un Mundial tiene doble responsabilidad para un árbitro; quedan bajo la lupa sus aciertos técnicos y marca el perfil técnico-disciplinario que la Comisión de Árbitros quiere que se dé a conocer a todos los equipos que participan de la competencia.
El estadio Luzhniki vio en el primer tiempo a un Néstor Pitana con una entrega física para resaltar, y un perfil seguro acorde con el juego que propusieron Rusia y Arabia Saudita: fue favorecido por el planteo de los dos equipos en la goleada del elenco local.
Se mostró celoso en los balones detenidos, no permitiendo las sujeciones en las áreas. Al minuto sancionó su primera falta y dio aviso respecto de cuál sería su temática de control.
Pelota al piso y velocidad al pasar al ataque por parte de Rusia; Arabia Saudita, con un entrenador como Juan Antonio Pizzi, portador de un gusto futbolero de un juego prolijo y de balón al piso; cauteloso, pero ni agresivo ni conflictivo. Un plato ideal para Pitana.
En la etapa inicial sólo se contabilizaron 11 faltas físicas (7 para el local; 4 para la visita), sin ninguna jugada que mereciera sanción disciplinaria. Aplicó muy bien una ventaja para Rusia a los 34 minutos; hubo dos posiciones adelantadas acertadas y una con dudas a los 15 minutos, del asistente dos (Juan Pablo Belatti), sin consecuencias.
El segundo tiempo fue una copia del primero: un Pitana asertivo, con ambos equipos repitiendo la misma propuesta. Las faltas físicas totales terminaron en 32 (22 de Rusia, 10 de los árabes). A los 77 minutos de juego, ante un mínimo conflicto entre dos jugadores, cortó la situación con una severa advertencia.
Néstor Pitana, Hernán Maidana y Juan Pablo Belatti redondearon una tarea de equipo acorde a las exigencias. Y el VAR esperará a la segunda jornada: no tuvo ningún protagonismo. Una interesante actuación: 8 puntos.
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