Mientras la Argentina y la región enfrenta lo peor de la pandemia de coronavirus -con pico de contagios y muertos y una crisis económica acuciante- funcionarios de la Secretaría de Deportes y la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) presionan para que 60 deportistas sean trasladados mediante un vuelo privado, con un costo de miles de dólares, a la ciudad ecuatoriana de Guayaquil para participar del campeonato sudamericano de esa disciplina. La polémica surgió porque el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) propuso enviar una comitiva más reducida y con pasajes regulares.
La secretaria de Deportes, Inés Arrondo, y su segundo, Daniel Carlos Díaz, junto al presidente de la CADA, Daniel Sotto, y el verdadero hombre fuerte de esa organización, Juan Scarpín, desplegaron en las últimas horas una importante presión para que el ENARD pague con los fondos públicos que el ente administra el vuelo privado para enviar a los atletas a esa ciudad. Esa comitiva representa más del doble de los deportistas que Argentina envió para los campeonatos de Colombia, Lima y Asunción, entre 2013 y 2019. Por eso la contrapropuesta del organismo fue, primero, reducir la cantidad de representantes, y luego que el viaje se realice mediante pasajes regulares. Pero ese planteo fue rechazado por Díaz, un profesor de atletismo de Mar del Plata, que tiene un vínculo de años con la Confederación.
“No es un problema de dinero. Es una inmoralidad que en medio de la pandemia se pretenda pagar con fondos públicos un vuelo en avión privado. El ENARD nunca envió de ese modo a deportistas a ninguna competición”, explicaron fuentes al tanto del conflicto.
El campeonato sudamericano, que suma puntos para la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, iba a realizarse en Buenos Aires, con un costo de 17 millones de pesos que afrontaría la Secretaría de Deportes. A principios de abril, esa dependencia del Gobierno advirtió que no iba a estar en condiciones de afrontar esa inversión y ordenó que sea el ENARD el que asumiera el costo. Pero poco después, las autoridades nacionales dispusieron suspender todas las competencias por la segunda ola de COVID y renunciaron a ser la sede de la competencia. Allí fue que apareció la ciudad de Guayaquil y se inició un tironeo por la aplicación del presupuesto original asignado.
Así fue que Scarpín -que incluso acercó una cotización para realizar el charter por 112 mil dólares- con el apoyo de Arrondo y Díaz, exigieron el viaje de todos los deportistas que iban a participar en caso de que se hiciera en Buenos Aires y que sean trasladados por vuelos privado. El ENARD buscó presupuesto y obtuvo uno por menos de 75 mil dólares.
Más allá de lo positivo de competir con atletas de la región, en el 52° Campeonato Sudamericano son entre ocho y diez los deportistas locales que tienen condiciones efectivas de clasificar para Tokio. En ese contexto es que se propuso reducir la cantidad de atletas. Después de eso, los deportistas afectados lanzaron una campaña por las redes sociales, a la que incluso se sumó el influencer Santiago Maratea, reconocido por sus masivas movidas solidarias.
En la carta de respuesta a la exigencia de la Confederación de Atletismo -que es presidida por Daniel Sotto, pero es conducida en los hechos por Scarpín-, a la que tuvo acceso Infobae, el ENARD advirtió: “La contratación de un avión privado para transportar a una delegación que además duplica en número el registro de los últimos Campeonatos Sudamericanos sería una irresponsabilidad que deformaría una línea de conducta, tanto en lo que respecta al criterio deportivo como al de la aplicación de los recursos económicos, que desde los primeros meses de 2018 provienen del Tesoro Nacional”.
La misiva que firma el director general del ENARD, Daniel Jacubovich, advierte que fue la CADA la que les dijo a los 60 atletas que iban a viajar. “Los sueños de los deportistas son demasiado importantes para destratarlos con falsedades y/o medias verdades. Ellos estaban ilusionados, porque se les dijo que viajarían. Ustedes saben que el marco del Campeonato Sudamericano tiene una exigencia lejana al primer mundo del atletismo, pero concreta. El ENARD se ha manejado así desde el inicio de su existencia. Esa política de participación competitiva asimiló un pedido de excepción que no se pudo canalizar por la falta de medios de transporte regulares. La contratación de un avión privado no logró un acuerdo entre los socios. Esa es la verdad y ustedes lo saben”, afirmó.
“Resulta lamentable que los atletas y los técnicos no hayan sabido estas cuestiones, ya que en el marco de una sociedad que vive momentos tan difíciles, exacerbar los ánimos, buscar falsos enemigos y perder de vista el aporte sistemático que ha significado el ENARD para nuestro deporte en general y para nuestros atletas en particular…no parecen la mejor de las políticas de conducción”, consigna la misiva.
Esa respuesta se dio luego de que la CADA, que contó con el apoyo de Díaz, le reclamó por carta el viaje para los 60 deportistas porque “las alternativas de disminución de la delegación se tornan inaceptables. Debido a las actuales circunstancias y como lo habíamos también propuesto a la fecha la única alternativa es la contratación de un vuelo especial exclusivo que permita que la delegación argentina puede estar presente en Guayaquil, Ecuador”.
Además de esa carta al ENARD, la Confederación redobló la presión, mediante otra nota oficial, enviada a Inés Arrondo, y el ministro Matías Lammens, en la que plantearon que “no podemos aceptar que a pocas horas de viajar nos impidan viajar a tanta cantidad de atletas, por lo que solicitamos de vuestra intervención”.
Pese al fuerte lobby desplegado por esa organización, desde el ENARD confirmaron que ya habían sido garantizados los pasajes en vuelos regulares para los deportistas y sus entrenadores y reiteraron que no estaban en condiciones de afrontar un gasto de 75 mil dólares sólo en vuelo charter, en medio de la pandemia y de la crisis.
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