Con varias horas de antelación la familia de Messi arribó al Mineirao para vivir desde las tribunas el encuentro que protagonizaron Brasil y Argentina por las semifinales de la Copa América.
Las cámaras, atentas a los movimientos del círculo más íntimo del astro rosarino, tomaron cómo vivieron la previa Antonela Roccuzzo y sus hijos en el lugar preferencial destinado para los allegados del plantel albiceleste.
Lo llamativo fueron las travesuras que planeó Mateo Messi, quien en la platea se encargó de liderar las diabluras para pasar el tiempo junto a sus hermanos, Thiago y Ciro.
Corriendo de un lado para el otro, el más atrevido de los hijos de la Pulga captó las risas de todos los presentes con sus habituales ocurrencias. Sin embargo, la muestra de su carácter cuando su abuelo materno intentó calmarlo expuso la falta de autoridad que mantuvo durante sus días en Brasil. El intento de cachetazo para callar al padre de Antonela no fue reprimido por nadie y sus travesuras continuaron como si nada hubiera ocurrido.
Argentina y Brasil llegaron al clásico con realidades opuestas. La inestabilidad del bicampeón del mundo lo posicionó como principal favorito al elenco liderado por Tite, que pudo hacer olvidar la peor humillación que sufrió en su historia en el mismo escenario que cayó por 7 a 1 en el Mundial del 2014, gracias a este triunfo por 2 a 0.
Del otro lado de la llave, Chile y Perú mañana se verán las caras en la otra semifinal en el Arena do Gremio de Porto Alegre.
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