Está en el apellido del hermano, en el apellido de las hijas y los hijos, en el aura de su nieto, en los dibujos de las banderas, en las remeras con su rostro, en las remeras con su número, en la pelota con su firma y en la memoria de los amigos. Es el tercer Partido por la Paz, siempre impulsado por la fundación educativa Scholas Occurrentes: el primero sin la presencia física de Diego Armando Maradona, que permanece omnipresente.
El estadio Olímpico de Roma se prestó para la ceremonia de un partido que enfrentó a un equipo vestido de azul contra otro vestido de blanco. De un lado Ronaldinho, Iván Rakitic, Hristo Stoichkov. Del otro Klose, Di Natale, Ciro Ferrara. Pero antes, la actriz y cantante argentina Lola Ponce inauguró la fiesta con una canción. Le siguió “un tango argentino por la paz” interpretado por los bailarines Pablo Moyano y Roberta Beccarini que bailaron junto a la pelota del encuentro, que lució la sombra del rostro y la estampa escrita del astro argentino fallecido el 25 de noviembre de 2020 a los sesenta años.
Los jugadores salieron a la cancha. En sus remeras llevan un número de teléfono: cada llamada le otorga un euro a la fundación Scholas. El olivo, símbolo de la paz bendecido horas antes por el Papa Francisco, también apareció en el campo. Los capitanes Ronaldinho y Ciro Ferrara recogieron tierra y la volcaron en la maceta, antes de que le tocara el turno a Benjamín Agüero, hijo de Sergio Agüero y Giannina Maradona, nieto de Diego. La transmisión ya había entrevistado a Jana, Dieguito Fernando y Diego Jr., vestido con la camiseta del equipo blanco. Durante el desarrollo del partido lo hará también con Giannina y Dalma. En la formación previa al pitazo inicial, muchas caras argentinas conocidas: Chori Domínguez, Nicolás Burdisso, Diego Perotti, Franco Zuculini, Leandro Cufré, Daniel Osvaldo.
La árbitra italiana Maria Marotta pitó el inicio del partido. Los toques y las sonrisas de Ronaldinho se robaron la atención en los primeros minutos. A los ocho, el histórico delantero giorgiano Shota Arveladze marcó el primer gol del partido tras pase del mítico -y reconocido maradoniano- Hristo Stoichkov ante el arquero francés Sébastien Frey de amplio recorrido en el calcio. Lo empató cinco minutos después el goleador italiano Antonio Di Natale luego de una cesión del mediocampista suizo aún en actividad Gökhan Inler. El centrodelantero portugués Hugo Almeida volvió a poner en ventaja al equipo blanco a los 15 minutos tras desborde y asistencia del armenio Mkhitaryan, hoy futbolista del Inter de Milán.
Stoichkov volvió a iluminarse y Arveladze marcó su doblete: el 3 a 1 de un partido que obligaba a los jugadores en actividad a competir con ex futbolistas. Descontó a los 24 minutos el punta italiano Vincenzo Iaquinta gracias a un error del arquero alemán Roman Weidenfeller. Un minuto después, el final de la primera etapa dio paso al primer homenaje de la noche para Diego Armando Maradona.
Sonó Life is Life en la voz de la banda austríaca Opus, cuyos integrantes también estuvieron presentes también en el estadio romano. El calentamiento más famoso de la historia del deporte -grabado en los minutos previos al partido que disputaron el Napoli y el Bayern Munich el 19 de abril de 1989 en Bavaria, correspondiente al encuentro de vuelta de las semifinales de la Copa de la UEFA- fue el audio de un holograma de Maradona haciendo jueguitos más la letra de la canción volcada en las tribunas del Olímpico de Roma.
La voz y la imagen en holograma del Papa Francisco fue la continuidad de la ceremonia. En castellano, el Sumo Pontífice habló del fútbol, del juego y mezcló en un sentido mensaje sus vivencias de niño. “Un partido de fútbol por el solo hecho de jugar, gratuitamente, sin precio, el gozo de la gratuidad, saber hacer los pases aunque sea con una pelota de trapo. A mí me dice mucho la pelota de trapo, a veces cuando no teníamos la número cinco, la usábamos. Lo importante es jugar, no importa quién gana, quién pierde. Jugar no para hacer negocios, jugar recuperando cada día lo amateur, la dimensión gratuita del juego. El juego que vale por sí mismo. el juego no se puede comprar ni vender”. Antes del partido, Francisco había recibido a los jugadores y a los familiares de Diego Maradona, y agradecido el gesto de organizar un partido en medio de un “mundo que busca siempre la guerra”. “Gracias, gracias por lo que hacen, por el partido de hoy, gracias porque decís ‘queremos la paz’ en un mundo que siempre busca guerras y destrucción. Gracias”, dijo el pontífice en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El reinicio del partido tuvo dos goles rápidos del atacante ucraniano Andriy Voronin, que dieron vuelta el resultado. El resto del encuentro fueron minutos para darle descanso a los ex futbolistas que habían protagonizado la primera fase. Ingresaron los jugadores argentinos Chori Domínguez, Daniel Osvaldo, Franco Zuculini, Roberto Pereyra y a los 15 minutos de la segunda etapa fue el turno de Benjamín Agüero, que ya a sus trece años juegan en las divisiones inferiores de Tigre. Ya se había ido su tío, Lalo Maradona. Ya estaba en campo su hermano, Diego Jr. No le quedaba mucho juego más a la noche en Roma: Maria Marotta decretó el final del partido en el minuto acumulado 48. El equipo azul, que en la antesala se suponía que sería el equipo italiano pero que en el campo fue un combinado internacional, le ganó 4 a 3 al equipo blanco, que en la previa iba a ser Resto del Mundo y que en efecto lo fue.
El final de la cita en el Olímpico encontró a los cinco hijos de Diego Armando Maradona reunidos en la cancha junto a los jugadores y a un mural con insignias de paz, de Scholas y del astro argentino. Desde el campo vieron un video de cinco minutos que se proyectó en una tribuna del estadio. En un televisor de época, se reproducía un repaso por la vida de Diego, desde su infancia hasta su gloria en Napoli y en la selección argentina. La música que le imprimía espíritu al video se interrumpió para el relato de Víctor Hugo Morales y para una frase maradoniana: “Cuando yo entro a la cancha se me van los problemas, se va todo”.
El Partido por la Paz terminó con jugadores, amigos y familiares cantando “olé olé olé olé, Diego Diego”.
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