La historia del "imbatible" Alisson Becker: de estar a punto de dejar el fútbol por sobrepeso a luchar por el Balón de Oro

Alisson Becker es sinónimo de seguridad. El brasileño es el único de los cuatro arqueros presentes en las semifinales de la Copa América que todavía no ha recibido un gol. Cuatro partidos con el arco en cero y como si fuera poco, su racha de imbatibilidad no se cierra en esta competencia sino que ya acumula más de 700 minutos evitándolos.

Un jugador de tan sólo 26 años que pasó por grandes retos a través de su carrera futbolística, en la que tuvo que ganarse la titularidad ante grandes rivales y en la que incluso llegó a competir con Dida por los tres palos. ¿El resultado? Retiró del fútbol al arquero campeón del mundo.

Pero no siempre fue así. El segundo portero más caro de la historia estuvo a punto de dejar el fútbol con 15 años por cuestiones físicas. Sin embargo se apostó por él y hoy, por lo bajo, empieza a sonar su nombre como uno de los candidatos al Balón de Oro.

Tras heredar la pasión por el puesto de sus raíces familiares (abuelo, padre y madre arqueros, ella de balonmano), Alisson Becker llegó al Inter de Porto Alegre con 10 años. Su progreso futbolístico era evidente pero había algo que preocupaba: "Cuando comenzó tenía una maduración más lenta que los demás chicos, eso le hacía ser más bajo y con más peso que el resto", comentó a The Sun Daniel Pavan, primer formador de arqueros que tuvo, y hoy amigo del brasileño.

"Él no era el biotipo que nosotros recomendaríamos. Alisson era bastante gordo, no había la menor indicación de que en el futuro surgiera un jugador de fútbol ", reconoció en su momento Mario Cassel, director del programa de desarrollo de jóvenes del club.

En el 2002, cuando tenía apenas 15 años, la historia casi queda trunca. "Los padres de Alisson vinieron a buscarme pensando que él no tenía futuro en la profesión y querían sacarlo del fútbol. Pensaban que tendría más futuro en los estudios", recordó Pavan, que no se rindió al ver el talento bajo los tres palos del pequeño.

"Trabajé para convencerlos de que Alisson iba aún a crecer más y tendría un gran futuro como arquero. Gracias a Dios, ellos (sus padres) me escucharon. Un año después creció 16,51 centímetros", sentenció. Hoy mide 1,91 metros y tiene un físico privilegiado.

A comienzos del 2013 ya estaba en el primer equipo del Internacional de Porto Alegre. Con 21 años era el suplente y su rival en la lucha por la titularidad era nada mas ni nada menos que su hermano mayor Muriel. Una lesión le permitió sumar minutos al menor de los Becker. Al tiempo, Alisson se adueñaría del arco: "Sé cómo se siente perder la posición. Pero estoy feliz que mi hermano sea el que me la haya quitado".

Al año siguiente iba a tener un nuevo gran reto. Dida, campeón del mundo con Brasil en 2002 y figura del Milán de Italia, llegaba para disputar sus últimas temporadas como jugador, pero Becker no se lo permitió y, a base de buenos rendimientos, lo obligó a retirarse dos años más tarde ya que el histórico portero no pudo contar con los minutos que pretendía.

El salto a Europa se presentó en 2016, cuando la Roma pagó 8 millones de euros por él. Allí se le planteó otro nuevo desafío: con 23 años debía vivir a la sombra de Wojciech Szczęsny. A pesar de las cualidades del polaco, el sudamericano tardó una temporada en afirmarse e imponerse como titular ante un arquero que, posteriormente, supo reemplazar a Gianluigi Buffon en la Juventus.

Alisson se hizo grande a tal punto que, tras la histórica remontada de la Roma frente al Barcelona en cuartos de final de la Champions League por 3-0 en el Olímpico, se convirtió en el arquero más caro de la historia cuando el Liverpool pagó 75 millones de euros por él (y lo fue hasta que el Chelsea desembolsó 80 millones por el español Kepa).

En julio del 2018 el brasileño llegó a Anfield con una misión: hacer que los fanáticos se olviden de la última final de Champions perdida frente al Real Madrid, en la que influyó mucho el bajo rendimiento de su ex arquero Lloris Karius.

Y así fue. Jurgen Klopp le dio la confianza y, en su temporada estreno, Becker fue nombrado el mejor arquero de la Premier League, en donde mantuvo su arco en cero en 20 enfrentamientos de liga.

Una campaña en la que se consagró como el verdugo del Barcelona en el torneo más importante de Europa al ser un protagonista importante de una nueva épica remontada, esta vez en Inglaterra. Curiosamente, desde aquellas semifinales en las que el Liverpool humilló al equipo español por 4-0, el arquero no recibió más goles.

Son 756 minutos los que acumula con la valla invicta, incluyendo la final de Champions League de la que se coronó campeón tras la victoria ante el Tottenham por 2-0.

Ocho partidos completos y 40 minutos pasaron del último gol que recibió a manos del venezolano Salomón Rondón en lo que terminó siendo el triunfo del Liverpool por 3-2 sobre el Newcastle por el campeonato doméstico el 4 de mayo.

En lo que va de la Copa América todavía no sabe lo que es ser superado por un rival. A pesar de no contar con tantas intervenciones, cuando debió responder lo hizo con creces y ayudó al equipo a alcanzar las semifinales.

Este 2 de julio Brasil se medirá a la Argentina y Alisson Becker tendrá en frente nuevamente a Lionel Messi y Sergio Agüero, quienes pudieron quebrarlo con sus respectivos clubes. Mientras que "La Pulga" le marcó dos en la ida de semifinales de Champions en el Camp Nou, el Kun hizo lo propio en la Premier.

Así como el capitán albiceleste, Becker también cuenta con un incentivo extra para ganar el torneo. De hacerlo pondría su nombre en carpeta como uno de los candidatos a ganar el Balón de Oro.

Su gran rendimiento en la liga –en la cual se consagró como el mejor arquero a pesar de que su equipo haya acabado un punto por debajo del Manchester City campeón–, la obtención de la Champions League y un posible titulo a nivel internacional podrían ser razones suficientes para luchar por un premio que no recibe un arquero desde 1963, con el soviético Lev Yashin.

"El Pelé de los arqueros", así lo definió el legendario Cláudio Taffarel (campeón del mundo en el 94): "Tiene mucha personalidad. Le dimos mucha confianza y eso hizo la diferencia".

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