Lo que parecía un cuento de ciencia ficción se convirtió en una verdadera pesadilla para el Mundo Millonario. El 26 de junio de 2011 es la fecha más dolorosa en la historia de River. En el Monumental, los por entonces dirigidos por Juan José López igualaron 1 a 1 con Belgrano de Córdoba (en la ida, disputada en el Gigante de Alberdi, el Pirata triunfó por 2 a 0) y quedaron condenados a disputar la B Nacional por primera vez.
En el noveno aniversario de la pérdida de categoría, Alexis Ferrero, uno de los jugadores que más partidos disputó durante esta campaña, dialogó con Infobae y rememoró lo sucedido a lo largo de esa temporada.
El ahora manager de Central Córdoba de Santiago del Estero sembró un manto de dudas sobre los arbitrajes en partidos clave, como el de Boca en La Bombonera o la vuelta con los cordobeses. También contó detalles sobre su pelea y posterior reconciliación con Matías Almeyda.
Luego de surgir del Ascenso llegó a un jugar en un grande como River. ¿Qué pensó la primera vez que se puso esa camiseta?
Todo chico que sueña con ser jugador de fútbol piensa en jugar en Boca o River, o en vestir la camiseta de la Selección. Todos piensan lo mismo. Fue como cumplir un sueño. Todo lo que soñé hoy está pasando. Pasó lo mismo cuando tuve la oportunidad de ponerme la camiseta de la Selección. Fue un partido amistoso, pero no importa (NdR: fue titular en la victoria por 3 a 1 ante Panamá, el 20 de mayo de 2009). Eso lo tengo grabado y nadie me lo va a poder sacar. Es algo que pude cumplir.
¿Qué recuerda de su paso por River?
Todo. Recuerdo lo lindo, lo feo, lo triste, las alegrías. Más allá de que lo deportivo termina siendo un poco amargo, no me arrepiento de haber ido a River en el momento que nadie quería ir, que nadie quería aparecer. Los ídolos del club no querían volver. Para mí fue una experiencia inolvidable. Fueron dos años maravillosos. Fui el jugador que más jugó, con cuatro técnicos diferentes. Me quedo con eso, con haber vivido lo que viví. Si tuviese que volver a vivirlo lo haría una y mil veces. No cambiaría nada.
¿Por qué cree que terminaron descendiendo?
Creo que se llega a eso por un montón de situaciones, no por el momento. Son 3 años de promedios. En ese proceso se hicieron muchas cosas mal. El desencadenante es una pérdida de categoría. Así como en la vida, si uno hace las cosas mal tiene que pagar el precio. Esta no fue la excepción. Se hicieron tanto las cosas mal que terminamos pagando el pato. Ni siquiera lo tuvimos que haber sufrido. Pasaron situaciones raras, como los arbitrajes. Bueno, un montón de situaciones que terminan desencadenando en el tema del descenso. Pero la gente no se la agarró con nosotros. Tenían bien en claro que era una situación más política que deportiva. Nos hacemos cargo, somos conscientes de lo que nos pasó y del mal momento que vivió toda la gente de River.
¿Cree que hubo arbitrajes dudosos que contribuyeron a que descendieran?
Hubo situaciones que nosotros veíamos. Mismo el partido con Belgrano. El penal que no ve Pezzotta a dos metros de la jugada. Era penal para nosotros y expulsión a Pérez. Era el 2 a 0 y nosotros nos quedábamos en Primera. Hasta el último día hubo cosas raras. Contra Boca 4 ó 5 penales no cobrados y nos dirige un árbitro que no tenía que dirigir en ese partido. Queda un manto de sospecha. Pero nunca vamos a saber la verdad.
En el partido de ida ingresan algunos encapuchados. Imagino que fue la peor situación que le tocó vivir dentro de la cancha.
No, he vivido peores. Imaginate todo lo que me ha pasado en 20 años de carrera. He vivido situaciones súper alegres, súper tristes, súper cómicas. De todo. Pero no deja de ser algo triste que en un partido la hinchada quiera pararlo. Me han sucedido cosas similares. No solo con los míos, también a los rivales, que entren a querer pegarte cuando termina un encuentro. En la vida del futbolista pasan un montón de cosas que después terminan en anécdotas. De cosas lindas, feas, extrañas; pero no deja de ser raro una invasión de cancha y una posible suspensión de un partido.
Luego salieron a la luz imágenes de un grupo de personas acercándose al vestuario de Pezzotta. ¿Ustedes vivieron alguna situación similar?
No, jamás. Nunca vivimos una situación de violencia con la gente. Ni siquiera después de lo que termina pasando sentimos desprecio o una mala manera de dirigirse a nosotros. Al contrario, la gente supo entender la situación, el momento. Obviamente fue doloroso para todos, pero conmigo la gente no fue agresiva ni nada por el estilo. Siempre fueron palabras de aliento.
¿Como es el día después del descenso?
Yo estuve casi 14 días sin salir de mi casa, no diría inmerso en una depresión, pero sí en una tristeza profunda por no cumplir el objetivo. Para el jugador es un golpe durísimo. Para un jugador es tremendo. Es duro, y más para una institución tan grande. Todos los hinchas piensan que su club es el más grande, pero en este caso se dimensiona mucho más. Fue devastador para nosotros, pero teníamos que levantarnos, cicatrizar las heridas y dar nuevamente la cara. No podíamos retroceder el tiempo. Había que volver a intentar. Se fue logrando con todo lo que pasó después con la era de Marcelo Gallardo.
Usted decidió quedarse y logró el ascenso. ¿Cómo vivió ese proceso?
Todas las personas tienen miradas y sentimientos diferentes ante cualquier situación. La presión de la que habla el Indio Vega, olvidate. Si teníamos presión en Primera, imaginate la que había por volver y salir campeón del Nacional B. Y lo del disfrute es como dice Andrés Ríos. Donde ibas, había 3 mil ó 4 mil personas para recibirte en el aeropuerto, para ver un entrenamiento. La gente dormía alrededor del hotel para ver si podían sacarse una foto. Los hoteles los tenían que cercar porque era un aluvión de gente. Estaban las dos situaciones. Las dos se vivieron a full: la presión y el disfrute.
¿Por qué decidiste irte tras la vuelta a Primera?
Yo termino teniendo una diferencia con Matías, que en ese momento era el técnico. Pero no una diferencia deportiva. Yo nunca pedí ser titular, nunca pedí nada. Sólo pedía que se me juzgara de la misma manera que a todos. Que no falten a la palabra, que no falten a la lealtad. Cuando vi que la situación conmigo era diferente a la de los demás muchachos decidí dar un paso al costado. Se lo dije a él. ‘Yo no vengo nunca más, porque siento que me estás mintiendo y que no me estás tratando de igual manera que los demás’. Inclusive haciendo hincapié en que nosotros teníamos una relación de compañeros antes. Él vino a comer a mi casa, y yo he ido a comer a la suya. Conocíamos a nuestras familias. Yo podía pedirle a él que se equivocara desde lo deportivo, pero no desde lo humano. Ahí decidí dar un paso al costado. Después de mucho tiempo me llamó Matías y pudimos hablar de todo lo que pasó, pudimos aclararlo de alguna manera. Nos queda pendiente el encuentro y terminar de dar por finalizado un capítulo que a mí me dolió. Lo consideraba una persona leal. Siempre hablo de la lealtad humana, no del técnico o jugador. Me dolió mucho. Por eso estuve mucho tiempo enojado con él. El tiempo cura las heridas. Tuvimos nuestro acercamiento y charlamos de lo que sucedió. Queda pendiente un café para cerrar un capítulo un poco doloroso.
A la distancia, ¿se arrepiente de haberse ido de River?
Si me hablás desde lo futbolístico. te diría que fue un error haberme ido. Yo era titular y suplentes míos eran Pezzella, Funes Mori y González Pires. Y Maidana a veces jugaba y a veces no. El que jugaba siempre era yo. Si vos me hablás de lo deportivo, y con el diario del lunes, te digo que fue un error. Los otros chicos se quedaron y Pezzella está en la Fiorentina, el Mellizo en España y Maidana fue multicampeón y ahora está jugando en México. Se lo recontra ganaron, y la verdad es que me pone feliz por ellos porque son pibes excepcionales y fenomenales. Son muy buena gente. Pero si me hablás de lo que yo sentí, fue una decisión correcta. Siempre tomé mis decisiones en base al convencimiento. Cuando uno se maneja así en la vida nunca vas a estar intranquilo por una decisión, al contrario. Siempre vas a estar tranquilo con tu conciencia.
Dijo que la parte dirigencia de River estaba mal. ¿Cómo catalogaría el proceso de Passarella?
Con Daniel tuve mis diferencias, se las hice saber. Pero nada más. Algunos tienen más afinidad con los dirigentes que otros. Eso va más en la personalidad de cada uno.
Fue compañero de Marcelo Gallardo. ¿Se lo imaginaba como el entrenador que es hoy en día?
Con Marcelo fui compañero y concentré con él. Vos ya le veías estirpe de entrenador. Por su carrera exitosa como deportista, por los lugares en los que estuvo. También por la impronta de todo lo que hace y por cómo vivía el fútbol uno pensaba que iba a ser técnico. No de la magnitud de hoy, que es multiganador. Me pone contento por él. Lo fui a visitar y me ha recibido. Un tipo bárbaro, y por ser el entrenador súper ganador que es no ha cambiado. Hacia muchísimo que no lo veía y cuando me vio me dio un abrazo y nos quedamos muchísimo tiempo hablando. Se le veía pasta, pero uno no pensaba en la explosión qu tuvo.
¿Le mandó algún mensaje a Gallardo para que le preste algún jugador?
Todavía no lo hice, pero lo voy a hacer. Ya lo voy a hacer seguramente. Tengo una buena relación con él. Cuando tengamos un panorama un poquito más concreto hablaremos. Así como hablé con Leandro Romagnoli y con Diego Milito. Son equipos que no siempre pueden tener lugar para tantos contratos y ven en equipos sin tanto poderío económico la posibilidad de que sus jugadores se muestren, de tener lugar. Nosotros como club estamos abiertos a esta situación.
¿Se imaginaba que River iba a resurgir tan rápido y que iba a ser uno de los mejores equipos del continente?
No termina siendo raro porque en ese momento veíamos la calidad de jugadores que había en divisiones inferiores. La calidad de jugadores que había en el plantel. El contexto no permitía que explotaran o que pudieran mostrarse y hacer todo lo que sabían en un ambiente tan difícil. Cuando la situación se comenzó a acomodar empezaron a explotar estos jugadores.
EL SUEÑO DE JUGAR EN LA SELECCIÓN ARGENTINA Y SER DIRIGIDO POR DIEGO MARADONA:
Logró lo que todo futbolista sueña, que es vestir la camiseta argentina. ¿Qué recuerda de su paso por la Selección?
Todo. Recuerdo el día que me confirman la citación, el viaje de Santa Fe a Ezeiza en avión. Llegar a la AFA y que te recibiera Maradona. Al otro día hacer un entrenamiento con él, que viajes con él, que entre a tu habitación el día previo al partido, que te dé la charla técnica. Cantar el himno, que es algo que te eriza la piel. Todo lo que viví me lo acuerdo. Es cumplir el sueño de tu vida, no hay otra. El sueño es ponerte la camiseta de tu país y cantar tu himno, ese es el sueño máximo.
En su caso estaba el condimento extra que el entrenador era Diego Maradona
En el primer momento que lo vimos nos quedamos paralizados. Imaginate tenerlo enfrente y que te reciba y que te diera una brazo. Yo no sabía si abrazarlo, si dirigirle la palabra. La imagen de él es tan fuerte, es tan fuerte lo que él emite como persona, más allá de su nombre y todo. Éramos 4 boludos que estábamos parados ahí. Estaba con Bichi Fuertes, Diego Pozo y Sebastián Prediger. Los 4 veníamos de Colón. Estábamos parados ahí y veíamos al enano caminando. No sabíamos qué hacer. Nos mirábamos y nos preguntábamos ‘qué hacemos'. Fue increíble.
¿Con qué anécdota recuerda a Maradona?
Con algo que dijo en un entrenamiento. Estábamos haciendo un reducido, y por mi manera de jugar, a muerte, en una jugada trabo con uno, y se me va larga. Me tiro al piso, pecheo a uno y lo tiro al carajo. Y ahí el tipo salta del fondo y dice ‘éste juega en serio’. Que él dijera algo así de uno es algo impresionante. No me voy a olvidar nunca.
SU NUEVO ROL COMO MANAGER DE CENTRAL CÓRDOBA DE SANTIAGO DEL ESTERO:
¿Cómo se encuentra en esta nueva función, siendo manager de Central Córdoba de Santiago del Estero?
Un poco raro. Imaginate que hasta hace un mes y medio era jugador. Esto de cambiar para ser manager fue algo que no me tomó de sorpresa, pero fue muy rápido. Estaba en casa pensando en entrenarme, en seguir pensando en lo que iba a hacer y me llaman desde el club y me dicen ‘vas a ser el manager, vas a ser el director deportivo’. Fue un click, de un día para el otro. Dejar de pensar como jugador a pasar a pensar en otra función. Mi cabeza se volcará más a la gestión, a utilizar lo que coseché durante 20 años. Estoy desempolvando la agenda. Fue un poco raro, todavía no caigo que mi carrera como futbolista terminó. Pero ahora mi cabeza está en una nueva etapa. Estuve reunido con los dirigentes y me dieron la posibilidad de trabajar y firmar hasta diciembre de 2022, que eso te proyecta y te da la posibilidad de hacer un trabajo serio. Ahora estoy abocado a eso, trabajando en lo que más podamos en la reestructuración del club. Profesionalizar el club, darle una nueva imagen. También trabajar en el armado del equipo, que es lo fundamental en este momento.
En el armado del equipo ya dieron el primer paso, que fue contratar a Alfredo Berti. ¿Por qué se inclinaron por él?
Yo tuve más de 12 charlas con distintos entrenadores. Con Alfredo, desde un primer momento, congeniamos en muchos pensamientos, en muchas formas de trabajo. Eso nos acercó. Rápidamente congeniamos y todo encuadró. La gente que lo acompaña es súper profesional. Nos cerró mucho su idea. No tuvimos problemas para arreglar su contrato.
¿Estima una sangría importante dentro del plantel a raíz de la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus?
Como club empezamos a comunicarnos con los jugadores que no van a continuar. 6 ó 7 tienen contrato. Y hay otros 6 ó 7 que intentaremos retenerlos para este nuevo proceso.
¿Ya comenzaron a buscar refuerzos?
Sí, estoy en contacto con Berti. Hablamos de muchos temas. Se nos irán entre 12 ó 14 jugadores. Vamos a tener que incorporar una cantidad similar. Sumado a los chicos de Reserva que tienen contrato. Ya empezamos a hacer algunas averiguaciones para ocupar esos lugares vacantes.
¿Debido a este panorama se le dará más lugar a los más jóvenes?
Por la situación en la que estamos pasando, obviamente veremos la posibilidad de darles lugar a los chicos que están en la Reserva. Queremos que se fogueen, que vayan ganado roce. Pero no por eso dejaremos de buscar armar un equipo competitivo. No habrá descensos, pero seguirán los promedios. Hay que armar un buen equipo.
¿Cuál es la posición de Central Córdoba con respecto a los entrenamientos?
Como club vamos a acatar la decisión de la AFA, que es la que nos nuclea. Debemos de ser respetuosos de la decisión que tomen. Esto es una cuestión sanitaria. Viene de la mano con lo que diga Nación. La situación en Buenos Aires y Capital es complicada. Acá algunos muchachos salen a hacer sus entrenamientos, pero solos. No lo hacen ni en el club ni con el preparador físico presente. Ante la posibilidad de salir que hay acá, no lo dudan ni un minuto.
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