Juan Manuel Vivaldi es sinónimo de hockey. Su nombre quedó grabado a fuego en este deporte tras haber ganado la medalla de oro en Río 2016 (hoy se cumplen cuatro años). Sin embargo, el mítico arquero de Los Leones tiene un pasado poco conocido ligado a la música y en un momento clave de su carrera debió elegir su camino.
Mientras daba sus primeros pasos con el palo en la mano, el portero de Banco Provincia era el líder y voz de una prometedora banda de rock llamada Nosferatu, la cual llegó a tocar en Cemento, uno de los lugares más emblemáticos de la música en Argentina hasta la fatídica noche de Cromañón.
En diálogo con Infobae, Vivaldi, de 41 años, rememoró sus andanzas sobre los escenarios, el motivo que lo llevó a inclinarse por el deporte y el click que debió hacer el equipo por entonces comandado por el Chapa Retegui para lograr la gloria eterna y dejar de estar bajo la sombra de Las Leonas.
¿De chico tenía una banda?
Cuando era chico tenía una banda con unos amigos, tocábamos cuando teníamos unos 15 ó 16 años. Hacíamos música, ensayábamos bastante y tocamos en algunos lugares, pero yo me incliné más por el deporte. Algunos siguieron con la música. La verdad, unos pibes bárbaros. Pero cada vez que tuve que tomar decisiones en mi vida, siempre me incliné por el deporte.
¿Uno de esos lugares fue Cemento?
Sí, uno de esos lugares fue Cemento. Había un festival de muchas bandas que tocaban y no recuerdo cómo, pero entramos en el festival. Tocamos en Cemento una noche en la que justo había paro de colectivos, así que era difícil llegar al lugar, pero puedo decir que tocamos en Cemento.
¿Cómo fue tocar en un lugar tan emblemático dentro del rock nacional?
Hoy, mirando para atrás, es algo increíble. Un lugar tan emblemático para el rock nacional, y que nosotros estuviéramos ahí haciendo lo nuestro, la verdad que fue un privilegio, algo muy lindo. Fue una linda experiencia. A mí la música me encanta, me gusta mucho. Disfruté mucho esos años con los chicos, que aparte eran pibes que tocaban bárbaro. Me encantaba. Después tuve que tomar decisiones, pero fue una linda experiencia.
Con la decisión que tomó mal no le fue
No, por suerte no. Pero uno siempre tuvo una intuición en cuanto al deporte. Siempre que tuve la duda, o situaciones similares, siempre fui yendo para el lado del deporte. Siempre fui una persona bastante intuitiva en ese sentido. Y siempre sentí que el hockey era el camino. Por suerte me fue bien, no me puedo quejar.
¿Qué rol tenía dentro de la banda?
Era el cantante, era la voz de la banda. Componíamos con los chicos, pero en realidad mi trabajo dentro de la banda era cantar, era la voz, más allá de que alguna vez metí una guitarra medio de caradura en algún tema, pero nada más. Eran chicos que tocaban muy bien y no necesitaban mi aporte musical en ese sentido.
¿En las concentraciones le piden cantar?
No, ahora no. Me engancho cuando hay alguna joda, algún karaoke o alguna cosa de esas. Siempre me dicen para que cante, me engancho en ese tipo de jodas. Pero ya pasaron unos cuantos años, y como no seguí desarrollando eso, la verdad que lo perdí. Ahora me dedico a hacer esto que me va un poco mejor.
¿Es fanático del Indio Solari?
Sí, lo fui a ver un par de veces. También a los Redondos, cuando era más chico. Sí, me gusta mucho la música, en especial lo que es nacional. Desde chico me crié escuchando a los Redondos y los fui a ver a varios lugares. Luego seguí un poco al Indio. La verdad es que me encanta la música, la letra, todo lo que genera alrededor con la gente. La verdad es que me gusta, lo disfruto. Ahora hace bastante que no voy, pero cuando podía, iba.
EL CLICK QUE HICIERON LOS LEONES PARA GANAR LA MEDALLA DE ORO:
El 18 de agosto de 2016, la selección masculina de hockey logró algo histórico para el deporte argentino: se adjudicó la presea dorada luego de vencer por 4 a 2 a Bélgica en la final (Pedro Ibarra, Ignacio Ortiz, Gonzalo Peilat y Agustín Mazzilli, los autores de los goles).
Hasta antes de ese momento, el combinado nacional deambulaba entre el octavo y décimo puesto y vivía bajo las sobras de Las Leonas. Sin embargo, con la conducción técnica de Carlos Chapa Retegui, el plantel hizo el click que le permitió llegar a lo más alto del podio y convertirse en el mejor equipo del planeta.
¿Cómo encaran el proceso para Tokyo en medio de esta pandemia?
Por suerte estamos entrenando de manera más normal, con todos los cuidados y protocolos correspondientes. Eso incluye hockey en cancha, gimnasio y físico en la pista.
¿Cómo ve al equipo de cara a los Juegos Olímpicos?
El equipo está bien, y este aplazo de los Juegos va a venir bien para seguir mejorando, crecer y afianzar las cosas que tenemos que mejorar. Nosotros queremos ir a competir y pelear por algo de vuelta.
¿Qué cree que tendrán de distintos estos Juegos Olímpicos?
Van a estar supeditados a lo que suceda con el virus y a los controles y cuidados que haya que cumplir para que los atletas no corran riesgo. Así que en función de eso habrá que ver con qué protocolos y cuidados se llevan adelante.
¿Cree que el tiempo que estuvieron sin entrenarse les puede jugar en contra?
En ese punto estamos todos igual. Creo que lo importante ahora es mirar para adelante y aprovechar que podemos entrenar para así recuperar nuestro estado de forma lo antes posible.
Anunció su retiro de Banco Provincia, pero ahora el escenario cambió al posponerse los Juegos Olímpicos. ¿Es una posibilidad que vuelva a jugar a nivel clubes?
Sí, no lo descarto. Esta situación cambió mis planes para el 2020 y dentro de eso estoy evaluando y considerando si vuelvo a jugar en el club.
¿Tendrán más presión en los Juegos Olímpicos de Tokio al ser los últimos campeones?
La verdad que no lo veo como una presión. El hockey masculino hoy está muy parejo entre ocho equipos. Si te ponés a pensar, la final de Río la jugaron Bélgica y Argentina, que eran el 5 y el 6 del mundo. A priori, nadie hubiese imaginado una final así. Los presentes de los equipos son los que lo hacen estar un poquitito más arriba o un poquito más abajo. No creo que haya presión, sí la responsabilidad de llegar de la mejor manera.
Durante mucho tiempo estuvieron bajo la sombra de Las Leonas. ¿Qué les generaba?
Nada. Estoy acá en la Selección desde que las chicas ganaron la primera medalla en Sydney. Todo lo que lograron las chicas, tanto a nivel deportivo como a nivel de repercusión y cobertura, lo tienen recontra merecido por todo lo que han cosechado. Es un poco la rueda que se va generando. Nosotros éramos conscientes de eso. Nosotros éramos el 8, 9 ó 10 del mundo y las chicas eran las número 1. Hay una cuestión lógica ahí en cuanto a apoyo y repercusión. Lo que me da pena es que después de lo que hicimos en Río y ser 1 del ranking no hayamos sido acompañados. Los hombres tenemos una menor cantidad de jugadores a lo largo del país. Las Leonas, gracias a Dios, instalaron el deporte, el hockey, como deporte bandera para las chicas. Eso en el caso de los varones es más difícil. Por eso digo que hay que trabajarlo y acompañarlo.
Ustedes flotaban entre el puesto 8 ó 10 del ranking y en Río dieron el golpe y ganaron la medalla. ¿Cuál fue el click?
Nosotros tuvimos un cambio muy importante cuando el Chapa asume en 2013. Hubo un cambio total en la preparación, en el profesionalismo, las horas entrenadas en la semana, los cuidados personales, la suplementación, hacer hockey, hacer gimnasio, hacer pileta, atletismo, una infinidad de actividades que no hacíamos y no estábamos acostumbrados. Ese primer proceso nos costó porque era muy exigente. Él, con su mensaje y convicción, nos dijo que nos íbamos a preparar para ser los mejores del mundo, y así lo hicimos. Nos preparamos para eso, como nunca. Eso trajo resultados favorables. Comenzamos a ser un equipo duro para los rivales, conseguimos resultados y hubo más confianza. Se generó un círculo virtuoso. Ese fue el gran cambio.
Entre 2007 y 2008 pasó por su cabeza dejar Los Leones. ¿Qué hizo que no se aleje del combinado nacional?
En tantos años uno va teniendo distintos pensamientos. En el 2008 nos tocó estar afuera de Beijing, que fue el golpe más duro en mi carrera. Yo ya tenía 29 años. En 2010, por decisión técnica, quedé fuera del Mundial de India. Y ahí tenía más de 30 años, y uno se va planteando cosas. Pero al final esto sigue, uno se sigue esforzando, se reinventa. Volví con el Chapa. Él tuvo palabras de elogio y me hizo sentir importante, creer que era el mejor del mundo. Aunque quizá no lo era, él me lo hacía sentir, y yo interiormente me lo creía. Eso fue elevando la vara.
En Tokio disputará su cuarto Juego Olímpico. ¿Qué es ser un atleta olímpico?
Ser un atleta olímpico es prepararse las 24 horas del día, los 7 días de la semana de todo el año para esto. Tenés que tener tu cabeza y cuerpo dedicadas pura y exclusivamente a tu preparación. A mejorar en el día a día, estar en los detalles, los cuidados, los descansos. Lo que tiene el deportista amateur, a diferencia de los grandes profesionales, es que hay que complementar esto con otras cosas. A veces hay que hacer más esfuerzos que sólo prepararnos y entrenar. Eso también es lo lindo del deporte amateur, lo que tienen los argentinos, que se adaptan a todas las dificultades. Ese es el plus que tenemos a la hora de la competencia. Los países con estructuras más previsibles, cuando sufren o les pasa algún contratiempo, quedan mucho más descolocados. Nosotros estamos siempre reinventándonos, ya es costumbre. Eso es lo que tiene el atleta olímpico, especialmente el argentino, que es muy valorado por su actitud y energía. Ahí es donde tenemos el plus y diferencia para la competencia.
Tiene un tatuaje de Río 2016 en el brazo. ¿Qué significan esos anillos para usted?
Es el momento más importante en mi carrera deportiva, por eso me lo quería tatuar. No sólo por lo que significa ganar una medalla, sino por el proceso, que fue muy duro y desgastante. También para recordar eso, que gracias a lo previo llegamos a esto, que es muy importante.
¿Es verdad que el Chapa Retegui los hacía entrenar hasta cuando se iban de vacaciones?
Sí, era un tipo súper exigente. Siempre fue así. Yo lo tuve como compañero de equipo. Es su forma para que des más y nunca te relajes. Creo que esa es su gran virtud, además de su poder de llegada y convencimiento. A mí me marcó, me orientó y ayudó a seguir creciendo y mejorando, pese a que tenía más de 30 años cuando asumió. Me empujó para que mejore y que hoy esté acá.
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