Boca busca técnico... ¿Quién reemplazará a Ibarra?

El triunfo frente a River Plate abandona un dilema debatido por semanas, con el riesgo de que el peor pase a ser ahora el mejor. La verdad siempre la tienen los jugadores, los técnicos son sólo un porcentaje del éxito y del fracaso.

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Ibarra estuvo cuestionado durante semanas. ¿Qué pasará ahora tras el triunfo frente a River? ¿Cuánto pesó el técnico en el resultado?
Ibarra estuvo cuestionado durante semanas. ¿Qué pasará ahora tras el triunfo frente a River? ¿Cuánto pesó el técnico en el resultado?

Hace ocho partidos era un hecho cierto que el Negro Ibarra dejaría ser el emergente técnico de la Primera de Boca. Tras las derrotas sufridas contra San Lorenzo en su urgente debut y contra Patronato -partido en el que recibió tres goles-, he leído con frecuencia horaria desde entonces que Boca buscaba técnico para reemplazarlo.

Durante ese período la hinchada de Boca se manifestó con la fidelidad y el fervor con que suelen hacerlo las hinchadas que realmente aman a su camiseta. En los partidos sucesivos, incluyendo al de ayer frente a River, dejó claro con su aliento que Ibarra no formaba parte de su agenda. A los hinchas, los de Boca y los de cualquier otro club, lo que les importa es ganar. Y saben que su rol es el de apoyar.

El triunfo frente a River Plate abandona un dilema debatido por semanas, con el riesgo de que el peor -aquel que debía ser reemplazado fácticamente- pase a ser ahora el mejor, después de ganar el Superclásico por un tanto.

En el sentido opuesto, es probable que nos evitemos las absurdas hipótesis que generan los debates futbolísticos sobre que el mejor -Gallardo- pase a ser el peor, como consecuencia de haber perdido el Superclásico. La experiencia nos indica que una y otra premisa escapan de la dinámica realidad propia del fútbol: la verdad siempre la tienen los jugadores, los técnicos son sólo un porcentaje del éxito y del fracaso.

¿Qué diferenció a Boca de River en el partido de ayer? La actitud y el compromiso con el que asumieron el partido. Los de Boca jugaron el Superclásico con el grado de involucramiento que la historia lo demanda. Los de River, fueron a jugar un partido más.

Frente a River, la hinchada dejó claro con su aliento que Ibarra no formaba parte de su agenda. A los hinchas, los de Boca y los de cualquier otro club, lo que les importa es ganar
Frente a River, la hinchada dejó claro con su aliento que Ibarra no formaba parte de su agenda. A los hinchas, los de Boca y los de cualquier otro club, lo que les importa es ganar

No resultaría inexacto desmenuzar los detalles que terminan definiendo este tipo de encuentros. Y en tal sentido podría no faltarle razón a aquellos simpatizantes de River que a esta altura se preguntan por qué Gallardo puso tres delanteros que presentaban condiciones físicas dudosas. Tales los casos de Solari, Suárez y Quintero, a quienes debió reemplazar. Y está bien como discusión futbolera, pero no es una afirmación indiscutida. Gallardo los puso porque creyó que era lo mejor. No le salió bien. ¿Esto pone en cuestionamiento el conocimiento de Gallardo? La respuesta es no.

Benedetto, autor de un gol eufóricamente celebrado, había caído en las críticas a sus actuaciones y más aún luego del episodio Izquierdoz, en momentos que Ibarra se hacía cargo de la Primera División, pareció sujeto de prescindibilidad. Esto ocurrió ayer, pero después del gol quedará sepultada aquella polémica y volverá a ser el “héroe” que siempre fue para los hinchas de Boca.

Los cambios que se produjeron antes de comenzar el segundo tiempo, y aún disputándose la parte final del partido, demuestran que el que defiende con cinco puede defender con cuatro (River) y el que defendió con cuatro podrá pasar a defender con cinco (Boca) y esto no demuestra la sabiduría de uno sobre otro sino que está en el manual de la lógica del fútbol desde el banco, de cualquier equipo, de cualquier división, de cualquier categoría. Lo importante es quiénes son los actores que habrán de desarrollar esos roles.

Hugo Benjamín Ibarra, más conocido como el Negro Ibarra, que juega partidos de categoría senior, cuando juegan sus rivales de Primera y no los ve, y admite ser amigo de Riquelme y del Consejo de Fútbol y escuchar las charlas futboleras que éstos le generan, le ganó el Superclásico a River Plate. O sea, si no hubiera tenido a Benedetto para el gol, a Rossi en el arco, a Rojo, Figal y Advíncula en el fondo y a Ramírez en el primer tiempo, difícilmente hubiese ganado el partido porque no fue él quien le dio el triunfo a Boca, sino que fueron los jugadores quienes le dieron el triunfo a él.

Finalmente Boca jugó como si en la cancha hubieran estado Giunta, Cascini, Delgado y aunque no tuvo un Riquelme siquiera aproximado ganó el partido que obligadamente tenía que ganar. Por una razón muy simple, jugó a lo Boca, ganó a lo Boca y festeja a lo Boca.

Para ello, en el banco puede estar quien fuere, incluyendo al Negro Ibarra.

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