Ricardo La Volpe volvió a hablar de su traumático paso como entrenador de Boca en 2006. El Bigotón reemplazó a Alfio Basile, quien renunció a su cargo para comandar los destinos de la selección argentina, y tomó un equipo que venía de conquistar los últimos cinco torneos, incluyendo nacionales e internacionales.
Pese a contar con un equipo que marchaba líder y con cuatro puntos de diferencia con su escolta, aquel Boca perdió las últimas dos fechas del torneo (con un punto se consagraba) y debió jugar una final con Estudiantes de La Plata para definir al campeón. Ese encuentro decisivo lo cayó por 2 a 1, lo que lo llevó a una renuncia indeclinable.
Ese paso de La Volpe por Boca llevó a múltiples interpretaciones: malas decisiones del entrenador, pésima relación con los referentes e internas en el vestuario. Con el tiempo, y por voces de los propios protagonistas, varias de estas conjeturas se fueron confirmando.
Este martes, el experimentado entrenador volvió a hablar de esa “mancha” en su carrera y contó algunos detalles desconocidos. Como por ejemplo, el momento exacto en el que se dio cuenta que no les llegaba a los referentes, nombró quiénes eran ellos y además reveló una discusión con un titular “que se sentía suplente”. Como cierre, La Volpe ponderó el juego del River de Marcelo Gallardo y fue muy duro con el histórico Boca de Bianchi.
Las frases más destacadas de Ricardo La Volpe en Radio La Red:
“Cuando terminó el primer tiempo con Lanús (última fecha en la Bombonera) pude decir un par de cosas y cuando vos hablas ahí sentís lo que está pasando, y yo consideré que el equipo tenía que poner más énfasis en la marca. Yo jugué al fútbol, sé cómo es, y creo que ahí me dio la sensación de que no podía llegarle a los referentes”.
“Yo no le llegaba al Cata (Díaz), con quien nunca hablé, pero tengo experiencia y dirigí la Copa Confederaciones, manejé cuatro años una Selección y creo que tengo una experiencia para decir ‘estos me bancan o estos no me bancan’ . Yo creo que a los referentes como Cata Díaz, Ibarra, Palermo, Delgado, Guillermo no les llegaba. Ahora, si me preguntan por qué, la verdad es que no sé en qué me equivoqué. Si yo como técnico no le llego a los referentes soy un burro, pero la verdad es que no me comporté mal. Quise tener diálogo porque por ejemplo con Gago, con Palacio, me llevé de maravilla, no tuve problema. Entonces no sé, tal vez entrenábamos de más. A veces es inexplicable”.
"Nunca pude sentarme a tomar un café con el Cata, con Ibarra o con Palermo para saber qué errores cometí. Si la gente se equivoca es lindo aprender, ya se había perdido el campeonato pero me hubiera gustado saber por qué no les pude llegar, por qué sentía que yo estaba en un lugar y ellos en otro”.
“Después de ese partido con Lanús (última fecha en la Bombonera) discutí con (José María) Calvo. Tenía mucha experiencia y no era fácil manejar un plantel. Tenía experiencia pero para mí se sentía ya un suplente. Cuando uno no pelea un puesto o no viene a reclamar por qué no juega, yo siento que ese jugador está conforme. Hablé con él y le pedí que marque al Laucha Acosta, un jugador muy importante, y sentí que no le llegaba. Después de eso ya no sé, hay jugadores que no sé si se ríen por nerviosismo o como que no les importa, y eso no me gustó porque veníamos de perder (ante Belgrano) un partido que tendríamos que haber ganado”.
“Cuando ponés un suplente que es del grupo está todo bien, pero los que no lo son quieren que pierdas a ver si echan al DT y el que viene lo pone”.
“Después del partido con Estudiantes no hablé con nadie. Fui a la oficina del presidente y presenté mi renuncia aunque tenía seis meses más de contrato, pero no quería nada más”.
“Me criticaron mucho por querer salir jugando de atrás, era como hablar en japonés. Lo que pasa es que había que trabajar horas y quizá yo ya notaba que el equipo no estaba para trabajar horas porque venían de ganar con otras formas”.
“Cuando nosotros llegamos a Boca, el gimnasio estaba cerrado. Increíble cuando el mundo hoy trabaja con la fuerza, con los ejercicios en los gimnasios”.
“Me acuerdo que un día quise entrar a jugar al fútbol tenis ¡y no me dejaron! Entonces yo decía, ‘pero estos pibes están locos’”.
“En mi manera de ver el fútbol me quedo con el River de Gallardo antes que con el Boca de Bianchi. Si yo tengo que ir a ver un partido no elijo al Atlético de Madrid, prefiero a la Juventus, al Barcelona o al Ajax. Si yo pago un boleto es para ver un espectáculo, no voy a ver fútbol por ver”.
“Pagaría una platea para ver al River de Gallardo antes que al Boca de Bianchi, no me va a gustar ese fútbol de Cagna-Serna-Traverso. Dejá, tres volantes que lo único que sabían era quitar. Si tenían que dar un pase de 10 metros se equivocaban, sólo daban pases de cinco metros”.
“¿Cómo ganaba ese Boca? Por penales y como siempre hizo: dos puntas buenos y Riquelme. Está perfecto, ganaron todo, pero no me gusta ese fútbol, no me gusta, no me llena. A mí me gusta el fútbol del River de Gallardo, que es moderno, creativo y que juega el buen fútbol”.
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