El video del "Cabezón", mezclado con los fanáticos de Brasil
Oscar Ruggeri, campeón del mundo con Argentina en México 86, y dos veces ganador de la corona de América (en 1991 y 1993) ya no juega en la Selección. Sin embargo, desde su rol de panelista busca incidir en su futuro. Por ejemplo, enviándole malas energías a Brasil en el umbral de la semifinal del certamen continental…
Se filtró un video en el que el ex zaguero, de 57 años, se mezcló entre el público que aguardaba la salida del plantel verdeamarelo del hotel. Allí, mientras filma con su teléfono móvil, se lo puede ver al ex entrenador de San Lorenzo e Independiente haciendo comentarios con sus interlocutores. Y lanzándole dardos en español a los integrantes del equipo conducido por Tite.
"Ese es Alisson. Junto con Armani, deben ser de los mejores, ¿no?", se lo escucha decir cuando aparece el guardameta del Liverpool, campeón de la última Champions League. "Cero goles tiene este hijo de puta", se lamenta por el rendimiento del portero en la Copa América.
En consecuencia, Ruggeri buscó influir. E Intentó mufarlo con una vieja estrategia de los "cabuleros" en el fútbol, con una palabra supuestamente mágica. "¡Alisson, quiricocho!", le gritó. "Le mandé quiricocho a Alisson, ja", se ufanó. Y reveló que antes también había usado sus poderes con otra figura del Scratch. "Ya se lo mandé a Arthur también", concluyó.
Pieza clave en las Selecciones de Carlos Bilardo primero, y de Alfio Basile después, Ruggeri siempre flameó la bandera de los ritos como método para reforzar la fe. Incluso ha detallado algunas cábalas de tinte polémico que tenía el combinado nacional que se consagró en México.
La víctima de la ceremonia más dolorosa era Tito Benrós, el utilero de aquel plantel. "Lo atábamos, lo teníamos estaqueado y lo afeitábamos todo, el pito, todo. Le levantábamos el pito y le dábamos. Y empezaba a gritar: 'Ay, ay', y nada, ¿quién iba a venir a ayudarlo?", narró hace poco más de un mes.
"Le traíamos alcohol y le tirábamos alcohol. ¡Los gritos que pegaba! Con la hojita lo afeitábamos. Era cábala, porque ganábamos. Después juntábamos guita y sabés el premio que le dábamos…", justificó el ex defensor de Boca, River, San Lorenzo y Vélez.
Pues bien, ahora le tocó a Brasil recibir su embrujo. ¿Tendrá efecto en el Mineirao?
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