Hay que ser muy torpe para no poner al equipo argentino en los tramos finales de este campeonato. En algún momento, esperanzados, nosotros dijimos en el comienzo que la Argentina debía ser finalista de este campeonato, pero la rebelión de los jugadores, la falta de ingenio del entrenador –encaprichado en algunos momentos como ayer con volver a sacar a Lautaro Martínez– hicieron que la Argentina cambiara el paso y hasta se dudara de su clasificaron.
Le tocaron dos rivales para llegar a este momento en el que se transforma en semifinalista contra brasil que no tienen antecedentes, más allá de que Venezuela nos haya ganado en la previa de la Copa. El equipo mostró una mejoría en el primer tiempo. Mucho de voluntad con un Martínez que con el tiempo se va a transformar en el nuevo Batistuta, tiene todas las características para eso.
El tema es que después se replegó. Se replegó porque el equipo no tiene el funcionamiento, no tiene el trabajo, no tiene un mediocampo que salga a pelear. Y, además, no encuentra a Messi. Messi está desaparecido en la Copa América. Y sin él como enlace queda expuesto como el segundo tiempo al contraataque. A veces te sale, como en el gol que cometió Lo Celso que aprovechamos el error de Fariñez. A veces no te sale: tres o cuatro ocasiones perdidas por el equipo argentino.
¿Qué hay que hacer de acá en más? Bueno, lo que todos ustedes saben: no darle a Tapia la conducción del seleccionado argentino. Scaloni deberá ser revelado sin ninguna duda. Muestra, hasta en los momentos de triunfo, que es el hombre más criticado del selecionado nacional. Recuperar anímicamente a Messi. Y enfrentar un partido durísimo con los brasileños.
Argenta pasó, Ganó bien. Ganó ante un conjunto absolutamente menor, pero quedan muchas cuentas pendientes.
Seguí leyendo:
"Messi obligado a ganar algo con la Argentina".