El partido contra Real Madrid debe ser el último de Messi con el Barcelona en la temporada

Es el último partido trascendente con el "Blaugrana", ganó dos de los tres títulos en juego y sólo le queda pelear por récords individuales. Nada es más importante que la oportunidad histórica de llegar en la mejor forma física de sus cuatro mundiales. Al Barça no le debe nada

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Ya le bordó a la camiseta del Barcelona las dos estrellas que le quedaban disponibles en la temporada: la Copa del Rey y la Liga 2017/2018. El domingo 6 de mayo, desde las 15.45, se enfrentará al Real Madrid. Ofrecerá su nombre a la polémica del pasillo sí o pasillo no por parte del Merengue para reconocer el título liguero, al morbo de un nuevo choque de titanes frente a Cristiano Ronaldo. Y listo. Fin de la función. Cambio de chip. Modo Mundial para Lionel Messi.

Necesitará presionar el mismísimo Messi; tal vez sea conveniente, para que no esté al frente del tironeo, un llamado de las autoridades de AFA, un mensaje de whatsapp de Jorge Sampaoli a Ernesto Valverde, una plegaria del Papa Francisco. Pero el partido ante Real Madrid, el clásico, debe ser el último partido de Lionel Messi en la temporada de Barcelona.

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No tiene sentido que se juegue las piernas en las tres fechas que restan de la Liga de España, cuando lo más trascendente por jugar tiene domicilio en Rusia. Contra Villarreal, Levante y Real Sociedad se impone el descanso. Tiene la posibilidad histórica de llegar en la mejor forma física a la Copa del Mundo. Ni más ni menos.

El abrazo del alma con
El abrazo del alma con Suárez: el uruguayo le entregó las tres asistencias (EFE)

¿Qué puede motivarlo a desear participar en las fechas de resaca, con la Liga definida? ¿Asegurarse el título de Pichichi de la competencia, ítem en el que le saca seis goles a Cristiano Ronaldo? ¿Alzar la guardia ante la amenaza de Mohamed Salah en pos de abrazar la Bota de Oro? ¿Acuñar, con sus compañeros, la medalla del título invicto?

Carnadas atractivas para un espíritu competitivo, pero incomparables con el gran objetivo pendiente, el deseo que late, continuamente, en el casillero vacío de su currículum: un título con la Selección.

El umbral del Mundial exige sacrificios que pueden general algún roce, en este caso, con su club, si lo pretende full time en el epílogo de la temporada. Aunque desde allá y desde acá se vendió un clima de comprensión ante el deseo del jugador y la necesidad de la Selección. Si es así, no hay debate. A Messi le debería quedar sólo un fin de semana en blaugrana.

Messi fue la llave de
Messi fue la llave de la clasificación mundialista de Argentina ante Ecuador (Foto: REUTERS)

Y la sentencia también está atada a su forma física: basta con recordar que una fatiga muscular relegó al rosarino de los últimos dos amistosos de la Selección (frente a Italia en Manchester y contra España en Madrid); lo mantuvo a media marcha en las series contra Chelsea y Roma, por la Champions League.

¿Para qué seguir forzando la máquina? El clásico frente al Real Madrid es el contexto perfecto para gran despedida de temporada con el Barcelona. Un duelo con luces de neón, en el Camp Nou, ante su público; con la adrenalina en ebullición por el derby individual contra Cristiano Ronaldo.

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Luego, a pulsar la pausa. La siguiente imagen de Messi y una pelota durante un partido debe ser en la Bombonera, el 29 de junio, en el primer amistoso preparatorio de la Selección frente a Haití. La Pulga no le debe nada a Barcelona. Y a él sí le deben, se debe, lo que cuelga del anzuelo en Rusia.

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