Juan Curuchet no sólo es un destacado ciclista, medallista olímpico y mantiene el récord argentino de seis presencias en Juegos Olímpicos. Es además y principalmente un hombre que, desde un lugar humilde, logró romper todas las barreras y llegar a lo más alto de la alta competencia a nivel internacional. Conoce los entresijos de la vida del deportista amateur, del esfuerzo, el tesón y las necesidades que enfrentan los atletas que sueñan con una conquista de impacto mundial. Por eso, hay dolor y tristeza en su voz cuando habla del escándalo que sacude al atletismo en las últimas horas en torno a la contratación, en el peor momento de la pandemia, de un vuelo privado para enviar 60 deportistas a competir en el Campeonato Sudamericano de Atletismo en Guayaquil, Ecuador. “En el deporte, en el funcionamiento de las instituciones y en la vida hay reglas y esas reglas hay que cumplirlas”, plantea quien ganó una medalla de oro en Beijing 2008.
La mirada de Curuchet apunta a la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) -que es presidida por Daniel Sotto, pero es manejada en la realidad por Juan Scarpín- pero sobre todo a la secretaria Inés Arrondo, a quien le reclama que “no haga política con el deporte y se dedique a gestionar y a cuidar a los atletas”.
Se trata de un capítulo más del escándalo que se inició esta semana cuando la CADA le exigió por carta al Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD) la contratación de un avión privado con un costo de más de 100 dólares para enviar a 60 deportistas a participar del campeonato sudamericano. Esa exigencia contó con el apoyo de Arrondo y de Daniel Carlos Díaz, un profesor de atletismo de extensos vínculos con esa confederación y que ahora está como subsecretario de Deportes, quienes empezaron a presionar para que se concrete esa operación.
Se trata de una situación inédita por dos motivos: nunca los deportistas viajaron a ninguna competencia internacional con avión privado, más aún cuando ahora los recursos provienen del Estado y son fondos públicos; y no hay registro del envío de una delegación tan numerosa al exterior para un certamen regional, ya que desde 2013 al 2019, en Colombia, Lima y Asunción la representación nunca superó los 35 atletas. Aunque el campeonato sudamericano suma puntos para la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, no son más de 10 los que efectivamente tienen chances de llegar a esa instancia. El ENARD, ante la exigencia de la CADA propuso enviar 19 representantes.
Curuchet admite que cuando se compite de manera local -Buenos Aires iba a ser sede del campeonato pero declinó hacerlo por falta de recursos y por la emergencia sanitaria- las comitivas son mucho más numerosas, pero eso cambia cuando se requiere el envío de deportistas al exterior. “Acá el primer responsable de lo que pasó es la Confederación de Atletismo, que les dijo a todos que iban a viajar, cuando esa no es la forma de actuar, y después está la Secretaría de Deportes que se pone a criticar al Comité Olímpico y al ENARD”, asegura en diálogo con Infobae el medallista olímpico.
A esas excepcionalidades se le suma el contexto gravísimo de la pandemia, que golpea con la segunda ola con toda la fuerza en el mundo pero, principalmente se ensaña con América Latina. Tanto Argentina, con su economía maltrecha por la cuarentena y el confinamiento, como el resto de los países de la región enfrentan un pico de contagios y de muertes, que se agregan al crecimiento alarmante del nivel de pobreza.
En medio de este paisaje dramático es que Scarpín, Arrondo y Díaz presionan para contratar el vuelo privado. Y mientras tomaba estado público el enojo comprensible de los atletas que se habían ilusionado con viajar, intervino el influencer Santiago Maratea -comprometido con causas solidarias- que lanzó una campaña por redes sociales para juntar fondos para contratar el charter.
Arrondo, en medio del escándalo y las presiones, salió a criticar públicamente al ENARD y al Comité Olímpico y planteó abiertamente: “La postura nuestra es que tiene que viajar la delegación que se está preparando para la instancia sudamericana y tiene la calificación para competir en esa instancia. Esa es nuestra posición, la posición de la línea del Estado, de la Secretaría de Deportes”.
Sin embargo, la Secretaría de Deportes tiene un presupuesto asignado, pero la funcionaria exige que sea el ENARD el que pague la factura del avión privado.
Curuchet, en una entrevista con Infobae, reconoció que en el mundo del deporte amateur “no estamos acostumbrados a este tipo de cosas. Lo nuestro es el sacrificio, el compromiso, el esfuerzo por superarse y no las discusiones”.
“Acá hay un error grave de la dirigencia de la Confederación Argentina de Atletismo, que les dice a todos que van a viajar cuando nunca se enviaron tantos deportistas al exterior. Entiendo el sueño de los atletas y la ilusión. También entiendo a Santi Maratea, pero en el deporte, en las instituciones y en la vida hay reglas y hay que cumplirlas. No se entiende por qué quieren romper las reglas”, continúa.
“No me parece justo que la secretaria Arrondo esté juzgando al Comité Olímpico, con lo que ha hecho por los deportistas, por una situación de la que no es responsable, sino que es la Confederación que planteó una visión errónea. Por eso le pido a Arrondo que no haga política con el deporte y que se dedique a cuidar a los atletas”, consideró.
Curuchet, de todos modos, apunta al diálogo y a resolver esta situación. “El deportista es vocación de sacrifcio, superación y sobre todo unión. Nosotros somos espejos donde se miran los chicos y estas exposiciones no son buenas. Más todavía el deporte amateur que es tan puro. Por eso hay que apostar a la unión y a resolver las cosas con diálogo”.
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