La leyenda de la Selección Argentina campeona en México 1986 es una usina interminable de anécdotas, muchas de ellas, enfocadas en el personaje de mil matices que representa Carlos Bilardo.
Oscar Ruggeri puede ufanarse de ser uno de los mejores contadores de las historias del Doctor, tal vez, porque se divierte pero no lo juzga. Entiende y hasta justifica las excentricidades desplegadas detrás del objetivo máximo, el conseguido: la Copa del Mundo.
Aquí, tres de las mejores anécdotas de aquella aventura que decantó en la última vuelta olímpica del seleccionado nacional en un Mundial.
La tortura televisiva
"Yo empecé en la Selección en la juvenil, hasta que recibí el llamado de Bilardo… Y con él entrenábamos mañana y tarde. Y a la noche nos metía en el Hotel de las Américas a ver videos. Y era de partidos en Asia, África… Entonces nos decía: 'Si encuentran el error, se van a dormir'. ¡Nos dormíamos adelante de la tele!".
El tesoro escondido por el Narigón
"No teníamos ropa, entrenábamos en cualquier lado… Bilardo decía que teníamos que sufrir para entender lo que era la Selección. Tenía escondidas dos bolsas con ropa, y se las descubrimos con Diego (Maradona). Dijimos: 'Vamos a robarlas; vamos a sacarles los candados, compramos candados y los cambiamos'".
"Fuimos, le sacamos toda la ropa. Rompimos dos o tres colchones, les sacamos la goma espuma, y llenamos con eso las bolsas. Recién se enteraron cuando llegamos a Argentina. Nosotros regalamos la ropa. A todo el mundo".
La "isla" del campeón
"La concentración del América de México tenía lugar para 16 jugadores, y seis quedamos en banda. A 200 metros del edificio nos armó un lugar para dormir… En un quincho, con paredes de madera. "La isla", le habíamos puesto. Teníamos la piecita enfrentada con la de (Marcelo) Trobbiani y (Jorge) Valdano. Ellos iban al baño y hablábamos por una rendija. Llovía todos los días en junio y las camas las íbamos corriendo porque en las habitaciones teníamos goteras. Y ahí salimos campeones del mundo…".