Morena Beltrán y su relación con la fama, el feminismo, el periodismo y los futbolistas: “Siento que intimido a los hombres”

La periodista de 22 años se convirtió en una de las voces más destacadas en el análisis táctico y adquirió un grado de popularidad que no la marea: “Sigo siendo la misma de siempre”, cuenta a Infobae

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Morena Beltrán trabaja con el criterio suficiente para que en Haedo, localidad bonaerense en la cual nació, creció y vivió hasta que decidió mudarse al barrio porteño de Saavedra, nunca se atrevan a afirmar que se olvidó de su pasado.

La periodista sensación nació el 29 de enero de 1999. Aquel año, el River de Ramón Díaz salió campeón del Torneo Apertura con 44 puntos. El Clausura lo ganó Boca, con Carlos Bianchi a la cabeza, con la misma cantidad de unidades. Hoy, siendo parte de un análisis deportivo que compara el pasado con el presente, es capaz de explicar si alguno de estos equipos podría ganarle al River de Marcelo Gallardo.

“Yo sigo siendo la misma de siempre. Aunque se diversificó el público sigo siendo la misma”, dice a Infobae la hija de Fabián y Rosana, la tercera de cuatro hermanos, la apasionada del fútbol que transitó su adolescencia en los natatorios que sus padres tenían (y aún poseen) en el oeste del conurbano.

“Hace más de un año me mudé a Capital por cuestiones de laburo, aunque sigo yendo mucho al barrio”, cuenta Beltrán, quien actualmente conduce uno de los noticieros de SportsCenter y es panelista de ESPN Fútbol 90.

También agrega: “Siempre fui la misma mina, dedicada al deporte, aunque con el fútbol empecé de grande. ¿En el juego? Me puedo llegar a defender, pero no tengo el talento nato. Sí puedo decir que siempre me apasionó lo mismo: la necesidad de comunicar”.

—¿Trabajaste con tus papás en los natatorios?

—Sí. De chica hice mucha vida de doble escolaridad, de quedarme en la pileta hasta tarde. Pasábamos mucho en el laburo de mis viejos con mis hermanos. Cuando dejé la colonia empecé a trabajar ahí, a modo de ayudante. Era para tener algo que hacer. Mi viejo no era estricto pero siempre quiso que tengamos una responsabilidad.

—¿Y hoy qué dicen de tu popularidad?

—Mirá, sin mis papás, sin mi familia mejor dicho, no podría laburar de la manera que laburo. Me cuesta la parte de la comunicación con mi familia por el trabajo. Pero ellos son increíbles. Mi papá me ayuda con la parte contable, pero siempre desde el lado de querer cuidarme. Mi vieja lo mismo. Ella ahora se está poniendo un local de ropa, algo que siempre postergó por ser mamá de cuatro pibes y recién ahora posee el tiempo para hacerlo. Me hubiese encantando que no tuviera que haber postergado cosas por nosotros.

—Mencionabas el tema contable, ¿cuánto te importa el dinero?

—Lo justo y lo necesario. Cuando sos chico te dicen: “Ahorrá, todo lo que puedas. Ahorrá”. Y ahora estoy viviendo sola cuando podría no hacerlo para guardarme la guita del alquiler e invertir en un departamento que sea mío. Pero hoy invierto en mi comodidad. La realidad es que me proponen cosas para hacer en redes y lo acepto si tiene mi escencia; intento que todo tenga una impronta personal. Las redes sociales son un mundo en donde podés laburar incansablemente, pero yo no soy influencer, soy periodista.

—¿Leés lo que te escriben en las redes? ¿Abrís los mensajes privados?

—En Instagram me cuesta ir a la bandeja de entrada y leer mensajes, pero a veces lo hago, porque me encuentro con alguna sorpresa positiva. La realidad es que el Instagram es un perfil más personal o comercial, Twitter es puro trabajo.

—¿Te interesa lo que dicen o puedan decir de vos?

Intento tomarlo como de quien viene, por lo que veo o tanteo suelo tener bastante aceptación. No tengo muchos detractores porque el laburo que hago tiene respeto, no hay una crítica vacía. También hay mucho de que estoy acá porque soy hegemónica, rubia y delgada. El que intenta buscar eso me está discriminando, lo opuesto a lo que pregono. Pero las mujeres tenemos que cumplir con ciertos estándares que los hombres que no. Es un proceso.

En la cancha de Independiente, en un partido por Copa Sudamericana
En la cancha de Independiente, en un partido por Copa Sudamericana

—¿Y eso cómo repercute en vos?

—Soy muy autocrítica y exigente conmigo. Mirá, por ejemplo en el noticiero, yo estoy narrando un compacto y puede que me confunda en el apellido del que lleva la pelota. Quizá quien está del otro lado dice: “Mirá, se confundió el 8 con el 5, esta piba no sabe nada”. Y yo por dentro estoy pensando en que me equivoqué, pero no es porque laburo menos o me esfuerzo menos, siempre me exigo al 100%, eso me deja tranquila. Como periodista siento responsabilidad para que cada día elevemos más la vara.

—¿Cómo convivís con el levante que puede surgir en las redes sociales?

Realmente siento que intimido a los hombres. Me hablan con respeto. En el boliche me encaraban por el lado del fútbol y la tiraban. Metían el anzuelo a ver si picaba. Yo percibo mucho respeto, no he tenido ninguna situación desagradable. Mientras sea con respeto está todo bien.

—¿Y entre los compañeros de trabajo? ¿Al principio sentías que te medían cada vez que hablabas?

—Cero. Arranqué haciendo el noticiero con Pablo Ferreyra, un fenómeno, siempre la mejor conmigo. El tema es que inevitablemente soy avasallante, nunca me quedo callada o pido permiso. Estuve mucho tiempo con Juan Simón, Leo Astrada y Seba Domínguez, tipos que fueron muy grossos dentro de la cancha. Muy predispuestos conmigo. Lo mismo con (Sebastián) Vignolo y (Marcelo) Sottile, que siempre me dicen en qué puedo corregir para darme herramientas con lo que hago.

—¿Te interesa la política?

—Por mi familia consumo bastante porque están empapados en el tema. Yo siento que tenemos luchas a las que debemos subirnos, y estoy subida a la del feminismo. Y esa es una pelea que estoy dispuesta a dar. En otras no, prefiero dejar la política de lado. Hoy me lo cuestiono porque sé que la indiferencia no sirve para nada, pero lamentablemente hoy, para que lo que laburo, es una pelea que a nivel exposición dejo afuera.

—Pero si habla el presidente Alberto Fernández o hay alguna noticia muy importante estás atenta.

—Ni hablar, obvio que me interesa, porque tengo una postura, escucho todo por la relevancia, pero la realidad es que tengo todo formado y prefiero guardármelo. Honestamente hoy no me interesa. Me gusta meterme en el barro y elijo las batallas. La del feminismo me calzo los guantes, me subo las medias y voy. El resto no.

—¿Solés ir a las marchas? ¿Acompañaste la lucha para la legalización del aborto?

—Sí, me he involucrado, incluso he ido con mi familia. Fui en su momento con mi tía, de seis meses embarazada, y lo que estábamos celebrando era el poder de decisión de las mujeres. Con el feminismo no me he guardado nada. Con el aborto tampoco. Yo lo que no quiero es militar por un partido. No me gusta el término que señala solamente a un género. El término feminista se crea porque estamos en una posición cultural machista y fue necesaria crear una contraposición que busca y pregona la igualdad.

—¿Cómo te llevás con la fama?

—Bien, siendo consciente. La última vez que fui a la Costa Atlántica con mis amigas estábamos comiendo y un pibe entró al restaurante con su papá. Me pidió una foto y me agradeció porque quería estudiar periodismo. Más allá de que sé que la televisión mueve mucho, considero que soy un cuatro de copas, generalmente no dimensiono y eso me ayuda a convivir con mi día a día.

—¿Es mejor no mezclar el periodismo con lo sentimental en cuanto a la relación con los futbolistas?

No creo que haya una barrera que impida que una periodista salga con un jugador de fútbol o un deportista. Lo que sucede es que abrís una puerta que no está buena, un vínculo tabú. A veces me siento incómoda escribiéndole a algún futbolista por si lo pongo en un compromiso. Me pongo a pensar si lo comprometeré, si me podrá contestar, si a la mujer le generará algún tipo de incomodidad. Es una cagada, pero lamentablente es así.

—¿Saliste con algún futbolista?

—No, justamente por esa cuestión, porque estás entre la espada y la pared.

—En Google la gente busca cuántos años tenés, de qué cuadro sos y si tenés novio, ¿qué te produce eso?

—Creo que el misterio lógicamente genera curiosidad en la gente, y que nadie puede creer cuando le digo que tengo 22 años. La gran mayoría no lo cree. Y bueno, ¿de qué cuadro soy? Es muy del morbo nuestro, del fútbol argentino.

La periodista conduce uno de los noticieros de SportsCenter
La periodista conduce uno de los noticieros de SportsCenter

—¿Te gusta que los periodistas digan de qué equipo son hinchas?

—Me encanta que se labure con transparencia. Y considero que alguien es más deshonesto con la profesión cuando denosta al protagonista; o el periodista que cree que el costo del rating vale cualquier cosa. La imparcialidad no se mide por eso, si no por lo que diga cuando sale al aire. También hay muchos que se han encargado de que no lo sea, porque son hinchas con el micrófono en la mano.

—¿Por tu trabajo perdiste el fanatismo por tu club?

—Sí porque inevitablemente idealizamos el mundo del fútbol, vas conociendo los protagonistas, cómo funciona el mundo del fútbol y humanizás a los jugadores. Y está mal endiosar a alguien que no tiene por qué ser endiosado. Ahora me atrapó mucho el tema del juego y lo que me pasaba emocionalmente con mi club quedó en segundo plano.

—¿Cómo ves al fútbol argentino?

—Lo que le quita fuerza es que en tres años no tuvimos un formato definido. Es imposible para los clubes, para las planificaciones. Es insostenible. No podemos volver a tener un torneo con 28 equipos, es anti competitivo. Si me preguntás por los jugadores, creo que talentos en nuestro fútbol van a surgir siempre.

—¿Te han llegado otras propuestas para la televisión que no tenga que ver con el deporte?

—No, tuve alguna conversación con el Chato Prada (productor de Marcelo Tinelli) y fui muy agradecida. Por ahí estoy limitando mi potencial, estoy cerrando puertas, pero siento que me hace mejor profesional seguir en lo mío.

—Estás conforme así.

La verdad es que soy muy agradecida de tener una herramientaa de cambio tan grande y es estar en el lugar en el que estoy. Que me escuchen más que a otra persona, no digo que esté bien, simplemente hay que reconocer cuando tenemos herramientas para mejorar o usarlas como queremos. Siento que tengo esa responsabilidad, mucho por delante.

—¿Y en el futuro? ¿Qué te gustaría hacer?

Estoy decidida a hacer el curso de entrenadora. Me encantaría poner un lugar de formación de fútbol femenino, de hacer una captación de jugadoras en el interior del país. Hay tantas cosas por mejorar. Con el fútbol femenino hay una deuda muy grande que tenemos que ayudar a saldar. Que se transmita por televisión y haya contratos profesionales es muy importante. Hay mucho por hacer, y si me agoto tan rápido me estoy dando por vencida en una batalla que aún tiene mucho por discutirse.

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