El secreto de la gambeta endiablada de Ariel Ortega y el recuerdo del show de caños a Inglaterra en el Mundial del 98

El regate fue una marca registrada del "Burrito": ¿cuál era la clave para que le saliera con tamaña naturalidad? Y los túneles también entraban en su manual. Los ingleses lo saben...

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A Ariel Ortega se lo puede definir como un futbolista intuitivo. La gambeta vivía en su cuerpo, venía de fábrica en sus movimientos. Casi que patentó una jugada, porque el enganche, el freno para el derrape adversario, con su impronta, resultaba irrepetible.
¿Cuál era el secreto para quitarse rivales de encima con tanta naturalidad, con la picardía saboreada en los potreros jujeños? Justamente, la clave residía en imitarla, en trasladar mentalmente el escenario. “Yo quería gambetear como si jugara en la canchita de Ledesma, es la esencia del potrero”, señala.
Me salía espontáneo, era impensando. Cuando jugaba, frenaba y veía que pasaban los defensores. Lo disfrutaba cuando lo veía por la tele. Era una jugada muy linda”, agrega sobre su marca registrada, pero no su único truco.
Porque el Burrito también era hábil para construir túneles entre las piernas adversarias. E Inglaterra, en el cruce de octavos de final del Mundial de Francia 1998, padeció su gusto por los caños.
“Ese primer tiempo fue… Ahí sí fue como si hubiera jugado en el potrero. Hice caños como en mi barrio, hice unos caños impresionantes. Los veo y digo: ‘¿Cómo hice eso?'”, rememora. Y seguramente, quienes lo sufrieron en aquel 2-2 (luego la Selección avanzó por penales) también lo recordarán… Tal vez no con una sonrisa como todos los argentinos.
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