Mezclados entre unos veinte argentinos, diez hinchas brasileños aguardan el regreso de la Selección que capitanea Lionel Messi luego del entrenamiento en el complejo de Fluminense, en Jacarepaguá. El micro pasa por delante de las vallas de seguridad y el saludo esperado se vuelve un deseo postergado, para unos y otros. Con una diferencia: acostumbrados a un seleccionado más cercano y afectivo con el público, a los "torcedores" no les gusta la postura de los futbolistas argentinos en general y de Messi en particular. Después de todo, esos diez "torcedores" están aquí, en la puerta de este cinco estrellas de Barra de Tijuca, para tratar de ver de cerca al mejor jugador del mundo.
Enfundados en camisetas de Flamengo, de Vasco da Gama, de Fluminense y de las Selecciones de Brasil y de Argentina, se los nota decepcionados. Y no bien el micro ingresa a las instalaciones del hotel, uno de ellos comienza a cantar un tema de cancha que enseguida será entonada por los otros nueve brasileños que están aquí, estoicos pese al calor egipcio.
"Eta, eta, eta… El Messi no tiene Copa, quien tiene Copa es Vampeta", cantan los brasileños con la pegadiza música de "La luz de Tieta", un tema de Caetano Veloso, artista popular de Brasil si los hay.
La canción no hace otra cosa que cargar a Messi por no haber ganado ninguna Copa América ni tampoco un Mundial de mayores con Argentina. Y le recuerdan que Vampeta, un exmediocampista de destacada carrera pero que no llegó a ser una figura top del fútbol mundial, sí ganó ambas competencias: la Copa América de 1999, en Paraguay, y el Mundial de Japón y Corea 2002.
No es la única canción que entonan los brasileños en la que se menciona a Messi. Con la música que identifica a la serie "La casa de papel", ellos saltan y se mueven al ritmo de: "O Di María, o Mascherano, o Messi, tchau; Messi, tchau; Messi, tchau, tchau, tchau. E o argentino está chorando, porque esta Copa eu vou ganhar".
Hacia la nochecita, en un programa deportivo de Sport TV, un canal de televisión local, debaten acaloradamente sobre fútbol y hay dos periodistas enfrentados: uno que respalda a Messi a rajatabla y otro que afirma que en esta Copa América ha hecho poco y nada con su sello distintivo, lo cual es estrictamente cierto.
Más allá de ese tipo de polémicas, Messi recoge muchas adhesiones de los hinchas locales en esta Río de Janeiro siempre maravillosa como atractivo turístico. Son muchísimos los brasileños que caminan por las calles de Copacabana, Ipanema o Leblón con una camiseta del Barcelona o de Argentina con el apellido del rosarino y el número diez en la espalda. Y hoy habrá decenas de brasileños en el Maracaná, donde el último partido de Messi allí fue la final perdida ante Alemania del Mundial 2014, para verlo "in situ" a él casi con exclusividad. Messi vale pagar una entrada solo para verlo jugar a él, claro que lo vale por más que con Argentina no parezca sentirse tan cómodo dentro de la cancha como cuando lo hace en el Barsa.
En esta Copa América, Messi podría convertirse en el primer argentino en dejar la huella de sus pies en la Calzada de la Fama del Maracaná, donde están las de muchas figuras de renombre del fútbol mundial. Ni siquiera Diego Maradona fue invitado a formar parte de la misma, acaso por la rivalidad a veces pública y a veces sorda que siempre mantuvo con Pelé, uno de los íconos históricos del fútbol de este país.
Ubicada en el enorme hall de entrada del Maracaná, la Calzada de la Fama tiene las huellas -entre otros- de los brasileños Pelé, Ronaldo, Zico, Ronaldinho y Kaká, del alemán Franz Beckenbauer, del portugués Eusebio, del uruguayo Alcídes Ghiggia (uno de los héroes principales del "Maracanazo" de 1950), del chileno Elías Figueroa (ídolo del Ínter de Porto Alegre), del serbio Dejan Petkovic (adorado en Flamengo) y del paraguayo Julio César Romero ("Romerito", gloria de Fluminense).
Viviane Campano, directora del Tour Maracaná, dijo que están esperando la respuesta de Messi. Desde la concentración de Argentina afirman que la única dificultad son los particulares tiempos de la Selección, que está enfocada en el partido de esta tarde ante Venezuela, por los cuartos de final de la Copa América. Otra posibilidad para que la huella de Messi quede indeleble en el Maracaná es que le hagan llegar a la concentración el molde de bronce y que ponga sus pies ahí.
Los admiradores brasileños de Messi logran incluso que la histórica rivalidad con Argentina muchas veces quede a un lado. El fútbol suele unir y Messi lo sabe mejor que nadie. Aunque aquí -acaso como en pocos lugares del mundo- también están quienes critican o directamente se burlan de sus desilusiones con la Selección.