No hay dudas que el River Plate de 1986 marcó una época en el fútbol argentino. Con Héctor Veira como entrenador y un plantel plagado de estrellas y grandes nombres que pasaron por el club, el Millonario consiguió conquistar su primera Copa Libertadores y coronar un año de ensueño con la consagración en la Copa Intercontinental ante el Steaua de Bucarest en Japón.
Sin embargo, parece que la armonía y orden táctico que desplegaba el conjunto de Núñez dentro del campo en esa época era distinta a lo que ocurría en las concentraciones, no por el hecho de que hubiese mala relación entre los jugadores sino por el nivel exagerado de bromas y burlas que protagonizaban entre ellos.
De esta manera, quienes recordaron cómo actuaba ese grupo de futbolistas en su seno más íntimo fueron nada menos que Oscar Ruggeri y Pedro Troglio, dos piezas fundamentales de aquel elenco que conquistó el mundo a base de buen fútbol.
Lo primero que distinguieron ambos ex jugadores fue la existencia de dos grupos, por un lado el de “los mayores” conformado por nombres como Nery Pumpido, Nelsón Gutiérrez, Héctor Enrique y el propio Cabezón; y por el otro, el de “los pendejos” compuesto por Pipo Gorosito, Claudio Caniggia, Jorge Borelli, Rubén Gómez y el ex DT de Gimnasia.
Fue así que las anécdotas y vivencias no tardaron en reflotar en el programa 90 Minutos, de Fox Sports. “Las palizas que le pegábamos a este pendejito, ja”, comentó el campeón del mundo de 1986, dándole el pie a su colega, que comenzó a detallar lo que sucedía en el equipo conducido por el Bambino: “Yo estaba recién operado de peritonitis y venían a pegarme en la espalda. Ellos jugaban así, pero nosotros le dejábamos algunos premios en la cama. Se los dejábamos en los pies de la cama o adentro de la almohada. Como no les podíamos pegar les hacíamos eso”.
Ante la carcajada de todos los presentes, Ruggeri ahondó en los particulares métodos de diversión que tenían: “En vez de ir al baño, iban y te cagaban la cama. La concentración esa era criminal. Había que tratar de llegar bien al partido, si lo hacías, era un milagro. ¿Sabés los que hacían estos pendejitos? Si nosotros los grandes nos separábamos y nos íbamos a caminar solos por la concentración, te agarraban y te cagaban a palos entre todos. Entonces los grandes teníamos que estar siempre juntos, pero cuando agarrábamos a uno lo liquidábamos”.
Claro que aquellas acciones no eran lo más insólito que se desarrollaba en esas concentraciones. “Una vez se había puesto de moda las armas y todos los jugadores se compraron. Ruggeri no sabía ni para qué la compró pero la tenía igual. Venían todos encapuchados a las dos de la mañana y nos apuntaban en las camas cuando estábamos durmiendo. Era una locura eso. Hoy no podríamos convivir y esto sería terrible”, relató Troglio desde Tegucigalpa, donde actualmente dirige al Olimpia de Honduras.
Tanto el panelista de televisión como el estratega de 54 años coincidieron en que tal comportamiento no le gustaba a Veira, hasta que un día consiguieron que el DT abandone el lugar. “Una vez en carnaval, nos empezamos a tirar bombitas de agua adentro de la concentración, pero con vino. Y le tiraron una a un dirigente de River que tenía una camisa blanca. Ahí el Bambino se agarró una calentura terrible y se fue a la habitación, mientras todos estaban locos con las caras pintadas con corcho. El Bambino salió vestido de camisa blanca, pantalón, todo platinado y se fue enojado”, recordó Rulo.
Y Ruggeri añadió: “Dijo ‘esto no lo voy a permitir’ y nos dejó solos. Se fue de la concentración para irse de joda, ja. Al otro día le ganamos 4-1 a Independiente, les dimos un baile. Imaginate la concentración que venía, había que prepararse con armas. El primer día el Bambino nos reúne y nos dice ‘desde esta semana, 8.30 es el entrenamiento. A las 8.35 no le dan ropa a nadie que llegue más tarde. Se terminó’. Y el Bambino había salido, venía sin dormir. Terminó de hablar y le dijimos ‘dale, Bambino. Si vos fuiste así también, nosotros nos divertimos. Te prometemos que va a ser solo entre nosotros’ y dijo que no pasaba nada. Listo”.
Más allá de este racconto de historias, Ruggeri reconoció la unión que había en ese grupo, factor que fue determinante a la hora de conquistar tantos títulos importantes. “Estos pibitos nos daban eso que necesita un equipo, pero la verdad que nosotros siempre pensábamos en el grupo, no solo en los que jugaban. A tal punto que hasta el día de hoy tenemos un grupo de Whatsapp que nos decimos cosas y nos reímos mucho”, concluyó.
Seguí leyendo: