Los "extranjeros": el español, el paraguayo y el francés que jugaron mundiales para Argentina

Los casos de futbolistas nacionalizados argentinos son pocos. Compitieron con la celeste y blanca en situaciones distintas: las historias del español que jugó el primer partido de Argentina en el Mundial de 1930, el paraguayo amateur y el contemporáneo delantero francés

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La formación de Argentina en el Mundial de 1930: el “gallego” Suárez es el quinto desde la izquierda
La formación de Argentina en el Mundial de 1930: el “gallego” Suárez es el quinto desde la izquierda

El único gol del partido lo hizo Luis Monti. Argentina le ganó 1 a 0 a Francia en su primer partido en la historia de los mundiales. Era el martes 15 de julio de 1930. Pedro Arico Suárez tenía 21 años y se desempeñaba como half izquierdo, de acuerdo a los estándares futbolísticos de la época. Jugó de titular en aquel debut mundialista: era el primer no nacido en Argentina en jugar un Mundial para el seleccionado nacional.

La historia lo incluye en una lista corta, exclusiva. El recurso de nacionalizar futbolistas extranjeros no es una disposición que el fútbol argentino haya ejercido. Sus exponentes se reducen a sólo tres jugadores. La práctica de importar futbolistas predomina en las selecciones europeas. En la conciencia regional y más precisamente en la idiosincrasia argentina, esa política de refuerzos podría socavar la identidad nacional.

Pedro Arico Suárez jugó 335 partidos en el fútbol argentino y convirtió apenas un gol. Se lo considera el primer español en jugar un Mundial
Pedro Arico Suárez jugó 335 partidos en el fútbol argentino y convirtió apenas un gol. Se lo considera el primer español en jugar un Mundial

Pedro Bonifacio Suárez Pérez era español, pero fue uno de los once argentinos que jugaron el primer partido mundialista de la historia. Nació el 5 de junio de 1908 en Santa Brígida, Gran Canaria, se crió en el barrio de Boedo y volvió a su patria después de haber cumplido una década de vida. Pero quiso regresar al país, donde se estableció de manera definitiva. Lo habían bautizado "el gallego" pero su nombre ya había incorporado el pseudónimo Arico, por la región de Tenerife de donde eran sus padres.

Arico Suárez disputó 335 partidos en el fútbol argentino y dos encuentros en el Mundial de 1930: el primero y el último, en la final perdida contra Uruguay. Debutó en Ferro en 1928 y triunfó en Boca, donde acumuló títulos en doce años de trayectoria. Hizo solo un gol: su principal virtud -dicen los registros de época- era su vocación defensiva y su voracidad para la marca. En su último partido con la selección lo disputó como capitán en 1934, antes del inicio del Mundial de Italia, donde se registró el segundo caso de un "extranjero" en la Argentina.

Una imagen de la primera final de la historia, en la que compitieron uruguayos, argentinos y un español (FIFA)
Una imagen de la primera final de la historia, en la que compitieron uruguayos, argentinos y un español (FIFA)

El volante paraguayo

Habían pasado solo cuatro años pero la coyuntura era otra. El fútbol se había profesionalizado en la Argentina en 1931, los futbolistas firmaban contratos y los clubes pagaban sueldos. La cita mundialista exigía una posición que la Asociación del Fútbol Argentino no estaba dispuesta conceder: suponía una profunda erogación de dinero en concepto de logística y organización más la depuración por tres meses de los principales equipos del campeonato local.

Los uruguayos, vigentes campeones, habían coordinado un complot contra la organización del Mundial de 1934. Fue una devolución de gentilezas: Europa había sido representada sólo por cuatro selecciones en el certamen de 1930 (Rumania, Yugoslavia, Francia y Bélgica) y los directivos charrúas habían jurado desprestigiar la competencia a celebrarse en territorio italiano. Argentina había garantizado su solidaridad con la medida, pero el escenario había cambiado.

El fútbol argentino estaba dividido. Los clubes más poderosos se alinearon bajo la liga profesional. El torneo tradicional, agrupado por equipos más modestos, conservaba su filiación y vínculo con los órganos encumbrados de la FIFA. La AFA quería jugarlo, pero la liga juramentó su compromiso con la posición uruguaya, potenciada por la eventual pérdida de ingresos y cierto encono al fútbol italiano que contrataba jugadores del medio local. Roberto Cherro y Bernabé Ferreyra, figuras de Boca y de River, pudieron haber jugado la Copa del Mundo de Italia 1934 pero la prioridad la tenían los clubes, sus empleadores.

La liga rechazó la invitación a competir pero las autoridades italianas, presididas por el dictador Benito Mussolini, insistieron. Argentina era actual subcampeón y los jugadores de origen argentino eran admirados en el país anfitrión. Luis Monti y Atilio Demaría, quienes habían jugado para Argentina en el Mundial del '30, acompañados por Raimundo Orsi y Enrique Guaita, otros jugadores argentinos, salieron campeones con Italia en aquel certamen corrompido por la propaganda fascista.

Argentina perdió ante Sueca el único partido que disputó en el Mundial de Italia 1938 (FIFA)
Argentina perdió ante Sueca el único partido que disputó en el Mundial de Italia 1938 (FIFA)

El gobierno italiano garantizó que financiaría los gastos de la delegación. Finalmente Argentina envió un representativo, pero con jugadores amateurs, de segundo orden. Se conformó una comisión para designar un plantel competitivo. El sábado 28 de abril a las 22 horas zarpó con la comitiva con 18 jugadores, un técnico y un masajista con destino a Roma a bordo del vapor Neptunia.

"La alegría de algunos contrastaba con la de los hombres del interior, aislados, solos casi, a lo largo de los anchos corredores y sumidos en quién sabe qué hondas cavilaciones", describió el artículo que el diario La Nación publicó al día siguiente. Fueron vestidos de traje y corbata y recibieron la ovación del público que los despedía.

La formación argentina de 1934 estaba compuesta por jugadores amateurs
La formación argentina de 1934 estaba compuesta por jugadores amateurs

La revista El Gráfico criticó, en un extracto de una nota previa al Mundial de Italia, la designación de una selección alternativa: "Admitimos y deseamos que ese equipo consiga clasificarse campeón. No nos oponemos al envío de un equipo amateur porque se lo crea falto de chance. Nos oponemos porque entendemos que para ser juzgado por todos los públicos y en el certamen de máxima importancia, el cuadro que concurra debe constituir genuina representación del estado actual del fútbol, que mantiene, por suerte, su alto poderío".

Argentina jugó un único partido. Ganaba 1 a 0 y después 2 a 1, pero terminó perdiendo 3 a 2 contra Suecia en el estadio Littorale de Bologna. Los goles argentinos los hicieron Ernesto Belis y Alberto Galateo. Los de Suecia los marcaron Sven Jonasson en dos oportunidades y Knut Kroon. Aquel 27 de mayo quedará en los anales de la historia por el debut de Constantino Urbieta Sosa, el paraguayo que jugó un Mundial para Argentina.

La efemérido que le dedicó Tigre al paraguayo que jugó un Mundial para Argentina
La efemérido que le dedicó Tigre al paraguayo que jugó un Mundial para Argentina

Nació en Concepción el 12 de agosto de 1909 y aprendió a jugar al fútbol en Ykua Pora. Cuando tenía cinco años se trasladó hacia Asunción junto a sus padres y sus cinco hermanos. En la capital paraguaya se probó en las inferiores de Nacional, donde fue contemporáneo de Arsenio Erico, el máximo goleador en la historia del fútbol argentino. Recaló en Newell's en 1931, a sus 22 años, pasó por Tigre antes de llegar a Godoy Cruz, donde jugaba cuando debió nacionalizarse para disputar el Mundial con la selección argentina. Después estuvo cuatro años en San Lorenzo y finalizó su carrera en Estudiantes.

El delantero francés

El tercer extranjero nacionalizado argentina es un caso fortuito, obra de un contexto absolutamente casual. Jorge Nicolás Higuaín jugaba en Brest, Francia, cuando el 10 de diciembre de 1987 nació Gonzalo Germán Higuaín. A los cinco meses regresó a Argentina para continuar su carrera en River. Treinta años después, su hijo está a las puertas de disputar un nuevo Mundial con la celeste y blanca.

Jorge Higuaín junto a su hijo Gonzalo Higuaín. El padre jugó en Boca, en River y en el Brest de Francia cuando nació su hijo en 1987
Jorge Higuaín junto a su hijo Gonzalo Higuaín. El padre jugó en Boca, en River y en el Brest de Francia cuando nació su hijo en 1987

Pero el proceso de nacionalización tuvo sus contrapuntos. Gonzalo se empezaba a mostrar en la primera de River cuando en 2006 rechazó la citación de Hugo Tocalli a disputar el Mundial sub 20 de Canadá: temía perder su doble nacionalidad, su pasaporte comunitario que facilitaría su inminente transferencia al fútbol europeo. En ese contexto de vacilación, el 13 de noviembre Francia había coordinado un amistoso con Grecia. Su técnico Raymond Domenech incluyó al argentino nacido en territorio francés en la lista de convocados.

Diez años después, en una entrevista al medio francés So Foot, el técnico hizo memoria: "Recuerdo el episodio, pero no la fecha exacta. Karim Benzema era un jugador dominante en Lyon, que estaba en auge. Y por otra parte, estaba Higuaín, a quién ya había visto y necesitaba que tomará una decisión por sí o por no. Estaba la posibilidad recuperar un jugador -explicó-, un delantero alto, que nació en Francia. Es el papel de todos los entrenadores, y si hubiera sucedido de nuevo ahora, estoy seguro que Didier (Deschamps) haría los mismos pasos que yo. Todo el mundo hace lo mismo".

Después de firmar con el Real Madrid, Gonzalo se decidió por jugar para Argentina
Después de firmar con el Real Madrid, Gonzalo se decidió por jugar para Argentina

Gonzalo Higuaín no respondió a la citación. Domenech le criticó su falta de respeto. Se pronunció dos meses después, ya cuando se había concretado su transferencia al Real Madrid: "Ha sido una elección con el corazón. Todos mis amigos, mi familia y mi fútbol son de la Argentina, no podía tomar otra decisión".

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