La derrota ante Colombia fue un duro golpe para el estreno oficial del ciclo de Lionel Scaloni. Argentina no completó un buen partido ante el conjunto cafetero en Salvador de Bahía y el enfrentamiento ante la selección de Paraguay, este miércoles en el estadio Mineirao, será decisivo para el futuro del seleccionado en la Copa América de Brasil.
Después de la práctica matutina que se realizó en Cidade do Galo, el centro de entrenamiento del Atlético Mineiro –mismo lugar que sirvió como búnker de la Selección en su estadía durante el Mundial 2014–, el entrenador y los 23 futbolistas se reunieron en el medio de una de las canchas del complejo y dialogaron durante más de media hora.
En el inicio de la charla, el que tomó la palabra fue Scaloni. Al DT se lo vio enérgico durante los primeros instantes del cónclave, al que rápidamente se sumó el capitán de Argentina, Lionel Messi. Con gestos ampulosos, hasta algunos de reprobación, el número 10 se metió de lleno en la conversación, que todo parece indicar que tuvo un tono 100 por ciento futbolero.
Pero cuando promediaba la mitad del diálogo entre el cuerpo técnico y los futbolistas, el que tuvo algo para decir fue Sergio Agüero, uno de los apuntados para salir de la alineación titular que jugará ante Paraguay. El Kun, que al principio estaba relegado en el grupo, ubicado detrás de Saravia, se puso en primer plano de la escena para hablar mano a mano con Scaloni. Otro de los referentes del equipo que se animó a hablar fue Nicolás Otamendi, uno de los marcadores centrales titulares del equipo.
Durante el encuentro el capitán tomó la palabra en varias ocasiones y una imagen se repitió: la interrupción de Scaloni, ya sea poniéndole la mano en el hombro o tomando su brazo, como buscando una señal de aprobación de su líder futbolístico.
Hacia el final de la charla grupal, cuando al parecer el diálogo buscaba pulir detalles para el partido del miércoles a la noche en Belo Horizonte, Milton Casco –uno de los posibles titulares en reemplazo de Renzo Saravia– también acotó.
El otro que hizo su aporte fue Ángel Di María, que en los 30 minutos que duró la charla, estuvo casi todo el tiempo en segundo plano de la reunión. Sólo se acercó cuando Scaloni lo tomó del brazo para sumarlo al grupo, que en el final se hizo cada vez más cercano uno de otro. Y en el que también intercedieron Roberto Ayala y Walter Samuel, dos de los colaboradores más cercanos de Scaloni.
Messi, que un principio se había quedado descalzo, comenzó a jugar con uno de sus botines. Luego de eso, se calzó. La charla terminó. Los jugadores se fueron para el vestuario para cerrar una práctica que, además de haber dado indicios de cambios en el once titular, parece que fue determinante para el futuro del equipo en Brasil.
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