Mario de las Casas tenía físico de basquetbolista: medía 1,80 y un porte intimidante. Pero fue futbolista. Tenía 25 años cuando jugó el primer Mundial de la historia. Era zaguero derecho y peruano. Debutó en un partido mundialista el 14 de julio de 1930, el mismo día en que Perú disputó su primer encuentro en una Copa del Mundo. El rival, Rumania.
El fútbol era, en sus albores, un juego rudimentario. Perú y Rumania no jugaron: se enfrentaron. Disputaron un partido hormonal, a elevadas revoluciones, con brutalidad, pureza y sin precauciones. La atmósfera se vició cuando a los 38 minutos del primer tiempo Mario de las Casas fracturó la pierna del central rumano Adalbert Steiner y dejó a su rival con uno menos: para aquellos años no estaba reglamentado el sistema de modificaciones. Los europeos jugaron los minutos restantes para balancear la cantidad de jugadores.
Luis de De Souza Ferreyra, el autor del único gol peruano en aquel partido, dijo: "Querían ensuciar el partido para que echaran a uno y así quedar iguales". Al minuto 56, en el estadio Pocitas de Montevideo, se suscitó una situación inédita que sentó jurisprudencia en las ediciones posteriores: la expulsión de un jugador. Un tumulto fue interrumpido por la decisión del juez de echar a uno de los responsables de la gresca. Los medios peruanos creyeron en primera instancia que había sido expulsado Plácido Galindo, pero el periodista inglés Keir Radnedge, en el libro World Football Records 2010 avalado por la FIFA, apunta que el jugador en cuestión fue Mario de las Casas.
De Souza Ferreyra lo certificó antes de morir (le faltaba una semana para cumplir 100 años cuando falleció el 29 de septiembre de 2008). En diálogo con El Comercio, encontró la razón de la expulsión: "Lo vieron grande y lo echaron". Luego el delantero, junto a Casas fundadores del club Universitario de Perú, marcaría el gol del empate parcial y ya con el partido diez contra diez llegaron los dos goles rumanos que decretaron el 3 a 1 para el seleccionado europeo.
Mario de las Casas fue el primer expulsado verbal en un campeonato mundial de fútbol. No ostenta el mérito de haber recibido la primera expulsión visual. La historia de las tarjetas nació en "la Batalla de Santiago" en el Mundial de Chile 1962. El seleccionado local superó a Italia por 2 a 0 en uno de los partidos más salvajes de la historia de los Mundiales: sangre, fracturas, expulsados, intervenciones policiales y la hostilidad de 66 mil hinchas ofendidos por publicaciones despectivas sobre el estilo de vida del pueblo chileno.
Kenneth George Aston fue el árbitro inglés designado para aquella batalla. La FIFA lo premiaría años después con el cargo de Presidente del Comité de Árbitros que concibió para el Mundial siguiente la implementación de un nuevo esquema de multas y sanciones en procura de disciplinar un deporte atravesado por la violencia y los desmanes. Para la Copa del Mundo de 1970 se instrumentó la utilización de tarjetas amarillas y rojas, que a su vez universalizaban símbolos que la barrera idiomática no podía resolver.
En México '70 hubo amonestado, pero no se registró ninguna expulsión. El hito se postergó a Alemania '74. Al viernes 14 de junio de 1974. El local jugaba contra Chile en el debut del Mundial que posteriormente ganaría. Un gol de Paul Breitner al minuto 18 ponía en ventaja a la Alemania Federal. A los 67 minutos, Berti Vogts le fue duro abajo a Carlos Humberto Caszely. El alemán fue en busca de la pelota que había recuperado cuando el chileno, adrenalínico, reaccionó con una patada postrera a la altura de la rodilla. Caszely, quien ya tenía amarilla desde el minuto 48, vio la roja que sostenía el árbitro turco Dogan Babacan.
La Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile replica lo que el delantero chileno repitió durante años: "No era para expulsión". La selección trasandina no pasó de ronda pero el futbolista construyó una carrera notable. El Gerente, el Chino o simplemente "el Rey del metro cuadrado" fue el máximo goleador de la selección con 29 tantos hasta el 27 de junio de 1998, cuando Marcelo Salas marcó el descuento en la derrota 4-1 con Brasil. Le convirtió cuatro goles a la Selección argentina y es considerado uno de los máximos ídolos del fútbol chileno y del Colo-Colo. Fue abanderado del socialismo y protagonizó una activa lucha social contra el régimen del dictador Augusto Pinochet. Por aquella tarjeta roja blandida al aire, los medios oficialistas castigaron a Caszley, lo acusaron de violento y edificaron una campaña de difamación por ausentarse el próximo partido ante la República Democrática Alemana a efectos de "no querer enfrentar a sus hermanos comunistas". Hasta acá, el relato de los primeros expulsados de la historia mundialista, con y sin tarjeta roja.
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