El escandaloso discurso de “superación” de la Hiena Barrios: “Yo me perdoné”

El boxeador volvió a brindar una entrevista y sorprendió con declaraciones sobre su nuevo estilo de vida, tras pasar por la cárcel por ser condenado por la muerte de una embarazada de 20 años en un choque en Mar del Plata.

Desde que fue dejado en libertad en 2017, poco se supo del boxeador Rodrigo Barrios. En 2018 volvió a la actividad al ganar una pelea de carácter oficial y en 2019 se subió dos veces más al ring, repitiendo resultado. Las últimas noticias alrededor de la Hiena trascendieron el 1º de enero de este año cuando fue víctima de un ataque en Córdoba, cuando un hombre lo apuñaló en la madrugada de Año Nuevo en un complejo de cabañas en Capilla del Monte.

Sin embargo, en medio de esta cuarentena obligatoria impuesta por el gobierno nacional a causa de la pandemia del coronavirus, el pugilista de 43 años decidió volver a la exposición y le brindó una entrevista vía Instagram al medio cordobés A la Vera del Ring. En la nota, desde su casa de Tigre, Barrios detalló cómo lleva su nueva vida después de la cárcel y sorprendió con un particular discurso.

“Estoy disfrutando de mi casa, de mi lugar. En comparación con la cárcel, esto de la cuarentena no tiene que ver con el lugar físico sino con el encuentro con uno mismo. Acá uno se encuentra con uno mismo y tiene que soportarse. Eso yo ya lo pasé, así que ahora disfruto”, comenzó su relato la Hiena al ser consultado acerca de su vida bajo el aislamiento obligatorio.

Y agregó: “En los tres combates que hice me sentí bien, fue algo divertido. Lo hago con amor y fue una linda experiencia poder volver a vivir esto. A mí me pasó lo siguiente, en el juicio que tuve en Mar del Plata por el accidente de tránsito, el abogado de la chica dueña del auto que embestí me dijo: ‘vos no vas a pelear nunca más, pibe’. Yo lo miré y le dije que mi mamá me había dicho que no iba a llegar a nada, ja. Imaginate que después de estas tres peleas me gustaría verlo, saludarlo y decirle que no hay nada imposible, lo pude concretar. No son palabras ajenas las que a uno lo frenan, sino uno mismo”.

Cabe recordar que el 24 de enero de 2010, la Hiena chocó su camioneta contra un Renault 147 que estaba estacionado, en Mar del Plata. Este segundo vehículo arrolló y le provocó la muerte a Yamila González, de 20 años y embarazada de seis meses. Barrios huyó de la escena del crimen a toda velocidad y en contramano, dándose a la fuga y entregándose unas horas más tarde a la Policía.

Pese a que en los análisis de sangre no se encontraron rastros de alcohol o cocaína, en abril de 2012 fue condenado a cuatro años de prisión efectiva por homicidio culposo. Sin embargo, 22 días después, Barrios pagó una fianza de 200.000 pesos argentinos y se fue del penal de Campana, adonde había sido alojado. En 2014 volvió a ser detenido, recuperando la libertad en 2017.

Además, Barrios aseguró que está “pasando el mejor momento de su vida”. “Estoy encontrando equilibrio, estoy yendo al psiquiatra. Estoy agradecido de haber podido vivir la vida que tuve con mis hijos, pero más agradecido estoy de poder contarlo. Mi Dios es Oscar, mi psiquiatra. Es el Reverendo Alegría”, sostuvo el pelador que alcanzó el título mundial de la OMB en la categoría Superpluma en 2005.

Otro de los pilares en los que se apoyó la Hiena para describir su nueva vida fue en Dios: “Con respecto a la religión, estoy muy defraudado. No creo en la Iglesia ni en los sanadores. Pienso que yo le doy el diezmo a la vida, a veces me pasan cosas que digo, bueno, esto es lo que tengo que dar. Yo hablo con Dios y le pido. Cuando estaba en la cárcel me acordé de un capitulo de la Biblia del Libro de Job. Él había perdido todo por un pacto entre Dios y el Diablo. Él, postrado en una cama, muriéndose, enfrentó a su mujer cuando ésta le dijo ‘¿por qué seguís rogando por ese Dios, mirá cómo te dejó’?. ‘Si disfruté de lo bueno, voy a padecer de lo malo’, dijo él. Ahí me pude relajar y disfrutar de la cárcel. Me replanteé por qué llegué hasta ese punto”.

Yo me perdoné, porque para seguir hay que perdonarse. Me sentía muy culpable por el momento que le hice pasar a mis hijos, lo sentía como una mochila aunque los amo con locura. Hice cosas públicamente de las que no quedaron bien vistos mis hijos. Yo les pido perdón todos los días. También le pedí perdón a Dios y me perdonó. Aprendí que si Dios mandó a Jesús para que pagara por nuestros pecados y yo pasé dos años y tres meses en la cárcel, ya no tengo más pecados. Estoy limpio”, concluyó.

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