"Si tengo que elegir un partido, elijo el del gol a México, sobre todo porque nos dio el pase a la otra fase del Mundial 2006. Si a lo mejor hacés ese gol y perdés, no es lo mismo. En ese momento, lo primero que pensé fue en patear al arco. Cuando me di vuelta y vi festejar al banco argentino fue impresionante. Pasábamos a cuartos, la alegría…".
Maximiliano Rodríguez, el de los goles importantes en la Selección, hoy juega en Peñarol. Pero su huella se ve en aquel grito y en el penal decisivo en la definición desde los 12 pasos en la semifinal frente a Holanda de Brasil 2014. El del desahogo, el que le picó a Argentina el pasaje a la final.
"No sé si fue un momento de cagazo, porque estaba convencido de que iba a hacer el penal. Pero la caminata se me hizo eterna, fueron 40 metros interminables. La caminata fue el momento de más nervios", confiesa el hombre surgido en Newell's.
"Cuando tomé la pelota para patear estaba convencido. 'Le apunto a la cabeza y le arranco la cabeza', pensé. Le apunto a la cabeza y que sea lo que Dios quiera. En el momento que toca la red arriba… Fui a abrazar a Chiquito (Romero), fue impresionante", abre el cofre de las sensaciones con Alma de Potrero.