El día que Wembley aplaudió de pie a Maradona: a 40 años del “no gol” de Diego a Inglaterra, que sirvió como ensayo de su obra maestra en el Mundial 86

Fue un martes 13 cuando Diego Armando Maradona ensayó la mejor jugada de todos los tiempos. Pelusa, con 19 años, desparramó a cinco ingleses en pocos metros y definió de manera perfecta, pero no fue gol por esas cosas inexplicables de la vida. Los más supersticiosos dirán que fue por “mala suerte” y podrían tomar la fecha y el día para abonar esa teoría. Y el propio Diego podría ser uno de ellos, sino investiguen cuáles fueron las primeras “medidas” que llevó a cabo cuando apenas asumió como entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata para acabar con la “mufa” que el equipo venía soportando. Quizás, en su inconsciente, Maradona haya pensado: ‘¿por qué tenemos que jugar justo un martes 13?’.

Aunque esa magnífica maniobra no terminó en gol, quedó por siempre en la memoria de todos los amantes del buen fútbol. Porque Diego fabricó una idéntica jugada que seis años después, ante el mismo rival, pero en el estadio azteca, pasó a la inmortalidad como “el gol del siglo”. Sin embargo, muchos sostienen que esa memorable acción del 13 de mayo de 1980 es incluso superior (por la explosión y velocidad para apilar rivales con el perfil cambiado y en muy pocos metros) a la obra maestra que el capitán argentino realizó durante la Copa del Mundo de México 1986, en lo que fue el mejor gol de la historia de los mundiales.

Hoy, 13 de mayo de 2020, se cumplen 40 años del “no gol” de Diego Armando Maradona a Inglaterra. Fue en un amistoso que la selección argentina comandada por César Luis Menotti disputó en el mítico estadio Wembley, con derrota por 3 a 1 (David Johnson anotó en oportunidades para los ingleses y Daniel Passarella descontó de penal para la Albiceleste). Aquel día por “mala suerte” Diego no convirtió, pero los ingleses se pararon para aplaudir de pie a ese jovencito que venía de descollar en el Mundial juvenil de Japón 1979 y ya se erigía como el mejor de todos los tiempos.

El propio Maradona reconoció años más tarde qué fue lo que cambió para que en México 86 sí terminara en gol esa increíble jugada. “Definiste mal, le hubieras amagado, si el arquero ya estaba en el piso”, le dijo su hermano menor Hugo, con apenas 11 años, sobre la manera en que cerró la jugada. Diego ya había superado a cuatro rivales en pocos metros, y de frente al arquero Ray Clemence optó por definir cruzado.

“Fue una jugada linda y definí creo con lo mejor que tenía. Ahora si veo la jugada por TV pienso que tenía que haber enganchado para afuera y después haber tocado con derecha a la portería, pero en ese momento pensé que era lo mejor definir ahí y se me fue al lado del palo”, contó Maradona en ese entonces.

Aunque en un primer instante pensó que era la única manera de cerrar la acción, Pelusa recordó lo que le habían dicho y lo corrigió seis años después. Esta vez, tras superar a otros cuatro ingleses, sí aguantó la salida de Peter Shilton, a quien con un simple amago lo dejó despatarrado. Luego enganchó hacia afuera y definió con el arco a su merced.

“En esa jugada engancho siempre para adentro y me encuentro con Clemence que me sale y dije ‘yo aseguro’. La vi tan fácil... Era el gol de mi vida, en Wembley con toda la gente, con los ingleses, y digo la pucha. Cuando llego (al país) y mi hermano me dice: ‘con los ingleses tendrías que haber eludido para afuera y entrar con pelota y todo’. Mirá vos, en el Mundial me pasa eso y yo no veo la jugada, pero no arriesgo. Seguí derecho ante Shilton y con el que me venía cerrando dije: ‘me quiebra el tobillo, pero el gol no me lo saca’”, recordó Diego años más tarde en entrevista con ESPN.

El pequeño Hugo tuvo razón y Maradona así le marcó el segundo gol a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México 1986. Fue cuatro minutos después de La Mano de Dios y significó el primer triunfo ante los ingleses en las Copas del Mundo, en medio de un clima muy hostil y aún con aromas de la nefasta Guerra de Malvinas que se había desatado cuatro años antes.

Este hito que marcó Maradona en México 86 es historia conocida, pero qué mejor que recordarlo con el relato del propio Diego.

“Fue el gol soñado. Como dice el Negro Enrique, que me dejó solo. Me la da lejos del arco. Tengo la suerte de encarar y ver a los ingleses que no me podían agarrar, no podían llegar a la pelota. Cuando yo lo veo dudar a Fenwick le tiro la pelota adelante y él me quiere meter la mano, pero yo venía a 100 por hora, a mí no me paraba nadie. Cuando voy a patear, lo veo a Shilton que me tapa todo el arco, le amago, la juego cortita y Shilton queda despatarrado y la empujo. Siento una patada de Butcher en la derecha, en el tobillo, que me lo rompió, pero era tan grande la alegría del gol que no me dolió”.

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