Las increíbles y desconocidas anécdotas del paso de Maradona por Emiratos Árabes Unidos

Mucho antes de su retorno al fútbol argentino al frente de Gimnasia, de revolucionar México al mando de Dorados de Sinaloa o incluso de sorprender como presidente honorífico de un club de Bielorrusia, Diego Armando Maradona se puso el buzo de DT del Al Fujairah de los Emiratos Árabes Unidos a mediados de 2017 y decretó su vuelta al mundo de la pelota.

Tras poco más de cinco años desde su último trabajo en el Al Wasl FC, también de la liga emiratí, el Diez retomó su labor y recaló en el club de Dubai con el objetivo de ascenderlo a la Primera División del país. Fue allí que, al ubicarse en los puestos de arriba de la tabla al finalizar la primera parte de la temporada, el astro de Villa Fiorito decidió incorporar al argentino Danilo Carando para reforzar su plantel y así ir por el boleto a la máxima categoría.

A casi dos años de aquellas andanzas del campeón del mundo, el actual delantero del Cusco FC de Perú reveló las increíbles y desconocidas anécdotas que vivió junto a Diego en el país asiático. “La primera charla con Diego fue en el vestuario, vinieron el Negro Enrique y Luis Islas y me dicen que quería hablar conmigo. Me temblaba todo, ja. Entró al camarín y lo veo sentado ahí tomando mate. Se para, viene y me da un abrazo, me empezó a preguntar cómo estaba, con quién había ido y me dio la bienvenida. Yo me emocioné mucho, le di un abrazo fuerte y me quebré porque fue muy fuerte el impacto de verlo a Diego ahí. Me dijo ‘mirá, llegaste a un club que es lindo, importante, estamos segundos en el campeonato y faltan 15 partidos. Queremos ascender y te trajimos para que hagas goles. Podés ver que tengo 50 mil delanteros pero yo me quedé con vos por tus características’. Ahí se levanta, va a su armario y me trae una camiseta. Cuando la abre, decía ‘Carando’ y con la número '9′. Me dice ‘¿sabés lo que significa este número, no?’. Sí le digo...ja”, rememoró el jugador de 31 años sobre el primer encuentro que mantuvo frente al campeón del mundo de 1986, en diálogo con el medio Cultura del Gol.

Entre todos los acontecimientos que atravesó junto a Pelusa, hicieron que eligiese el más alocado y el cordobés no dudó en brindar detalles acerca del agónico triunfo que consiguieron ante el Al Hamriyah en condición de visitante. “En la previa, Diego decía que era un partido decisivo... y en el primer tiempo íbamos 2-0 abajo. Era tremendo. Un malestar en el vestuario había y entraron los jeques árabes como locos y querían imponer. Diego se calentó y les decía que dirijan ellos. Hasta que dice que acá las decisiones las tomaba él y que íbamos a dar vuelta el partido. Ahí se sienta al lado mío y me dice que los únicos que podíamos dar vuelta el partido era yo y el francés (Omar Kossoko). Entramos al segundo tiempo y hace un gol un compañero, 2-1. Faltaban 15 minutos, tiran un centro, cabeceó y gol, 2-2. Una locura, teníamos que ganar sí o sí. Último minuto, terminaba el partido, desborda el francés, me tira el centro al segundo palo, cabeceó y gol. No sabés lo que fue, una locura", expresó.

Claro que lo insólito ocurrió después, durante los festejos del plantel de Maradona. "Los árabes empezaron a tirar relojes adentro de la cancha. Estaba mi representante en la tribuna que me hacía señas y me gritaba para que agarrara los relojes. Yo no entendía nada, ja. Eso fue un sábado y volvimos a entrenar el lunes con Diego que tenía una felicidad tremenda. Esa semana fue muy linda”, añadió.

Otro hecho que a Carando le quedó gravado en su cabeza fue la parte humana con la que se encontró por parte de su entrenador y contó una historia que lo refleja. “Diego era muy solidario, muy generoso. Por partido ganado nos daban un premio y nos lo pagaban los lunes. Él venía y repartía su plata entre todos los trabajadores del club, al que limpia la cancha, al masajista, al que corta el pasto, a todos por igual. Era increíble. Una vez, el jeque nos prometió una plata por un partido y dijo que el martes la cobrábamos, era un monto importante. Llegó el día y no apareció por el club, entonces Diego estaba enojado porque a él le gustaba que cumpla. Veíamos la hora y no llegaba. No se cómo hizo, pero cuando terminó el entrenamiento nos dijo ‘muchachos, pasen por el camarín mío que esta el premio’. Lo puso de su bolsillo. Agarró un sobre y puso la plata de todos los jugadores y nos lo dio”, confesó.

“Tengo muchos compañeros que lo han tenido a Maradona de DT y lo que te genera él no te lo genera ningún otro jugador, ni Messi ni nadie. Maradona es Maradona. A mi me tocó disfrutarlo en su plenitud. Venía a la cancha y era hacer bromas, se ponía a jugar al fútbol con nosotros, nos enseñaba cosas muy lindas. Aprendí mucho con él. Muchas veces los periodistas se confunden y dicen que los que trabajan son los que están a su alrededor. Es mentira eso. Quieren ensuciar una imagen, y no es real. Está en cada detalle Maradona, obviamente después los que están con él tienen que trabajar también. Pero el protagonista es él”, concluyó el ex Unión de Santa Fe y Talleres de Córdoba.

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