Videos, calma, escasos hinchas y una esperanza sin estridencias: así vive Argentina las horas previas al partido ante Venezuela

Tras la clasificación a los cuartos de final de la Copa América, el plantel se sacó una importante mochila de encima y ahora observa lo que vendrá desde otra perspectiva, aunque sin alardes triunfalistas. Los movimientos de Lionel Messi y compañía

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El clima en los entrenamientos perdió tensión tras la victoria frente a Qatar (Foto: REUTERS/Agustin Marcarian)
El clima en los entrenamientos perdió tensión tras la victoria frente a Qatar (Foto: REUTERS/Agustin Marcarian)

El intercambio -casi una discusión- se dio el martes a la tarde entre dos rosarinos hinchas de Newell´s que hacían guardia en la puerta del hotel donde se concentra Argentina aquí en Río de Janeiro.

-Yo espero cinco minutos más y si no sale nadie, me voy. Mirá lo que es el día. Me quiero ir a la playa, loco. De última, me llevo el auto y vos después te vas en taxi.

-Aguantá, dale. Mirá si baja Leo y nosotros estamos en Copacabana. Si llega a pasar eso y después me entero que vino a saludar a la gente, me voy a querer matar.

"Leo" es Lionel Messi, claro, y el hincha que lo nombra así, como si fuera su amigo, y que prefiere seguir asándose bajo el sol impiadoso de las 14, tiene puesta una camiseta de Newell´s y un short de baño de color negro. De playa solo tiene el look: no quiere moverse por nada del mundo de la puerta del hotel Hilton de Barra de Tijuca, donde la Selección se aloja aquí a la espera del partido del viernes ante Venezuela, a las 16 en el Maracaná.

El hincha que prefiere disfrutar de la arena y del mar aún no está vestido para la ocasión: debería pasar por un vestuario o por un baño para cambiarse, ya que luce un jean achupinado y una chomba slim fit, demasiado apretado para un día de tanto calor. Si alguien se lo cruzara por la calle en este momento, no se daría cuenta que es hincha de Newell´s salvo por el tatuaje que tiene en la parte inferior de la muñeca derecha: NOB, puede leerse, con dos letras negras y la roja en el medio.

A diferencia de lo que se vio especialmente en Belo Horizonte y en Porto Alegre, en la previa de los choques ante Paraguay y Qatar, aquí son más bien escasos los hinchas que se reúnen en la puerta del hotel. Ayer martes a las 12, por caso, eran apenas tres las personas que esperaban por un saludo o una selfie de algún integrante del plantel capitaneado por Messi.

Los encantos de las playas de Copacabana, Ipanema o Leblón por ahora representan un mejor plan que aguardar debajo del sol rabioso en la puerta de un hotel donde las medidas de seguridad son bien marcadas y donde los futbolistas no asoman sus narices más que para irse a entrenar. Muchos vallados y aun más agentes de seguridad con caras de pocos amigos y respuestas cortantes ante las preguntas de los curiosos.

En ese marco, los jugadores permanecen recluidos en sus habitaciones durante la mayor parte del día, aunque al irse a
practicar al predio de Fluminense se dejan ver con un semblante más distendido del que mostraron en la previa del encuentro del último domingo ante Qatar, en el que el equipo necesitaba ganar sí o sí para pasar de ronda y evitar así el fracaso de quedarse afuera de la primera fase por primera vez en la historia de la Copa América.

Al tiempo ocioso de la concentración lo pasan tomando mates en las habitaciones o jugando al truco, al póker, a la Play Station (trajeron tres consolas desde Buenos Aires) o a la versión moderna del Ludo, ese clásico, en los iPads personales.

En tanto, los analistas de video de la Selección prepararon compactos con los puntos fuertes y débiles de Venezuela que Lionel Scaloni y su cuerpo técnico observarán junto a los 23 integrantes del plantel. El técnico también pidió imágenes del partido amistoso que ambos seleccionados jugaron el último 22 de marzo en el Wanda Metropolitano de Madrid, con victoria 3-1 para los venezolanos.

Que le tienen respeto al rival porque la evolución de Venezuela en el último tiempo es evidente y porque además Argentina no demostró ser un equipo confiable queda en evidencia al hablar con uno de los integrantes de la delegación. Se le pregunta a qué hotel irían en el caso de tener que regresar a Belo Horizonte para jugar el martes una de las semifinales ante el ganador del duelo que el jueves animarán Brasil y Paraguay. "Espérame un rato que lo busco y te lo doy", dice y enseguida pregunta, algo temeroso: "¿Vos pensás que pasamos seguro?".

El combinado nacional llegó a Río el lunes por la noche. En Barra de Tijuca abunda la seguridad, pero por ahora hay pocos hinchas (Foto: @Argentina)
El combinado nacional llegó a Río el lunes por la noche. En Barra de Tijuca abunda la seguridad, pero por ahora hay pocos hinchas (Foto: @Argentina)

En la intimidad del plantel hay un optimismo mesurado, una confianza más realista que ciega en avanzar de ronda en el Maracaná, al que Argentina regresará después de cinco años: la última vez allí fue la final perdida ante Alemania en el Mundial 2014.

Aquí, la final de la Copa América será el 7 de julio, en el Maracaná. Pero el choque ante Venezuela y un hipotético cruce ante Brasil en las semifinales hacen que en el búnker argentino nadie mire más allá del viernes. Al equipo no le sobra nada y aquí no se perciben posturas falsas para intentar disimularlo.

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